Capítulo 31

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Despierto en una cama de hospital. El miedo crece. Mierda, otra vez no. Cierro los ojos, los aprieto, deseando que todo esto sea un sueño. Abro los ojos, Esteban está a mi lado, tiene un aspecto terrible. Acaricia mis nudillos.

—¿Cuánto llevó aquí?

—Un día, un maldito día—Al oírme hablar, se relaja un poco—Cuando te vi desmayado, creí qué mi mundo se iría abajo, pensé lo peor. Tengo miedo de perderte—Su voz es débil.

—¿Y Erick?—Se tensa al oír aquel nombre.

—En el hospital. Mi ira se apoderó de mi y no pude evitarlo.

—Esteban, arriesgas tu trabajo, el es alumno de la escuela en la que trabajas, Podrías ir a la Carcel.

—No pude controlarme, le rompí una costilla y le abrí la mejilla. Perdóname Pequeño, soy un maldito monstruo—Sus manos tiemblan, sus ojos se ponen rojos, está a punto de estallar—Tenia unas inmensas ganas de matarlo, el té provoco esto—Toca mi mejilla. Siento entumecida toda la cara—También daño tu costilla. Es un puto loco de mierda. Se lo merecía.

—no quiero que vallas a prisión por el.

—No iré, como dice ese refrán antaño, Con dinero baila el perro, el tenia las de perder, por encontrase drogado, su familia no pondrá cargos en mi contra, page para que no llevaran a Erick a la carcel, a parte le di dinero a la familia, para mantenerlos lejos y callados.

—Eres perverso Esteban.

—Solo hago lo necesario para protegerte.

—Entonces ¿No irás a prisión?

—Al parecer, no.

Me tranquilizo un poco.

—Aunque todo lo que hiciste no estuvo bien, golpearlo y luego pagarle a su familia.

—Se que no estuvo bien. Las personas hacemos cosas inmorales por la gente que queremos.

—Lo se.

—Perdóname, pero tenía que salvarte, no fue la manera correcta, pero tampoco pude controlarme. La ira se apoderó de mi, Mierda tenía miedo.

—Oh Esteban, Te Quiero.

Me mira. Procesa toda la información, no puede creer mis palabras. Pero es la verdad, en tan poco tiempo que nos conocemos, hubo atracción y conexión. Lo quiero muchísimo, más de lo que soy capaz de aceptar.

—¿Qué dijiste?.

—Te Quiero. Te quiero mucho Esteban.

—No sabes lo que dices, Pequeño.

Claro que lo se, estoy consciente de lo que digo. Y te quiero. ¿Tú no?

—Más de lo que creí querer a alguien—Toma mi mano, la acaricia y besa mis nudillos—Nunca nadie me había dicho que me quiere.

—¿Nadie?

—Absolutamente Nadie.

—¿Tú mama? ¿Andrea? ¿Isaac?

—Por lo que veo, alguien no entiende la palabra "Nadie", Lamentable mente mi personalidad fría y mi carácter fuerte, alejaba a las personas.

—Pues yo te quiero y mucho.

—Yo también lo hago, muchísimo.

—Esteban, ¿Mi madre ya sabe que estoy aquí?

—Claro que lo sabe, me dijo de lo que me iba a morir y luego me dio las gracias.

Sonrió.

—¿En serio? ¿Donde esta?

—le dije que fuera a casa para descansar, al principio se negó, pero logre convencerla. Tú padre no sabe que estás aquí—Nadie se niega a las órdenes de Esteban.

Mierda. La que me va a armar mi padre cuando regrese.

—Tuvimos que inventar un campamento de una semana.

«¿Una semana?»

—¿El trabajo? ¿Fuiste a trabajar?

—No, no podía permitirme ese lujo, tú salud esta primero que todo. Pedí una semana de incapacidad.

—Esteban, tienes que trabajar, por mi estás perdiendo dinero y productividad

—No me interesa—Se acerca y me da un beso rápido en los labios—Por cierto, saliendo del hospital tendrás que quedarte lo que resta de la semana en mi casa, hasta el domingo por la noche. Se supone que estás en un "Campamento"

—Eres alguien muy, muy listo. Te admiro—Pongo mi mano sobre la suya—¿Qué pasa con la escuela?

—Tú madre llamó, también Tienes incapacidad. Voy a tener el honor de cuidarte.

—Esa idea me agrada bastante.

Trato de moverme, un gran dolor cruza de mi estomaga hasta mi sien. Hago una mueca de dolor. Esteban se preocupa.

—Nada de moverte, Pequeño.

                                —•—
Mi madre quedó sorprendida ante la bellísima casa de Esteban. No podía parar de decir lo elegante y bello que era todo. Se encargó de dejarme sano y salvo en la cada de Esteban. El comentario que dijo antes de irse hizo mi día.
Estamos en el umbral de la casa de Esteban.Mi madre se acerca a mi oído y susurra.

—Esteban es un buen partido, no lo dejes ir, aparte es increíblemente guapo—me besa la mejilla y se va.

Sonrió como tonto al escucharlo. Jamás creí que mi mamá se convirtiera en mi cómplice con un chico. Sin duda la amo mas que a nada. Esteban se pide detrás de mi y pasa sus manos por mi cintura.

—Tienes una madre grandiosa, me cae Excelente. Debes sentirte orgulloso de alguien como ella.

—Lo estoy, en varios aspectos.

Besa mi sien.

—¿Tienes Hambre?

—Mucha.

—Comemos algo y vamos a la cama, tienes que estar en reposo absoluto para que tu costilla se recupere.

—Dudo estar en reposo, estando solo tú  y yo, en una habitación, no solo una habitación, una casa completa.

—Nada de juegos, Pequeño, tu salud me importa mucho más. El doctor dijo que tenías que estar en reposo, entonces así será.

—¿Ni un poco de juegos?—Digo divertido.

—No lo se, vamos a comer algo, me muero de hambre.

Vamos a la cocina, prepara bistec con Ensalada, está buenísimo, la comida del hospital no de compara con esto. Sabe a gloria.

—Insisto, eres un cocinero excelente.

—Y usted es alguien con poco gusto culinario.

Volteo los ojos.

—Puede ser—Me levanto, empieza a darme un dolor de cabeza intenso—Ya vengo, tengo que ir al baño.

—Te espero.

Salgo corriendo al baño, mojo mi rostro, esto no ayudará, pero no tengo nada mejor que hacer, no quiero preocupar a Esteban. Me miro en el espejo, Tengo un aspecto de la mierda, tengo un corte en la mejilla izquierda, mi ojo izquierdo está morado. Estoy del asco, es increíble como al tan solo llevar dos Días con Esteban y ya me hallan hecho mierda por culpa de Isaac.

Placer Entre Lineas: Todo De Mi #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora