Jack Morrison

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Jack había sido el mejor amigo de Edward desde que ambos usaban pañales, Jack es un chico muy divertido y alegre. Siempre busca meterse en problemas y le encanta coquetearles a TODAS  las chicas.

—Hola, muñeca. —dice Jack cuando él y Edward aparecen en la tienda.

— ¿Qué hacen aquí? ¿No que estabas castigado?

—Mamá me envió a buscar un trapeador nuevo para así ponerme por fin a hacer la limpieza profunda en la casa.

—Ohh, bien, toma uno de esos…

—Bien, Allison, ¿tienes algo que hacer mañana en la noche?

— ¡Jack! Tienes 15 años.

— ¿Y?

—Yo 17…

— ¿Y?

—En pocas palabras amigo… —dice Edw sonriendo. —No saldrá con un niño.

— ¡¿Niño?! —pregunta Jack indignado—. ¡Soy un hombre! Mírame.

—Amigo, que te haya salido un pelo en el pecho no significa que ya eres un hombre.

— ¡¿De qué estás hablando!? ¡Edward era un secreto! No tenías porque decirle a tu hermana lo de Edd.

— ¿Edd? ¡Le pusiste nombre!

— ¡Deja de reírte! 

— ¿Cuál es tu problema? Solo bromeo…

— ¡Mi problema es que nunca te tomas nada enserio! ¡Estas envidioso de mi pelo en el pecho! El cual tú no tienes.

— ¡¿Qué!? Yo no necesito un estúpido pelo en el pecho para sentirme más hombre o que se yo. ¡Eres un tonto!

—Pues déjame decirte que este tonto se arrepiente de muchas cosas.

—Así, ¿Cómo cuales? ¿Nuestra amistad por ejemplo?

— ¡No! Imbécil, de eso nunca. ¡Anna me beso ayer y me arrepiento de haberme dejado llevar!

— ¿Qué dijiste? —chillo Edward furioso—. ¡Es mi novia! ¿Cómo pudiste?

En este punto de su conversación mi mirada iba de uno al otro, una señora que había estado observando unos gatos de cerámica se marcho evitando todo el griterío.

— ¡Realmente lo siento! Ella…

— ¡Ella nada! Lárgate de aquí perro infeliz si no quieres que te parta la cara.

—Edward… toma, te escribí esta carta explicándote lo que sucedi…

— ¡QUE TE LARGES!

—Lo siento, amigo… —dijo mientras dejaba la carta en el mostrador. –Además, no me iré hasta que me escuches…

—Pues me largo yo. ¡Ojala y te mueras, mal amigo! ¡Y no estás invitado al campamento Tisdale!

— ¡Edward, es tu amigo! —grito intentando tranquilizarlo. Jack sale detrás de Edward. Observo como mi hermano cruza la calle y todo sucede en unos segundos;

Un motorista pasa por ahí a toda velocidad.

Edward esta en el medio.

Jack lo empuja.

El motorista atropella a Jack.

— ¡DIOS MIO, JACK, EDWARD! —grito mientras corro a su encuentro.

— ¡Allison, Jack, amigo! No me dejes, Dios mío. Allison, ayúdame. No  quiero que muera. —Lloraba Edward abrazando a un Jack inconsciente.

Tomo mi teléfono y llamo a una ambulancia, muchas personas se acercan curiosas al lugar. El motorista no se ha hecho gran cosa por su casco, así que se ha marchado sin verificar si Jack está bien o no.

—Jack te quiero, no me dejes. Eres mi mejor amigo. ¡Eres mi hermano, Jack! Eres fuerte… Yo…yo… ¡Jack! Allison no respira. —Lloriquea Edward.

—Dios mío, la ambulancia viene en camino. Edward…

—Allison es mi culpa, yo lo mate. Le desee la muerte, enserio, no me importa Anna, Jack. Puedo olvidarla puedes quedarte con ella pero no me dejes, Jack. No me dejes, ¿Quién me acompañara en mis locuras? ¡Prometiste que celebraríamos los 16 juntos, Jack!

—Edward es inútil, Jack está muerto. —digo entre lagrimas.

—No, no, no puedes morir amigo.

          ***

—Edward…Son las 11. Anda, levántate. Tenemos que ir al cementerio y luego a la iglesia…

—No, me niego a ir. No puedo. Es demasiado. No puedo verlo en un ataúd, me niego a creer que está muerto, el no puede morir.

—Hermanito, todo saldrá bien. No te preocupes, Jack era un buen chico y ahora está en un mejor lugar… Anda, ve a vestirte.

Edward no probo ni un bocado del desayuno, habíamos faltado a la escuela para ir al entierro y luego a la misa en honor a Jack. En el entierro estaban los compañeros de Edward y Jack, estaban sus profesores, familiares, conocidos y algunos de mi escuela.

Después de darle el último adiós a Jack nos marchamos a la iglesia.

—Edward… ¿Quieres decir algunas palabras? —pregunta el padre. Ya han subido algunos familiares y amigos de Jack a dar algunas palabras.

—La vida es increíblemente hermosa y más cuando pasas tus años de vida con la persona que mas quieres en el mundo. Jack era solo un chico, un amigo, un hermano. Jack no ha muerto señores, el está en mi corazón y en el de todos. Me siento como la mierda y sinceramente estoy deseando despertar de esta horrenda pesadilla. Aun no me creo que mi hermano es ese el que acabamos de sepultar. Pero todo pasa por algo y si tu Jack me estas escuchando en este momento quiero que sepas que te quiero y que nunca encontrare a nadie como tú. Más que amigo, un hermano.

Edward se seco las lágrimas con la manga del abrigo, no había dejado de llorar desde la tarde de ayer. Tomo su asiento a mi lado. La mamá de Jack lloraba desconsoladamente en el primer banco junto a su esposo.

—Sera mejor que lo saquemos de aquí. —susurro papá en mi oído. Asentí para luego besar la cabellera rubia de Edward.

—Vamos a casa, campeón.

—Quiero morirme.

—Edward, no digas eso…

—Enserio.

—Oye, ¿Dónde está Miseria?

— ¡Miseria! Oh, el pobre gatito debe de estar muriendo de hambre.

— ¿Qué tal si vamos a casa a alimentarlo?

—Está bien…

Enamorados de Athan McLoughlinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora