10.

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Capítulo 10.

—¿Qué hacía él aquí? —preguntó Rhiannon, extrañada.

—Que...quería un libro.

Kim aún estaba turbada. ¿Por qué esos calambrazos? ¿Por qué le había pedido perdón? ¿Por qué se había acercado tanto al despedirse? La librería aún olía a él, un olor extraño, fresco pero oscuro. Se reprendió a sí misma, acababa de describir el olor de Marc con las mismas palabras cursis con las que normalmente describía a Álex.

¿Álex? ¿Por qué se acordaba en ese instante de él? Era como si llevara todo el día sin hacerlo, pero eso no podía ser; sólo llevaba una semana sin verle y aún le echaba de menos desesperadamente, ¿no?

—¿Un libro? —murmuró Rhiannon con desconfianza—. ¿Y por qué estaba el jeep de Will aparcado en la puerta con todos los demás dentro? Al menos, considerando su cerebro... No han venido a robarte, tiene que ser otra cosa.

¿De veras estaban todos fuera? Un pequeño pinchazo la atravesó. ¿Y si esa era la venganza? Quizás quería mostrarse amable para que ella tuviera confianza con él y acabar haciéndole daño. Sí, era lo más seguro y Kim no se dejaría dañar por ellos, claro que no.

Aunque hubo algo que Kim no pudo explicar y que había notado durante los minutos que Marc había pasado con ella: verdadero arrepentimiento brillando en sus ojos.

***

—De verdad, no tenías que haberte molestado trayéndome a casa, no estaba tan lejos.

—Kim, está a más de tres kilómetros.

Ambas sonrieron, Kim estaba sinceramente agradecida a Rhiannon por haberla llevado hasta allí.

—Si quieres puedes quedarte a cenar, no creo que a Lisa ni a Dan les importe.

Rhiannon miró el reloj y asintió levemente.

—Muchas gracias, espero no ser una molestia.

Las dos se bajaron del coche y se dirigieron hacia la bonita casa blanca.

—Claro que no, tonta. También está Simon, ¿lo conoces?

La joven agitó la cabeza y sus mechas rojas se hicieron más visibles. Frunció ligeramente el ceño.

—Sí, no hay mucha gente en el pueblo, aunque no sé, creo que yo no le caigo muy bien. Nunca me habla a no ser que sea estrictamente necesario. Estuvimos juntos en clase el año pasado.

Kim tocó el timbre mientras escuchaba a Rhiannon y asentía. Sí, Simon era tímido pero nunca había rayado lo maleducado, y eso le parecía bastante extraño... La puerta se abrió y justamente el chico apareció al otro lado de la puerta, totalmente relajado. Miró a Kim con una sonrisa de disculpa por no haber ido esa tarde a la librería y cuando se giró hacia Rhiannon, la tensión se fue apoderando de él. Kim alzó las cejas al ver a su hermanastro enrojecer furiosamente mientras miraba a la pequeña chica y finalmente soltó una carcajada cuando él salió corriendo hacia las escaleras, dejando la puerta abierta.

—¿Ves? Siempre me hace lo mismo —murmuró Rhiannon totalmente perpleja.

¿Cómo era posible que Rhiannon no se diera cuenta? ¡Era más obvio que respirar! Kim tenía que haberse percatado hacía mucho, pero estaba tan preocupada pensando en Marc y sus esbirros que ni siquiera le había dado tiempo a atar cabos: el interés de Simon por entrar en la banda del hermano de Rhiannon, el comentario de Dan sobre que ella se pasaba el día en la librería... ¡Y ahora esto!

Noche de Fuego. (DISPONIBLE EN PAPEL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora