Capítulo 2

8.4K 268 18
                                    

Estefany... ¿qué hace ella aquí? Al parecer, a ella tampoco le agrada verme aquí. Se levanta de su asiento y se acerca. Yo restándole importancia, busco un lugar donde sentarme y ella termina sentándose a mi lado, lanzándome una mirada intensa.

— Hola, ¿cómo has estado? — digo tratando de ser amable.

— Bien, ¿y tú? ¿Qué haces aquí? — pregunta con curiosidad.

— Lo mismo que tú, aparentemente. Buscando oportunidades — respondo tratando de ser paciente.

— Entonces, ¿viniste por el trabajo o para intentar conquistar al guapo del director, al igual que con Jonathan? — pregunta. (Aclaración: Jonathan es un ex novio de ambas, pero las cosas no son como ella dice).

— ¡Vamos, no digas tonterías! ¿Aún no superas a Jonathan? Además, las cosas no fueron como las pintas. Ya te he dicho antes, él me buscó a mí. Tal vez se cansó de alguien como tú.

— Bueno, no tanto, porque volvió a buscarme y se dio cuenta de que soy mucho mejor que tú. ¿Cómo explicas que, cuando te dejó, corrió a mis brazos?

— No necesito explicarte nada. Me quiero lo suficiente como para saber cuándo alejarme de las personas. No me dejó, fui yo quien decidió terminar.

Estefany simplemente da la vuelta, dándome la espalda. Le resto importancia y decido ignorarla. Dirijo mi atención al número que me dio la recepcionista: el 13. Después de un rato, se abre la puerta y sale una chica bastante simpática.

— El número 13, por favor, pase — dice y vuelve a entrar.

Me levanto de mi asiento y caminó hacia la oficina. Al entrar, me quedo boquiabierta al darme cuenta de lo enorme que es. Observo todo con incredulidad mientras avanzo. Me acerco a unos sillones que están frente al escritorio y la chica me hace una señal para que tome asiento. Ella hace lo mismo en una enorme silla giratoria.

Los nervios y la emoción se mezclan mientras me siento. La oficina parece tener vida propia con papeles por aquí y allá, pero todo tiene una especie de orden caótico que le da un toque único. La chica, con una sonrisa amigable, me mira esperando que diga algo. Me preparo para lo que viene, tratando de aparentar más calma de la que realmente siento.

Al parecer, nota un poco mi nerviosismo y ella rompe el hielo empezando a hablar.

— Hola, mi nombre es Paula González, un gusto conocerte — dice extendiendo su mano. En ese momento, recuerdo que no he mencionado mi nombre.

— Mi nombre es Sofía Evans, el gusto es mío — digo tomando su mano.

— Muy bien, Sofía. Yo seré la encargada de llevar a cabo la entrevista, ya que el señor Woodley, el CEO de la empresa, no se encuentra en la ciudad en este momento — explica Paula con una sonrisa.

— Perfecto, estoy lista — respondo con una sonrisa, tratando de mostrar confianza a pesar de los nervios.

La entrevista fue bastante estándar, con esas preguntas de siempre sobre mi vida y experiencia laboral en otras empresas, entre otras cosas. Pasó todo tan rápido; no es que tenga un currículum lleno de experiencias impresionantes. Paula siempre fue amable y muy profesional durante toda la charla. Cuando terminó con las preguntas, simplemente me dijo que me contactaría. La verdad, estoy cruzando los dedos para conseguir este empleo.

— Muy bien, Sofía, te llamaremos si quedas seleccionada — dice Paula con una sonrisa.

— Agradezco mucho la oportunidad. Estoy a tu disposición y espero haber dejado una buena impresión — le sonrío amablemente.

— Te aseguro que la impresión fue más que positiva. ¿Te importaría si tomamos un café algún día, sin importar el resultado de esta entrevista? Me pareces alguien agradable e interesante — me propone Paula.

— Por supuesto, estaré encantada. Contáctame cuando quieras pasar un buen rato — me despido y salgo de la oficina.

Me encamino hacia el ascensor, haciendo caso omiso a la fastidiosa cara de Estefany. Al salir de la empresa, llamó a un taxi y le doy la dirección de casa. Durante el trayecto, no puedo evitar repasar mentalmente la entrevista y pensar en cómo habrá salido.

Finalmente, llego a casa y al entrar, me encuentro con una escena inusual. Lisa está sentada en el sofá, sumergida en su serie favorita. Me sorprende un poco porque no suele estar en casa a esta hora.

— ¿Y tú qué haces aquí? No se supone que estés en el trabajo — le pregunto, algo curiosa.

— Salimos temprano y como fuiste a la entrevista, no quise molestarte. Ahora ven aquí y cuéntame todo — dice, palmeando el lugar vacío en el sofá.

Me siento y le cuento todo sobre la entrevista, desde la lujosa oficina hasta la propuesta de tomar café con Paula. Pero luego recuerdo algo y decido preguntarle sobre Estefany, hasta donde yo recuerdo ellas no se llevaban bien.

— Oye, ¿recuerdas a Estefany? — pregunto.

— Mmm, sí, ¿por? — responde después de pensar un poco.

— Pues me la encontré en la entrevista y la verdad, la conversación no fue tan buena. Ya sabes cómo es Estefany, siempre con esa actitud retadora — digo, rascándome la parte de atrás de la cabeza.

— ¿Cómo? ¿Qué te dijo? — le cuento todo a detalle.

Después de un buen rato echando el cuento sobre todo lo que pasó, decidí acomodarme un poco más en el sofá. Lisa, sin inmutarse, siguió pegada a su serie como si nada. La tarde se pasó muy rápido, y la verdad es que después de la tensión de la entrevista, estar ahí con Lisa me hacía sentir más relajada.

— Oye, Castiel me invitó a ir a un club, pero no quiero ir sola. Vamos —dice y pone carita de perrito.

La verdad es que no me apetece mucho salir de fiesta, pero le había prometido a Lisa que saldríamos a festejar una vez que hiciera la entrevista, así que no me queda más remedio que aceptar.

— Ya sabes que no puedo resistirme a esa cara. Bueno, vale, vamos. Además, te prometí salir contigo — me doy por vencida y acepto, aunque, como ya he dicho, no es que me entusiasme mucho eso de ir a antros o clubes.

— ¡Gracias! Te veo aquí en una hora —grita y sale corriendo a su habitación.

De vuelta en mi habitación, me enfrento al dilema de elegir el atuendo perfecto para la noche. Después de revisar mi armario, opto por un vestido plateado corto que siempre me hace sentir bien. Complemento el conjunto con unos tacones del mismo color, pero esta vez decido ir por la opción más cómoda, ya que no quiero terminar la noche con las piernas adoloridas.

Mientras me preparo, decido darle un toque casual pero elegante a mi maquillaje, adaptándolo a mi estilo nocturno. La sutil sombra plateada resalta mis ojos, y un toque de labial rojo completa el look. Estoy lista para la noche, aunque en el fondo sigo pensando que preferiría estar en casa.

Castiel nos recogió después de un rato y terminamos en un club con un ambiente genial. Toda la noche la pasamos bailando y divirtiéndonos. A las 2:00 de la mañana, regresamos a casa. Después de quitarme el maquillaje y ponerme el pijama, me fui directo a la cama. Sé que mañana amaneceré con resaca y con una pinta horrible. ¡Pero al menos la noche estuvo increíble!

Me desperté con el molesto sonido de mi celular. Sin siquiera mirar quién llamaba, lo tomé y contesté.

— ¿Diga? — respondo aún medio dormida.

-------------------------------------------

¡Hola! ¿Cómo están? Espero que estén bien. Si están disfrutando de la historia, les agradecería mucho su apoyo con un voto. Nos seguimos leyendo. ¡Saludos!


Propuesta Laboral © Where stories live. Discover now