Día número 6

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Pareja: Bunny y Blitz.

6.

–Bunny, lo único que estás causando es que todos se rindan– gritó Blitz–. Da de tu asquerosa parte para salir de esta porquería, estoy harto de verte de esta manera.

–¿Que quieres que haga? Estoy cansada de decir gracias, orar, orar, ir a ese putrido lugar, ver la cara de pena de todos, ya estoy harta Blitz. Todos me miran mal cuando llego. Yo en ningún momento les pedí ayudarme, no entiendo porqué al llegar todos creen tener la obligación de ir a ayudarme.

–No es pena Bunny...

–No seas hipócrita, Blitz. Tú los ves. Ves sus caras. Estás siempre ahí, cuando todos me miran de esa manera. ¿Por qué no lo aceptas?– le gritó.

–¡Porque no es así, Bunny! ¡Todos te queremos! ¡Nadie te tiene pena!

–No seas imbécil Blitz. Soy una carga. Con razón solo fui una falla.

–¿¡Te estás escuchando, por Dios!?

–Tonto violeta... No todas las personas son buenas, debes entenderlo.

–Vi...

–Ya basta. Suficiente tengo con estar así por el resto de mi vida, déjame de molestar.

–¡No, joder, no! Tú no eres una falla, y mucho menos una carga. Si tú no existieras tus hermanas no podrían seguir vivas...

Yo no sabría lo que es amar

pensó el joven. No podía seguir escuchando a su amiga sentirse tan poca cosa, cuando para él ella era lo más hermoso que habían visto sus ojos.

–Blitz– gritó enojada– ¡Ya basta! Deja de querer hacerme sentir bien. Soy una estúpida carga, que lo mejor que habría pasado es que no haya nacido, o mejor dicho que nunca haya sido creada en un estúpido laboratorio. No merezco nada de lo que tengo, no soy lo suficientemente buena para nada y...

–¿¡Sabes qué Bunny!? ¡Sí eres una carga!– gritó él, soltando la silla de ruedas– Ya estoy harto de llevarte a todos lados, escuchar cómo te lamentas de ti misma, hacer como que soy tu amigo, porque no lo soy. No quiero serlo. ¡Estoy harto de esto!– gritó– Eres una falla– susurró–. No eres más que nadie.

Bunny cerró los ojos.

>>Eres una chiquilla. Y lamento lo que te voy a decir, pero eres una inmadura. ¡No sé por qué diablos tú me gustabas!– se tapó la boca. Había dicho de más. La había hecho sentir mal. Solo había dicho mentiras.

–Lo sabía– murmuró–. Sabía que tú tampoco me querías...– se quedó callada mirando al suelo. De pronto lo miró a los ojos–, creo que en verdad quería creer que, al menos tú, me querías... Violeta, no te preocupes por mí. Hoy mismo me iré de aquí y no volverás a verme.

Una pequeña lágrima apareció, pero ella la sacó tan rápido que él no se dió cuenta.

–Lamento... Haber sido creada. Y también lamento quererte más que a mi vida.

Se alejó sola, moviendo las ruedas de su cautiverio, aquél que odiaba más que a su propia existencia.

Ya no había nada que hacer.

Estaba tan lastimada que pensó nunca llorar por eso.

Pero qué equivocada estaba.

Ese día, llegó a su casa y lloró desconsoladamente.

Ni siquiera su mejor amigo, del que estaba enamorada, la quería. Ni siquiera el.

Blitz estaba tan enojado, que no la persiguió.

–Ojalá te amaras tanto como yo lo hago.

Al terminar de decir eso, partió rumbo a su casa.

La había embarrado.

Demasiado.

Ahora, ¿Que haría para decirle que todo fue una mentira?

Él la amaba. La amaba tanto que no podía creer que sea posible.


Pero le rompió el corazón.









n/a: lamento la tardanza de los días. En verdad, me están llenando tanto de tareas que paso todo el día haciendo 😪

Trataré de ponerme al día, pero no prometo nada.

Ojalá les guste...

Por si no quedó claro, Bunny está en una silla de ruedas. Cuando habla del putrido lugar no habla de una iglesia o algo así, está hablando del hospital.

30 días de azúcar, flores y muchos colores.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora