Capítulo 37

3.6K 328 16
                                    

Mi pobre chico, abusado en su infancia, sin que nadie le creyera o lo ayudara. Lloro descontrolado.

—No puedo creer  que  nadie te escuchará. Yo te creo, y estoy aquí para apoyarte, ir contigo a terapia. Estar para todo lo que necesites.

Limpio sus lágrimas. Hoy está más vulnerable. Me mira.

—Odio llorar, detesto ser débil... lo detesto.

—No Esteban, no eres débil, eres la persona mas fuerte que conozco.

—No lo soy—Vuelve a derramar lágrimas—Mierda, Lo vez, no lo soy.

—Si lo eres—Beso su frente—Cariño, Eres Muy fuerte.

Me abraza, sus brazos me aprietan fuerte contra el.

—Gracias por estar conmigo. Tú me creíste, tú sigues aquí, no como Isaac o mis padres, tú no me dejaste.

—Yo no soy como ellos, yo te quiero de verdad.

—Yo igual lo hago.

Me levanto. Tomo su mano.

—Ven, necesitas descansar.

Se levanta, vamos tomados de la mano a su habitación. Está agotado, relatar su historia lo a dejado exhausto y lo entiendo. Se pone el pijama, espera sentado en el borde de la cama a que yo me ponga el mío. Me observa. Cuando termino de vestirme regreso con el a la cama. Nos acostamos, lo beso y pasó mis manos por su cintura. Se relaja. Cierra los ojos y queda dormido casi al instante. Lo miro dormir, se ve tan angelical, despreocupado, sin ningún monstruo acechándolo en sus adentros. Esteban, quien lo diría, detrás de esa fachada dura e intelectual, hay un tipo triste, solo y vulnerable, pero es así como nos protegemos del mundo, armando una máscara alterna a lo que en verdad somos, o lo qué hay en nuestro interior. Me quedo pensando en todo lo que Esteban me contó, todo ese dolor que sufrió, la impotencia que sintió porque no le creyeron, los golpes que sufrió, los traumas que vivió. Lloro en silencio, pobre de mi chico. Acaricio despacio su mejilla, se mueve, dice algo entre sueños que no acabo de comprender. Cierro los ojos, intentando dormir.n

                                —•—
Estamos desayunando en la barra de la cocina. Esteban está más tranquilo que ayer, regreso a ser el mismo que antes. Eso me alegra y me disgusta.

—¿Quieres más café?—Me mira.

—Por favor—Le sonrió.

Me sirve café. Doy un sorbo, me relaja, Hace tanto tiempo que no tomaba café, pase de tener una adición a no tener nada. Termino el desayuno. Sigue mirándome.

—Ven, tenemos que revisar las cámaras de seguridad de la entrada y del jardín trasero.

Se me revuelve el estómago. No estoy preparado para saber si Isaac estaba aquí, adecuándome, encontrando el mejor momento para salir y clavarme un cuchillo en la espalda. Vamos a su despachó. Las piernas me tiemblan. Esteban saca la MacBook, revisa algunos archivos y de pronto, la entrada y el jardín aparecen en la pantalla. Lo miro nervioso. Esteban retrocede las cámaras, Nada. Mi teléfono vibra sobre mi pierna. Otra vez no mierda.

"JAJA, No encontrarán nada, Pobre Par de Pendejos"

Oh no, Isaac hijo de puta, debería dejar de jodernos. Esteban sigue retrocediendo, llega hasta el día que Erick me dio la paliza de mi vida, deja que se reproduzca todo lo qué pasó ese día; Esteban saliendo de su casa con mi sudadera rosa en las manos «Cierto, la olvide ese día, puede que halla salido a alcanzarme para devolvérmela» la cámara sigue, avanza más rápido la cámara, hasta que en la entrada aparece la señora que ayuda a Esteban con las tareas del hogar. Llevar un maletín. Entra. Minutos después (Que en tiempo real fueron dos horas) vuelve a salir, se mira nerviosa. ¿Abra dejado alguna cámara?

—No lo puedo creer. Ella tenía el día libre, no tenía porque haber venido. Ella tuvo que haber seguido órdenes de Isaac y dejar alguna cámara, que apuesto todo a que la coloco aquí.

Yo lo miro impactado. ¿La señora Oliva cómplice de Isaac? No lo creo.
Esteban comienza a buscar histéricamente por todo su despacho; abre cajones, mueve cajas, revuelve libros, hasta que en lo alto de el librero que está en su despacho, encuentra una pequeña cámara de vigilancia, estaba escondida entre el montón de enciclopedias. Estaban está más que enojado. Mira la cámara.

—No te atrevas a volvernos a Espiar Hijo de Puta—Grita hacia la cámara.

La estrella contra el suelo, Lugo, violentamente, cae su pie contra ella, la hace añicos. Está agitado, una y otra vez, su pie contra la cámara, una y otra, una y otra. Se tira al suelo, pone sus manos en su cabello, sus ojos están rojos.

—¿Porque no puede dejarnos en paz?

Me pongo junto a él. Abrazándolo.

—No lo se Esteban, no lo se.

—No lo puedo creer, que después de todos estos años, Oliva me halla dado la espalda. Halla puesto en riesgo mi privacidad por Isaac.—Respira frustrado—Esto no se queda así, Hoy mismo se queda sin trabajo.

Mi celular vuelve a vibrar.

"Por lo visto no son tan idiotas. Esa cámara me costó un ojo de la cara, pero no importa, valió la pena ver la reacción de Esteban al ver la foto que yo mismo mande a colocar en su escritorio, al igual que la cámara, sabría que tú saldrías en cualquier momento, Erick estaría ahí esperándote, decepcionado de ti, un poco drogado entonces te daría la paliza de tu vida, también supe que Esteban te seguiría, entonces, ese sería el momento indicado en que la sirvienta colocará mi plan, y se llevará acabo. Ese fue un gran día para mi. También fue una gloria ver la reacción de Esteban al ver la foto, JAJA, pobrecito, lo violaron y nadie le creyó"

Hijo de puta, Hijo de puta, Hijo de puta. Isaac es un cabrón loco de mierda.

—Mandaré a poner más seguridad, y me encargaré de Isaac, ese maldito loco de mierda me las va a pagar. No lo voy a dejar así.

—Haz todo lo que creas necesario para alejarlo. Esta loco de remate.

Me siento agotado. Esto no está siendo una semana de reposo.

Placer Entre Lineas: Todo De Mi #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora