31.

32.6K 2.2K 20
                                    

Cada voto y cada comentario cuentan :)

Un golpe en la ventana provocó que Kim se diera la vuelta y siguiera durmiendo en el asiento del coche.

—¡Kim! —Se oyó la voz de Rhiannon desde fuera—. Vamos, ¡despierta!

Tuvo que aporrear la ventanilla del coche durante unos segundos más para hacerle despertar. Cuando Kim entreabrió sus ojos verdes y recordó qué había pasado, se maldijo a sí misma por haberse quedado dormida y enseguida abrió la puerta.

—Lo siento, no sé qué me ha pasado, yo…

—Yo sé lo que ha pasado —murmuró Rhiannon con alegría contenida—. Que has estado toda la noche en vela para esto.

Kim suspiró y decidió que era mejor no responder, ambas sabían que eso era verdad.

—¿Lo has conseguido?

Rhiannon fingió una mueca de tristeza, pero realmente no pudo mantenerla mucho tiempo. Enseguida se ensanchó una sonrisa por su rostro y del bolsillo de su sudadera azul fosforita sacó una pequeña grabadora, no más grande que un dedo.

—Se escucha perfectamente, ¡ya lo tenemos!

La joven comenzó a dar saltitos y Kim tuvo la tentación de imitarla, pero la verdad era que no estaría del todo segura de que todo estaba bien hasta que no viera a Marc salir en libertad.

Cuando Rhiannon se detuvo, le tendió la grabadora a Kim y ésta, algo mortificada, se detuvo antes de agarrarla. No creía que fuera a decir eso, pero tenía que hacerlo. Quería asegurarse de que Rhiannon sabía qué estaba haciendo.

—Rhiannon… sabes que una vez me entregues esta grabación, los policías inculparán inmediatamente a Frank, ¿verdad?

La chica se puso seria unos segundos y arrugó su respingona nariz durante un momento.

—Lo he pensado bien, Kim. Que sea mi hermano no quiere decir que otro deba cargar con sus errores y… quién sabe, quizás llegue a darse cuenta de que ha actuado mal todo este tiempo.

Rhiannon pensó que Kim tomaría la grabadora al acercarse, pero en lugar de eso le dio un gran y largo abrazo.

—Gracias, gracias, gracias —repetía la chica mientras apretaba cada vez más.

Con dificultad, Rhiannon consiguió soltarse del abrazo y finalmente le dio el aparato a su amiga. Con una amplia sonrisa le acarició la barbilla.

—No me vayas a llorar, que como vayas con los ojos rojos a buscar a Marc…

Kim no supo cómo seguir agradeciéndole a Rhiannon lo que había hecho por ella, así que al final se subió en el coche y se dirigió a la oficina de policía.

Aún tenía cosas que hacer.

***

Los segundos caían muy lentamente sobre Marc y tras haber pasado todo el día y parte de la noche anterior en ese agujero, incluso echaba de menos al mendigo de las galletas rancias.

Suspiró y cambió de posición, tumbado en el triste camastro de la celda.

¿Qué pensaría su padre al verlo encerrado ahí como un criminal? Durante un instante, un solo momento, se alegró de que estuviera muerto y no pudiera sentir la humillación de ver a su hijo entre rejas.

Todo se alteró de pronto, cuando oyó algo de revuelo en la sala contigua a las celdas.

Se oyó una puerta abrirse y a varias personas hablar durante unos minutos. Fue entonces cuando Marc se convenció de que seguramente estaba comenzando a alucinar, puesto que a ratos, le parecía oír la voz de Kim entremezclada con la de los agentes de policía.

Todavía no sabía cómo sentirse después de lo que había ocurrido el día anterior. Discutir con ella era lo que más odiaba del mundo, pero tampoco se sentía capaz de perdonar que Kim no confiara en él.
Tampoco le estaba pidiendo que pusiera su vida en sus manos, pero la noche anterior, lo único que Marc había necesitado era una voz dulce que le susurrara que creía en él.

Y no la había conseguido.

De nuevo le pareció oír la voz de Kim, y esta vez duró más. Marc se levantó de inmediato de la ridícula camita y asió los barrotes de la celda, pero aun así no alcanzo a ver más allá de la puerta que comunicaba las dos salas.

La idea de gritar su nombre paseó por su cabeza, pero no era prudente. Además, ni siquiera sabía cómo podría reaccionar al verla.

Varios minutos más de angustia pasaron y finalmente, como él ya se temía, la voz de Kim comenzó a alejarse. Aunque, ¡ni siquiera estaba seguro de que fuera ella!

—Gracias. Avisaremos enseguida a nuestros superiores de las nuevas noticias —oyó que murmuraba con cortesía la ronca voz de Smith—. En caso de que sea suficiente… saldrá pronto.

¿Estaban hablando de él? El joven sintió una profunda impotencia al oír la puerta cerrarse. Quién sabía, a lo mejor había sido su propia mente la que había intentado emular la voz de Kim para al menos tener una nueva esperanza.

Eso pensó, intentando no hacerse ilusiones, y de nuevo se tumbó en la cama.

No despertaría hasta unas horas después, cuando la llave de la celda abriéndose lo sacara de su ensueño.

***

Cuando Marc se reunió con su madre en la comisaría, todavía no tenía claro qué era lo que estaba pasando. ¿Por qué le soltaban?
Basile Smith le dirigió una sonrisa y le dio un par de palmadas en la espalda, a pesar de haberse mostrado profundamente decepcionado la noche anterior.

—Todo va a salir bien, Tyler.

Quiso preguntarle que a qué se estaba refiriendo, pero justo en ese momento su madre se acercó a él y lo abrazó cariñosamente.

—Sabía que no habías hecho nada, Marc.

—¿Qué ha pasado? ¿Alguien ha confesado?

Andrea miró al techo y de nuevo volvió a fijar la vista en su hijo, que era algo más alta que ella.

—Algo así… digamos que hay que darle las gracias a Kim.

¿Era por eso por lo que Kim había estado en la estación de policía unas horas antes? Marc no tenía la menor idea de qué era lo que podía haber pasado para provocar que lo soltaran, pero cuando, cansado, se dirigió a la puerta junto a su madre para ir a casa, algo llamó la atención.

Un coche patrulla acababa de aparcar enfrente del edificio y, desde la puerta, no le costó mucho imaginar qué sucedería a continuación.
Algo se atenazó en su estómago cuando vio que uno de los policías sacaba a Frank Albey, esposado, de dentro del coche.

Marc abrió la puerta y sintió la suave y cálida brisa de Arizona en el rostro, haciendo que de pronto estuviera despreocupado de todo lo que estaba ocurriendo y había ocurrido.
Cuando Frank pasó por su lado, ambos se aguantaron la mirada. Marc no pestañeó ni una sola vez y Frank escupió a los pies del chico, gruñendo.

No fue hasta que oyó la puerta cerrarse con Frank dentro, cuando Marc por fin se sintió libre.

---

Ya sólo quedan dos capítulos y el epílogo, la novela estará acabada esta semana :)
Os dejo el booktrailer por aquí.
¡Mil beeeesos!

Noche de Fuego. (DISPONIBLE EN PAPEL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora