Capítulo 6

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Toqué el timbre con una mezcla de nerviosismo y emoción. Después de unos segundos que me parecieron interminables, la puerta se abrió lentamente y mi madre apareció en el umbral. Sus ojos se iluminaron al verme y una sonrisa radiante se formó en su rostro.

— ¡Oh, querida, qué sorpresa tan maravillosa! — exclamó mi madre, abriéndome los brazos para recibirme en un cálido abrazo —. ¿Qué te trae por aquí?

— Hola, mamá. Solo quería hacer una visita sorpresa. He estado en Madrid por trabajo y pensé que sería una buena oportunidad para verlos — respondí, devolviendo el abrazo con cariño.

Mi madre me miró con ternura antes de guiarme hacia el interior de la casa. El familiar aroma a comida casera y las risas provenientes del salón me llenaron de nostalgia y alegría.

— ¡David, mira quién está aquí! — anunció mi madre mientras avanzábamos hacia el salón.

Mi padre, que estaba sentado frente al televisor, se levantó de inmediato al escuchar nuestra voz. Sin embargo, en lugar de mostrar una expresión de alegría, su rostro se endureció y su ceño se frunció.

— ¿Pero qué...? — comenzó a decir, antes de que mi madre lo interrumpiera emocionada.

— Es nuestra hija, ¿no ves? ¡Ha venido a visitarnos!

La expresión de mi padre cambió apenas un poco, pero pude percibir la tensión en su mirada cuando se acercó para saludarme.

— Hola, hija — respondió él con voz neutra, apenas devolviendo el saludo.

— Hola, papá — respondí, sintiendo un nudo en la garganta mientras intentaba mantener la compostura.

Al verlo de pie frente a mí, apenas devolviendo el saludo con una voz neutra, una oleada de emociones encontradas me invadió. Había esperado este momento durante tanto tiempo, anhelando un abrazo reconfortante que disipara la distancia entre nosotros. Pero su actitud fría y distante sólo alimentaba la brecha que se había formado entre padre e hija.

Mi corazón se hundió al darme cuenta de que las expectativas que había albergado en mi mente no se cumplirían. Sabía que nuestra relación no era la mejor, que nuestras diferencias y conflictos del pasado habían dejado heridas difíciles de sanar. Sin embargo, una parte de mí aún ansiaba esa conexión, ese gesto de amor y aceptación que siempre había deseado de mi padre.

Intenté ocultar mi decepción detrás de una sonrisa forzada, pero la sensación de rechazo se hacía cada vez más intensa. A pesar de todo, decidí dar un paso adelante y ofrecerle un abrazo, esperando que eso pudiera romper el hielo entre nosotros.

Extendí mis brazos hacia él, pero antes de que pudiera completar el gesto, noté cómo se tensaba ligeramente, como si el contacto físico fuera una carga para él. Su reacción fue suficiente para detenerme en seco, haciendo que mis brazos cayeran lentamente a mi lado.

— Supongo que estoy aquí para visitar a mamá y a Emily — dije, tratando de disimular mi desilusión bajo un tono casual —. Tal vez debería ir a saludarlas.

Con esas palabras, me di la vuelta y me dirigí hacia donde mi madre y mi hermana menor estaban reunidas en la sala. Mi corazón pesaba con el peso de la realidad: la distancia entre mi padre y yo era más grande de lo que había imaginado, y tal vez nunca encontraríamos la manera de superarla.

— Hija, ¿te están enviando fuera del país tan pronto? — preguntó, su tono llevaba consigo una mezcla de sorpresa y preocupación —. Creí que tu trabajo sería más bien de oficina, ¿no?

— Sí, mamá, es un poco inesperado, pero soy la asistente personal del presidente de la empresa y quieren que participe en estas reuniones importantes — respondí, tratando de explicarle la situación mientras compartimos un vaso de té en la acogedora sala de estar.

Propuesta Laboral © Where stories live. Discover now