Destinado a amarte | SeHo (M-preg)

Capítulo 33: Celos.

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Las cosas no iban precisamente mal en la residencia Oh, pero JunMyeon mentiría si dijese que iban de maravilla.

Sabía perfectamente que a SeHun le tomaría tiempo volver a la normalidad (si es que algún día lo hacía), pero no podía evitar desesperarse ante su actitud tan indiferente.

Era siempre él quien tenía que iniciar las conversaciones, y muchas de las veces sus charlas terminaban con SeHun preguntándole si él sabía cómo y porque había terminado con LuHan.

JunMyeon solamente suspiraba, cansado ante el inmenso interés que SeHun seguía teniendo por el chino. Había cosas más importantes de las que podían hablar, había mejores maneras de pasar el tiempo, pero a pesar de que SeHun había aceptado darle una oportunidad, en realidad no parecía que lo estuviese haciendo.

Un día no pudo aguantarlo más, y en cuánto SeHun volvió a preguntarle por LuHan JunMyeon explotó:

—¿Sabes? Estoy realmente cansado, si tanto te interesa LuHan, llámalo. Llámalo y pregúntale, no, exígele una explicación. Yo no tengo porque tratar de explicarte y hacerte entender que fue lo que pasó entre ustedes. A mí no me interesa en absoluto. Y lo sé, sé que no puedes recordar nada. Sé que LuHan es tu pasado y tu presente, ¡pero yo soy tu futuro! Espero que pronto puedas darte cuenta de eso, y espero que cuando lo hagas no sea demasiado tarde.

SeHun no le respondió nada, y esa fue la última vez en la que se atrevió a preguntarle por LuHan.

El único motivo por el que JunMyeon no consideraba que las cosas iban mal, era el hecho de que SeHun había continuado hablándole al bebé.

Le daba los buenos días y las buenas noches, y en una ocasión incluso le leyó un cuento antes de dormir. A JunMyeon se le aceleraba el corazón cada vez que lo hacía, le ardía la piel cada vez que SeHun posaba una de sus manos encima de su abultado vientre, pero un nudo se formaba en su garganta súbitamente una vez que SeHun retiraba la mano y solo le daba un frío buenas noches antes de irse a dormir al sofá.

El fin de semana estaba muy cerca, su cita con el Dr. Lee estaba a la vuelta de la esquina, y JunMyeon estaba tanto emocionado como preocupado. Le emocionaba escuchar lo que el Dr. Lee tenía para decirle respecto a su bebé, pero le preocupaba que SeHun no quisiera acompañarlo.

Sí, quizá SeHun había aceptado hablarle al bebé, y quizá había continuado haciéndolo, pero JunMyeon no quería esperanzarse demasiado.

Aun y si SeHun aceptaba acompañarlo a su cita, sabía perfectamente que no sería como sus citas anteriores. Sabía que SeHun no lo tomaría de la mano, que no se le llenarían los ojos de lágrimas al ver la imagen de durazno en la pantalla, y que no se comportaría como un loco poseso cuando el Dr. Lee le levantara la camiseta.

JunMyeon le había prometido a SeHun que, si no lograba recordarlo, o enamorarse de él de nuevo después de que el bebé naciera, desaparecería de su vida.

Pero conforme los días avanzaban y SeHun seguía estancado, JunMyeon sentía que el tiempo se le venía encima y estaba a punto de perderlo todo.

En serio se arrepentía de haberle hecho aquella promesa.

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Cuando JunMyeon se despierta no se sorprende en absoluto al no encontrar a SeHun en la habitación.

SeHun es usualmente el primero en despertarse, y lo primero que hace es salir de la habitación para tomar el desayuno.

JunMyeon sabe que ya no debe esperar el desayuno en la cama y un dulce beso de buenos días, lo sabe perfectamente, pero su corazón es tan necio y siempre vive esperanzado.