Capítulo 42

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Nos encontramos en un lindo restaurante de mariscos. Nunca he sido fan de la comida Del Mar, pero esta está siendo exquisita.

—Esto era Justo lo que necesitaba—Dice Esteban mientras se mete un bocado de langosta.

—¿Una langosta?

Sonríe. (Quitando los días oscuros, Esteban a estado muy sonriente. Eso me agrada)

—No, salir de vacaciones.

—¿Y Inglaterra? ¿Italia?

—No fueron unas vacaciones como tal. Pasar tiempo en el Psicólogo, tomar tranquilizantes, Pensar en tu estado de salud y visitar a mi madre, no son como tal unas vacaciones.

—¿En Verdad?

—Si, no visite ningún lugar, Era del Psicólogo al departamento, del departamento a la casa de mi madre, De la casa de mi madre a México. Era todo un caos.

Sonrió. Viajaba desde el otro lado del mundo para ver mi estado de salud.

—Te entiendo.

Terminamos de comer y salimos del restaurante. Caminamos tomados de la mano por las hermosas calles de Cancún, algunas personas nos miran mal, otras murmuran, Y yo solo pongo cara de «Si, Este chico que está a mi lado, con cara y porte de súper modelo, Es mi Novio.»
Platicamos de cosas triviales, llegamos a la casa rentada. Salimos a la "Terraza" donde está la piscina. Abrimos la puertecita de madera. Salimos a la costa. Descalzos, nuestros pies en contacto con la fina y blanca arena. Sol, palmeras, arena. Pasamos por la orilla Del Mar, las olas borran las huellas que dejamos al caminar, la Brisa hace aletear nuestras camisas. Mis pies se estremecen al sentir por primera vez el agua de mar cubriéndolos. Camino un poco más halla de la orilla, hasta que el mar cubre mis rodillas. Es una sensación relajante, el agua cristalina me hace sentir en el paraíso, pasó mis manos por la espuma de mar, la brisa mueve mi cabello, cierro los ojos, me dejo llevar por este tobogán de sensaciones, conectando con la naturaleza.
Nos tumbamos en la Arena, frente al mar, miramos el atardecer. Me recargo en su hombro, entrelazo mi mano con la suya.

—Te quiero, Esteban.

—Te quiero, Abraham.

Aprieta más mi mano contra la suya. Nos levantamos, seguimos caminando por la costa. Tomados de la mano. Nos detenemos a la orilla Del Mar, Justo cuando el sol está por ocultarse, El mar moja nuestros pies, Esteban se inclina, me toma por la cintura. El cielo se torna rojizo, naranja, morado. Acerca sus labios a los míos, es cálido, tierno. Me fascina. La brisa ondula nuestro entorno. Me siento Libre. Increíblemente libre y feliz, lo que siempre quise sentir, ahora lo tengo. Esto es estar en el cielo. El sol desaparece bajo el mar, dando paso a la luna, todo se oscurece. Regresamos tomados de la mano a casa. Estoy completamente satisfecho, Feliz y despreocupado. Entramos a la casa, el aire cambia, la energía entre nosotros se torna electrizante, agitada. Subimos a la habitación, Está se encuentra iluminada solo por la luz de la luna. Nos sentamos al borde de la cama. Nos miramos en silencio. A pesar de no decir nada, lo decimos todo. Desliza lentamente su dedo índice por mi mejilla, bajo la mirada, llega a mi barbilla, me hace sentir un leve cosquilleo. Siento una gran conexión junto a él, mi vello se eriza con su contacto. Yo también paso lentamente mi mano por su mejilla, a pesar de la oscuridad, puedo ver el color de sus ojos, brillando, mueve su cabeza en mi mano, como hacen algunos gatos cuando los acaricias. Acerco mi cabeza a su cuello, aspiro su olor, su respiración cambia, ahora es agitada, mi cercanía lo provoca.  Pasó mi aliento por su cuello, me acerco mucho más, besándolo. El Cierra los ojos, disfruta del contacto de mis labios contra su piel. Sigo besándolo, bajo a su clavícula. Se estremece. Desabrocho su camisa, un botón a la vez. Cuando e terminado, se la quito con delicadeza. Dejando al descubierto su Perfecto torso, «Dios jamás lo he visto hacer ejercicio, ¿Como mantendrá esta espectacular figura?» bajo mis besos, ahora en su pecho, llego a su pezon, lo meto a mi boca, jugueteó con el, lo muerdo y lo lamo. El suelta pequeños y varoniles gemidos. Vuelvo hasta su barbilla, coloco pequeños besos hasta llegar a su boca. El me recibe encantado. Pone sus manos en mi espalda. Dejamos de besarnos. Nos miramos. Hablando sin hablar, tocándonos sin hacerlo, Parece una conexión espiritual, algo más halla, no entiendo como puedo sentir todo esto, con tan solo verlo, es extrasensorial, surrealista. Nos colocamos al centro de la cama, me coloco entre sus rodillas. Pasó mis manos por debajo de sus axilas, abrazándolo, recorriendo su espalda, recargó mi cabeza en su hombro. El acaricia mi cabello, aspiro su olor. Quita con delicadeza mi playera. Nuestros torsos desnudos se rozan, me causa una especie de escalofrío, marca círculos con su dedo índice. Lo miro, lleva su dedo índice a mi sien, traza círculos imaginario, baja a mis mejillas, al sentirlo se sonrojan, llega a mis labios, los recorre con su dedo, es una sensación erotica, introduce un poco su dedo a mi boca, lo beso, lo saca y sigue su recorrido. Me gusta todo lo que me hace sentir con tan solo tocarme, con tan solo mirarme.
La luz de la luna inundando la habitación, le da un toque de pasión al momento. Está siendo un momento íntimo, más Halla de lo sexual. Solo somos el y yo. Nada más. No hay extras, solo estamos el y yo, tocándonos sin morbo, solo con cariño, con pasión, más Halla de todas las cosas, una experiencia totalmente distinta.
Acerca su nariz a mi cuello, Aspira, tiemblo de placer, me doy una idea de lo que piensa. «Me encanta su olor» a mi igual me encanta el suyo, Alguna vez leí que el amor y la atracción no se daba por los ojos, si no por la nariz, al oler las feromonas, sentir su aroma, decides si es el amor de tu vida o no. Supongo que eso pasa con nosotros.

—Me encanta, Profesor.

Placer Entre Lineas: Todo De Mi #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora