Te quiero

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Los 5 días restantes la pasamos comprando recuerdos en las tiendas y dándole una última visita a nuestros sitios preferidos. Había apagado el móvil  y se lo había entregado a Edward para evitar cualquier llamada de Athan.

Mamá había llamado a Athan mientras estuve inconsciente. Cuando regresamos a casa nos dimos cuenta de que la casa que estaba justo al lado de la nuestra había sido alquilada.

El señor Apolinar hace 1 mes se había mudado y le había colocado un letrero de: Se vende o se Alquila. Con su teléfono debajo. Subí mi maleta a mi cuarto y me dispuse a desempacar.

 Coloque los peses en su pecera y les eche de comer. Me cambie de ropa por un pijama, solté mi pelo e hice en él una cola de caballo. Escuche unos suaves golpes, abrí las cortinas.

Athan estaba fuera de mi ventana. Articulo un ‘’Ábreme’’ con sus labios. Lo pensé por unos segundos. Afuera empezó a llover. ‘’Por favor’’ susurro.

Abrí la pequeña ventana de cristal y lo ayude halándolo dentro, serramos la ventana para que no entrara la lluvia y luego serramos las cortinas.

— Souložit.

— ¿Qué dijiste?

—Joder en checo.

—Ah.

—Preciosa, lo siento, en realidad no quise decirte eso. Estaba muy enfadado…

—Te portaste como un idiota.

—Lo sé, lo siento.

— ¿Cómo subiste hasta esa ventana? ¡Pudiste haber muerto!

—Fue un poco difícil… hay una ventana en mi cuarto que queta frente a esta.

— ¿De qué hablas?

—Pelee con el señor que nos rentaba nuestra antigua casa y nos hecho, así que mis padres tuvieron que comprar la casa junto a la tuya. Adivina de quien fue la idea…

—Tuya, me imagino.

— ¡Exacto! También elegí ese cuarto por la ventana, así podre colarme…

— ¿Cómo dices? ¡Colarte! Si mi padre te encuentra aquí te romperá su bate de beisbol en la cabeza…

—Lo sé. Bonito pijama, ¿Hello Kity? Y eso que hablas de Bod…

— ¡Soy chica! Me lucen más estas cosas…

— ¿Segura?

— ¿Allison? ¿Hay alguien ahí? —grito mamá.

— ¡No! Tengo a Athan en alta voz.

—Ah, está bien.

—Eres una mentirosa. —dijo Athan sonriéndome.

—Shh, calla. ¿Iras mañana a la escuela?

—Claro, no puedo faltar. Soy el futuro del país.

—Casi viene navidad, ¿te irás a Irlanda? —dije abrazándolo.

<< ¿Ya lo perdone? ¡A la mierda el perdón! Es imposible estar enojada con este tonto. >>

—Seguramente…

—Oh.

—Sí, lo sé. Realmente quiero pasarla contigo.

—Lo mismo pienso.

—Hablare con mis padres, tal vez cambien de opinión.

—Eso espero.

El teléfono de Athan empezó a sonar, lo saco de su bolsillo trasero y contesto.

— ¿Mamá? —espero unos segundos—.Claro, si, ya voy.

— ¿Era Berget?

—Sí, dice que tiene tres horas buscándome y quiere saber donde estoy. También me ha regañado por no estar a la hora de la cena. Tengo que irme.

—Entiendo—. Athan tomo mi rostro en sus manos.

—Allison, te quiero. Te he traído el anillo, ¿lo recuerdas?

***

Cuando estaba terminando mi desayuno a la mañana siguiente, mamá fue a abrir la puerta puesto que habían tocado el timbre, me sorprendí cuando Athan entro con mamá a la cocina.

—Bien, desde hoy te llevo yo a la escuela. —dijo sonriendo.

Edward en cambio prefirió irse con Dervila puesto que según el con Athan estaríamos demasiado empalagosos.

— ¿Qué hiciste mientras yo estaba de viaje?

—Estuve yendo al gimnasio como puedes darte cuenta. —dijo mostrando sus músculos. —Y estuve pasando tiempo con la abuela.

—Eso es genial, tu abuelita me cae bien.

— ¡¿Enserio?! Me odia también a papá, dice que somos los chicos del mal.

— ¿Por qué?

—Cabello negro, ojos grises… No nos odia simplemente disfruta molestarnos.

—Que genial.

—Sí, le encanta golpearnos con su bastón.

—Sí, pego a tu papá cuando estuve en tu antigua casa.

—No me sorprende, hablando de todo, aun le debes una cena a mis padres.

—Oh, ni me acordaba.

— ¿Qué tal este viernes?

— ¿Este viernes?

—Sí.

—Está bien.

En la escuela Dervila no dejaba de hablar sobre Oliver y su extraño comportamiento, según Dervila… Oliver estaba cansado de ella y no la quería ver ni en pintura. Entonces decidí hablar un poco con Oliver y según él la extraña es Dervila.

 Al final pude lograr que ambos salieran a tomar un helado después de la escuela. Cuando salimos Athan me llevo a casa, me vestí con mi uniforme y me marche a la tienda.

Estaba hojeando una revista de moda cuando la campanita sonó, al principio pensé que era Athan pero luego me di cuenta de que no era él. Un chico de aproximadamente 20 años entro a la tienda.

Me aseguré de que mi gas pimienta estuviera en mi bolsillo por si las moscas. El chico se acerco a los juegos de mesa y tomo un Domino para luego acercarse a mí y ponerlo en el mostrador.

—Aquí tienes. —dijo pasándome los billetes.

—Gracias por tu compra.

La campanita volvió a sonar, esta vez sí era Athan.

—Gracias, preciosa. —dijo el chico mientras se marchaba.

— ¿Es mi imaginación o ese chico estaba coqueteándole a mi novia?

— ¿Vas para el gimnasio?

—Sí, vine a dejar en tus labios uno que otro beso para que no me extrañes tanto.

—Bien, ¿y donde están?

—Aquí.

La campana sonó de nuevo.

–Qué asco. —Murmuro Edward—. ¿Pueden dejar de besarse en público?

—No estamos en público, además, tú has entrado en la tienda.

—Bueno, solo he venido por mis lentes 3D, se me han olvidado aquí. —miro en todos lados y luego los encontró justo al lado de mi revista. —Gracias.

—Sera mejor que me vaya. —dijo Athan sonriéndome.

—Anda, ve a ponerte en forma, delgaducho.

— ¿Delgaducho? Nena, este hombre tiene más músculos que la Roca. —Edw rodo los ojos.

—Sueñas.

Enamorados de Athan McLoughlinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora