Capitulo 5

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Han pasado tres meses desde que empecé a trabajar en esta empresa y, después de aquel incidente en el bar, la vida ha vuelto a la normalidad, al menos en lo laboral. Mis días transcurren entre informes, reuniones y alguna que otra anécdota graciosa con Lisa.

En cuanto a Leo, la conexión que alguna vez sentí parece haberse desvanecido por completo. Aunque de vez en cuando aún percibo su mirada, la tensión entre nosotros es innegable. Intentamos quedar para tomar algo hace unas semanas, pero de un momento a otro canceló y desde entonces su actitud hacia mí ha sido distante. Quizá sea el momento de aceptar que las cosas entre nosotros no son lo que pensaba. Tal vez, lo mejor sea mantener cierta distancia y dejar que el tiempo aclare las cosas. En fin, así van las cosas en mi vida laboral y sentimental.

La actitud del señor Woodley últimamente me resulta más imponente de lo habitual. Aunque es común verlo con una expresión seria, siento que algo le molesta, o quizás sea solo mi imaginación. Después de tres meses trabajando aquí, aún no logro entender por completo sus actitudes. Su gesto hace que mantener una sonrisa en el trabajo sea más complicado. A veces, la tentación de decirle algunas palabras fuertes es grande, pero rápidamente recuerdo que es mi jefe y me contengo. No quiero arriesgar mi puesto por mis impulsos. La clave está en resistir la tentación y aprender a lidiar con sus estados de ánimo sin perder la compostura.

Aquí estoy, tumbada en mi cama, con el móvil en la mano. Al ser fin de semana, Lisa está con su familia. Al analizarlo, me doy cuenta de lo monótona que se ha vuelto mi vida. Solía pasar mis fines de semana viendo películas con Lisa y saliendo en citas con Leo, pero ahora ninguno de los dos está. La sensación de soledad se vuelve más pronunciada.

Me acomodo en la cama y dejo que un suspiro escape lentamente. La idea de tener un día para mí suena tentadora, alejarme de las preocupaciones que me han herido y que aún rondan mi mente. Considero la posibilidad de enviarle un mensaje a Leo, quizás intentar hablar y resolver las cosas. Pero al analizarlo más profundamente, me doy cuenta de que lo nuestro no era precisamente amor, sino más bien una especie de rutina.A pesar de eso, no puedo evitar añorar esos días de risas y tonterías compartidas, sus bromas tontas que solían arrancarme risas. Aunque también sé que es hora de aceptar que es momento de seguir adelante.

Decido romper con esta actitud nostálgica que me envuelve. Me levanto de la cama con determinación y me preparo para salir. Quizás lo que necesito es un cambio de aires y consentirme un poco. Una cita conmigo misma podría ser la solución.

Me dirijo al armario, elijo cuidadosamente un atuendo que me haga sentir bien y me aplico un toque de maquillaje para realzar mi estado de ánimo. Salgo de casa con una sonrisa decidida en el rostro, lista para explorar lo que la ciudad tiene para ofrecerme hoy. A veces, el mejor compañero para una cita es uno mismo.

Caminando por la bulliciosa calle, me siento viva y libre. Me propongo explorar algunas tiendas que siempre he querido visitar. La brisa fresca acaricia mi rostro mientras camino por la ciudad, disfrutando del ambiente animado y de la libertad de decidir mi propio destino.

Entró en una tienda de ropa, y dejó que mi instinto de compradora tome el control. Pruebo algunas prendas que llaman mi atención y elijo algunas que me hacen sentir segura y hermosa. Cada elección es un pequeño paso hacia recuperar mi confianza y recordarme a mí misma que merezco momentos de felicidad.

Después de una tarde de compras, decido buscar un lugar acogedor para disfrutar de una buena comida. Elijo un pequeño café con encanto y me siento en una mesa junto a la ventana. Pido mi platillo favorito y me sumerjo en la tranquilidad del momento, disfrutando de la comida y la soledad en un sentido reconfortante.

Mientras saboreo cada bocado, reflexiono sobre la importancia de cuidarme a mí misma y recordar que merezco momentos de felicidad. Esta cita conmigo misma me está ayudando a redescubrir mi propia compañía y a apreciar la belleza de estar sola sin sentirme sola.

Propuesta Laboral © Where stories live. Discover now