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Kim se disponía a recoger los últimos libros que había desordenado antes de cerrar la librería cuando la campanilla de la puerta sonó inesperadamente.

Miró por encima del mostrador y observó a la chica que acababa de entrar. Era menuda, incluso más pequeña que ella. Tenía el pelo corto, bastante desigual y negro, adornado por algunos, muy brillantes, mechones rojos. Sus ojos eran oscuros y muy grandes, tremendamente expresivos. Su piel estaba bronceada y a cada paso que daba, parecía estar saltando.

—¡Hola! —saludó alegremente.

Tardó un poco en acercarse a Kim y lo primero que hizo fue pasear por entre los libros nuevos. Cada vez que cogía uno, lo miraba y negaba con la cabeza a la vez que suspiraba, o sonreía ampliamente, como si ya los hubiera leído todos.

—¿Puedo ayudarte? —se ofreció Kim intentando no parecer muy ansiosa, ya que quería cerrar la librería cuanto antes.

La joven dejó el libro que tenía en la mano y se acercó a Kim. Durante unos segundos se dedicó a observarla de arriba abajo y finalmente sonrió.

—Eres Kim, ¿verdad?

Eso la descolocó. ¿Cómo lo sabía?

—¿Y tú eres...?

—Rhiannon Albey.

Rhiannon dio un pequeño bote y le tendió la mano. Kim la estrechó con algo de desconfianza, pero la alegre muchacha ni siquiera se percató de la escéptica mirada que le estaban dirigiendo.

—Bien, Rhiannon. ¿Necesitas ayuda con algún libro?

Apartándose el cabello qué le caía sobre los ojos, Rhiannon ignoró la pregunta.

—He oído hablar mucho de ti. Tienes loco a mi hermano. Y la verdad es que no en el buen sentido.

—¿Tu hermano? ¿Quién es?

De pronto se imaginó que podría ser hermana de Marc, aunque no se parecía en nada a él. ¿Quién sería?

—Frank —dijo simplemente—. Un capullo, por cierto.

¿En serio era su hermana? ¿Cómo podía alguien tan grande tener una hermana tan... enana? Se quedó pensando durante un momento, ahora sí que estaba completamente segura de que Frank era idiota, ya que hasta su propia familia lo decía.

—Sí, eso creo. —Kim suspiró— Oye, lo siento Rhiannon pero tengo que cerrar la librería.

De nuevo la chica ignoró sus palabras para hablar animadamente.

—¿Es verdad que empujaste a Marc al lago? —Ahogó una carcajada—. ¿Y que insultaste a Kelsey?

Kim no pudo evitar sonreír al recordarlo, pero se forzó a borrar la sonrisa tonta de su cara. Todavía no conocía a esa chica y podría incluso ser el inicio de la venganza que Simon había predicho y con la que Marc la había amenazado unas horas antes.

—Yo habría tirado también a Kelsey al lago. Atada con cadenas para que no pudiera volver a salir. —Rhiannon le guiñó un ojo.

Vale, le parecía simpática y animada y compartían algunos aborrecimientos. Era increíble que la pequeña y charlatana Rhiannon pudiera ser hermana del malhumorado Frank.

—Bueno, ha sido un placer conocerte. Deberías cerrar ya, es hora —habló rápido, sin dejar que Kim respondiera—, me llevo estos dos. —Cogió dos libros aparentemente al azar y los puso sobre el mostrador.

Noche de Fuego. (DISPONIBLE EN PAPEL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora