V E I N T I D Ó S
—... supongo que después de acabar las clases, me quedaré encerrado en casa un par de días y después saldré con unos amigos —Sonrió Shadow encogiendo sus hombros sutilmente—. Aunque quién sabe, si es que a mamá no le da por salir a... acampar o a visitar a los abuelos. ¿Qué hay de ti?
El azabache volteó, mirando esta vez el rostro de Sonic, quien miraba al cielo. Intuyó que, mientras él hablaba, el cobalto estaba en otro de sus inútiles intentos por contar las estrellas.
— Yo cumpliré mi meta —bromeó éste finalmente, con una sonrisa tonta adornando sus labios. Shadow le dio un pequeño codazo al entender sus palabras.
— Imposible.
— No. Para mí no habrá algo más entretenido que contar las hermosas estrellas ahora que no estaremos juntos. Digo, obviamente seguiremos charlando por celular, ¿no?
Siendo que ya casi salían a vacaciones, la familia de Sonic siempre planeaba salir de paseo, ya sea a la playa, a la montaña o a algún lugar entretenido hasta que esas semanas se acababan... o quizás antes, dependiendo de cuánto duraba el dinero que habían recogido para esa ocasión. Por lo que ellos dos lamentablemente no se la pasaban juntos esos días.
Entonces Shadow sonrió, ladeando la cabeza a un lado.
— Yo tengo algo más hermoso que puedo recordar estas vacaciones —le dijo el azabache, tomando la mano derecha del menor. La llevó a sus labios y le dio un pequeño beso en el dorso.
Como sospechaba, obtuvo inmediatamente un sonrojo que cubrió por completo las mejillas del cobalto; el rubor se coló inclusive por las orejas de éste, y si se asomaba, estaba seguro que podría ver incluso la cola de Sonic tintada de ese tierno carmín.
— ¿D-De qué hablas?
— De esto —respondió, e ignorando más aquel sonrojo, unió sus labios con los de Sonic en un tierno beso... bajo la luz de la luna que alumbró a la pareja durante aquella noche.
“Un amor puro y sincero, siempre quedará en los mejores recuerdos.”