Retos

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Ninguno estaba preparado para lo que vendría, ni Luce que era básicamente la que más afecto daba estaba segura de que hacer, y era que ninguno de los dos sabía cómo actuar con una niña así.

Desde el momento en que Tsuna despertó en UCI, ella básicamente se mantenía apática la gran mayoría del tiempo, muchas veces perdida en sus pensamientos, incluso durante el vuelo a New York y la posterior mudanza donde le dejaron acomodar sus nuevas cosas en su habitación parecía más un robot que una persona. Si, los cambios habían sido muy rápidos, solo había pasado poco más de un mes desde el incidente y apenas dos semanas en New York.

Reborn por desgracia debía cumplir con algunas misiones si quería mantener la fachada de que nada había pasado, así que Luce tenía una semana completa para intentar al menos hacer sonreír a esa niña, llevaba seis días en eso y nada.

Lo que más le aterraba eran esos ojos oscuros carentes de vida, como si estuvieran tan llenos de pesadillas que se habían consumido toda la luz existente. Le costó mucho poder tener el valor de preguntarle con delicadeza a la pequeña, pero ella solo la miraba.

Eso era otro punto que a los dos adultos les preocupaba: Tsuna había dejado de hablar.

No había dicho ninguna silaba desde que le explicaron sobre lo que cambiaría, no se quejó, no lloró, daba la impresión que estaba acostumbrada a andar de casa en casa, cosa que en retrospectiva era cierta, desde muy pequeña por diversas decisiones debió pasarla de un lugar a otro para mantenerla segura en un periodo bastante difícil de la Vongola, cuando las cosas se estabilizaron y con la llegada de un nuevo hermano, se esperaba que su vida cambiara para bien pero jamás imaginando que la vida les traería un semejante final a esa parte del viaje.

Era de madrugada cuando Luce despertó por alguna razón en la madrugada, estaba sola en casa y sabía que nadie había entrado, las alarmas instaladas por Verde hubieran advertido a todos de eso, pero era extraño que ella se despertada de la nada en medio de la noche, sabiendo que intentar dormir de inmediato era algo inútil, decidió ir a la cocina en busca de un vaso de agua tibia para poder volver a conciliar el sueño, mientras caminaba en la oscuridad por los pasillos de su casa pudo escuchar un ruido ligeramente agudo que rápidamente se calló.

Eso era raro así que se quedó quieta en espera que el ruidito se produjera de nuevo para descartar de que fuera solo una invención de ella, su espera tuvo éxito cuando de nuevo ese ruido rompió la calma de la noche, pero esta vez fue acompañado por otros ruidos extraños, en seguida busco el origen de estos y con cierta sorpresa vio que la estaban llevando al cuarto de Tsuna. Ese cuarto lo había escogido ella al ver como la luz entraba de tal manera por la mañana que hacía que todo se pusiera cálido y acogedor, el perfecto lugar para tomar una siesta si fueras un gato. Con delicadeza golpeo un poco la puerta para advertir de su presencia a la niña, luego de unos momentos decidió entrar de todas formas.

A través de la poca luz que se filtraba de la noche pudo ver la silueta de Tsuna, estaba sentada en una esquina de su cama, con la rodillas en el pecho y abrazándose a sí misma, parecía que estaba temblando, el sonido agudo eran los pequeños sollozos que intentaba contener mientras intentaba hacerse bolita, como si quisiera desaparecer del lugar y de todos, esa estampa basto para romperle algo del corazón de Luce al ver a alguien tan herido.

-Tsu-chan-dijo ella con suavidad, intentando llamarle la atención.

Con cuidado prendió la luz de la mesita de noche, Tsuna la miraba con sus ojos rojos de tanto llorar, con cuidado de asustarla, Luce se sentó en la orilla de la cama, pero cuando intento tocarla con la punta de sus dedos la niña retrocedió alejándose de su contacto, eso le trajo tanto preguntas como la sensación inquietante en la mente de Luce.

Freedom (KHR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora