El día comenzó con un aire diferente. Laura y Valentina estaban tan emocionadas por el plan que casi no me dejaron tiempo para pensar. Yo, por mi parte, traté de dejar de lado los nervios y simplemente seguirles el ritmo. Después de todo, era una buena oportunidad para integrarme un poco más con ellas.
Tomamos uno de los autos de Fernando, y Laura fue la que se encargó de manejar. El viaje hasta el centro comercial fue bastante tranquilo, con Valentina charlando animada sobre todo lo que queríamos hacer una vez llegáramos.
Al llegar al centro comercial, Laura estacionó el coche y nos bajamos. El lugar era enorme, con tiendas de todo tipo y un montón de opciones para elegir. Valentina, como siempre, no perdió tiempo y nos guió rápidamente hacia su tienda favorita.
— ¡Aquí es donde siempre encuentro cosas geniales! —dijo, casi saltando de emoción.
Entramos en la tienda, que tenía un montón de ropa moderna y colorida. Valentina comenzó a sacar prendas de inmediato, mientras Laura me sonreía y me preguntaba qué tipo de ropa me gustaba más.
La verdad, no tenía ni idea de qué estaba buscando, pero la idea de probarme cosas diferentes comenzó a entusiasmarme. Valentina, claro, no perdió tiempo en ofrecerme sus sugerencias y en darme su opinión sobre lo que me quedaba mejor.
— Este vestido te va a quedar increíble, Sofía —dijo, mostrándome un vestido brillante de color rojo.
Me sentí un poco fuera de lugar, pero no podía evitar reírme al ver lo emocionada que estaba Valentina. Laura, por su parte, estaba más tranquila, buscando algo que realmente me hiciera sentir cómoda.
Al final, terminé con un par de vestidos en los brazos y un par de blusas que Laura insistió en que probara. Valentina seguía añadiendo cosas como si tuviéramos todo el día para probarnos ropa, pero la verdad es que su entusiasmo era contagioso.
— ¡Ándale, pruébate todo! —dijo, empujándome suavemente hacia los probadores mientras me daba una sonrisa enorme.
Dentro del probador, me miré al espejo mientras me ponía el primer vestido. Era bonito, más atrevido de lo que usualmente usaría, pero debo admitir que me quedaba bien. Cuando salí para mostrárselos, Valentina aplaudió como si estuviera viendo un desfile de moda, y Laura sonrió con orgullo.
— Te ves preciosa, Sofía —dijo Laura, con esa calma que siempre la caracteriza.
Después de algunas rondas más de cambios, risas y comentarios, salimos de la tienda cargadas de bolsas. Para mi sorpresa, Laura insistió en pagar por todo, diciendo que era su regalo de bienvenida.
— No se aceptan protestas —dijo firmemente cuando intenté rebatir.
A continuación, fuimos a un pequeño café dentro del centro comercial. Era acogedor, con mesas de madera y un aroma a café recién hecho que te envolvía. Nos sentamos junto a una ventana que daba al bullicioso pasillo principal, y pedimos capuchinos y algunos postres.
— Cuéntanos, Sofía, ¿qué hacías antes de conocer a Fernando? —preguntó Laura con curiosidad, mientras le daba un sorbo a su café.
Tragué saliva, tratando de pensar rápido. Tenía que ser cuidadosa con lo que decía para que nada sonara sospechoso.
— Pues, trabajaba como asistente en una empresa —respondí con una sonrisa—. Siempre he sido muy organizada, así que creo que eso me ayudó a conseguir el puesto.
Laura asintió, satisfecha con mi respuesta, y Valentina comenzó a hablar de sus clases de arte. Aproveché el cambio de tema para relajarme un poco.
Después del café, seguimos explorando algunas tiendas más, aunque esta vez solo mirábamos y bromeábamos entre nosotras. La relación con Laura y Valentina se sentía más natural, como si poco a poco fuera encajando en esta nueva realidad.
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Propuesta Laboral ©
RomanceTras graduarme en secretariado ejecutivo, decidí dar un giro a mi vida y mudarme de Madrid a Medellín, Colombia, en busca de nuevas oportunidades. Sin embargo, la realidad me golpeó cuando descubrí que encontrar trabajo no era tan sencillo como me h...