Capítulo 7

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Al día siguiente, mientras me alistaba para ir al trabajo, revisé mi teléfono y me sorprendió recibir un mensaje de texto de alguien a quien no esperaba escuchar hacía mucho tiempo.

El mensaje decía:

"¡Hola Sofi!

Espero que estés bien. Me alegra saber que estás de vuelta en Colombia sana y salva. Mamá me comentó sobre tu visita y me emocionó mucho escuchar sobre tus logros en el trabajo. Debo decir que estoy muy orgullosa de ti.

A pesar de que hemos estado un poco distanciadas últimamente, quiero que sepas que siempre estás en mi mente y en mi corazón. La vida nos ha mantenido ocupadas y no hemos tenido mucho tiempo para hablar, pero eso no significa que no me importes.

¿Qué te parece si hacemos una videollamada en algún momento que nos acomode a ambas? Me encantaría ponernos al día y pasar un rato juntas, aunque sea virtualmente.

Con cariño,

Olivia"

Mientras leía el mensaje, una mezcla de emociones me invadió. Por un lado, me emocionaba la idea de tener la oportunidad de reconectar con Olivia después de tanto tiempo. Por otro lado, sentía un poco de nostalgia por los buenos momentos que habíamos compartido juntas en el pasado.

Decidí aceptar la propuesta de Olivia y le respondí con entusiasmo, diciendo que estaría encantada de hacer una videollamada. Le propuse algunas opciones de horario y esperé con ansias su respuesta, con la mente llena de pensamientos sobre el reencuentro que tendríamos, aunque fuera a través de una pantalla.

Después de responder el mensaje de Olivia con entusiasmo, me apresuré a terminar de prepararme para el trabajo. Aunque la idea de la videollamada ocupaba mis pensamientos, tenía que concentrarme en las tareas del día.

En la oficina, todo transcurría con normalidad hasta que vi a mi jefe aparecer en la puerta de mi cubículo. Su expresión fruncida y su gesto serio no presagiaban nada bueno. Con un nudo en el estómago, me pidió que lo siguiera a su despacho.

Tratando de disimular mi nerviosismo, me levanté de mi silla y lo seguí hasta su oficina. Mientras caminábamos por el pasillo, mi mente empezó a divagar, tratando de encontrar una explicación para esta reunión inesperada.

Una vez dentro de su despacho, mi jefe cerró la puerta tras de mí y se sentó detrás de su escritorio. Me indicó con un gesto que tomara asiento frente a él, y lo hice con el corazón latiendo con fuerza en el pecho.

— Señorita Evans, necesito hablar con usted sobre algo importante — empezó, su voz grave añadiendo un toque de gravedad al ambiente.

Asentí con cautela, esperando a escuchar qué tenía que decir. Una sensación de inquietud se apoderaba de mí mientras me preparaba para lo peor.

— Voy a perder la presidencia de la empresa, necesito que ordene los portafolios con la información de las últimas reuniones — dijo, su tono revelando una mezcla de frustración y resignación.

Mi corazón dio un vuelco ante sus palabras. La noticia era impactante y difícil de procesar. ¿Cómo podía ser que mi jefe estuviera a punto de perder su posición en la empresa? ¿Qué implicaciones tendría para el futuro de todos nosotros?

Traté de mantener la compostura mientras absorbía la información. Ordenar los portafolios parecía ser la menor de mis preocupaciones en ese momento, pero entendía la importancia de seguir adelante con las tareas asignadas, incluso en medio de la incertidumbre.

— Entiendo, señor. Haré todo lo posible para asegurarme de que los portafolios estén listos lo antes posible — respondí, tratando de ocultar mi sorpresa y preocupación bajo una capa de profesionalismo.

Propuesta Laboral © Where stories live. Discover now