Capítulo 11

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Cuando el señor Woodley y yo llegamos a su casa, la sensación de nerviosismo me invadió de nuevo. Ya había estado allí antes, pero no de la forma más tranquila ni agradable. Esta vez, sin embargo, el propósito era diferente: conocer a su familia.

El señor Woodley salió del coche primero y, sin mucho rodeo, me ofreció una mano para ayudarme a bajar. — Vamos, señorita Evans, no hay de qué preocuparse. — Su tono era tan relajado que traté de seguir su ejemplo.

Me acerqué a la puerta de la mansión, y justo cuando pensaba que todo iría bien, la puerta se abrió, revelando a una mujer de mediana edad con una gran sonrisa. Era la misma mujer que nos había recibido aquella noche.

— Qué alegría que ya están aquí, los están esperando en la terraza. En un momento estará lista la cena. — Mencionó Cristina, la ama de llaves, simpática como siempre.

— Vamos, señorita Evans. — Pensé que seríamos un poco más informales, pero tal vez se le había olvidado ese detalle. Él notó mi expresión y sonrió. — Tranquila, Cristina sabe todo sobre el matrimonio.

Me sentí un poco más tranquila al escuchar sus palabras, aunque no pude evitar preguntarme hasta qué punto había compartido detalles sobre nuestra situación. No era que me sintiera incómoda, pero me preocupaba un poco lo que la gente pudiera pensar, especialmente Cristina, quien parecía tan cercana y confiable.

— Bueno, entonces, ¿a dónde vamos exactamente? — pregunté, intentando mantener la calma mientras lo seguía por el pasillo.

Fernando me miró de reojo sin detener su paso. — A la terraza. Mis padres están allí. Es un lugar más relajado para que todos se sientan cómodos.

Al llegar a la terraza, me encontré con un espacio amplio y moderno. El deck de madera se extendía alrededor de una piscina iluminada, con muebles elegantes dispuestos estratégicamente. Las luces suaves realzaban la vegetación cuidadosamente colocada, creando un ambiente acogedor y sofisticado. Varias personas estaban sentadas en los cómodos sofás y sillones, conversando relajadamente mientras disfrutaban del entorno.

— Sofía, ellos son mis padres, Andrés y Laura. — Fernando me presentó mientras nos acercábamos a un grupo que estaba sentado cerca de la piscina. Su voz, aunque tranquila, transmitía la importancia del momento.

— Encantada de conocerlos. — Dije con una sonrisa, aunque sentía los nervios creciendo dentro de mí. El ambiente era relajado, pero no podía evitar sentir que todas las miradas se enfocaban en mí.

— El gusto es nuestro, Sofía. — Laura, la madre de Fernando, me sonrió con calidez. — Fernando nos ha hablado mucho de ti.

Su comentario me tomó por sorpresa, pero decidí no pensar demasiado en ello. Andrés, el padre de Fernando, me dirigió una sonrisa igualmente cordial, dándome la bienvenida con su mirada afable.

— Es un placer conocerte —dijo Andrés, su tono amable y reservado, similar al de su hijo. Sin embargo, su simpatía me ayudó a sentirme un poco más relajada.

Fernando señaló hacia una chica y un chico que conversaban cerca de una mesa auxiliar con bebidas. — Ellos son mis hermanos menores.

Ambos tenían un gran parecido con Fernando, y al observarlos más de cerca, comprendí de dónde había heredado sus rasgos llamativos.

— Hola, mucho gusto. — La chica, con una sonrisa cálida, extendió su mano hacia mí. — Soy Valentina, y él es Luca.

Luca, su hermano, me sonrió de manera discreta pero amigable. La presencia de la familia de Fernando era imponente, y aunque me sentía un poco intimidada, me esforcé por mantener la compostura.

Propuesta Laboral ©Where stories live. Discover now