13.

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Cada voto y cada comentario cuentan :)   

La semana siguiente pasó volando y Kim se daba cuenta de cómo, poco a poco ya no faltaba tanto para volver a Washington. Habló un par de veces con Álex y otras tantas con su padre, que parecía dispuesto a ir hasta Arizona en caso de que Kim se lo pidiera.

Rhiannon también se había pasado por su casa y después habían ido, junto a Simon, a probar los famosos batidos de chocolate del Sox’s.

Curiosamente, Kim no volvió a ver a Marc junto a los demás. Un par de días después de la discusión con su madre, se había encontrado con Suzanne, Kelsey y Frank frente a un bar y otro día los había visto a todos juntos, pero ni rastro de Marc.

¿Sería verdad que lo habían abandonado y que por eso se habían separado?
Curiosamente, Kim esperó que sí. No era que Marc fuera a ser mejor persona por no estar con ellos, pero al menos su personalidad sería un poco más verdadera.

Bajó las escaleras desde su habitación rápidamente para hablar con su madre. Lisa se encontraba leyendo en una de las sillas blancas de la cocina y en cuanto oyó a su hija, apartó el libro para dejarlo sobre la mesa.

—¿Es cierto lo que me ha dicho Simon?

Sus conversaciones no eran muy cálidas desde la discusión que habían tenido el otro día. La verdad, solo habían vuelto a hablarse para comentar algún aspecto sobre la rehabilitación de la librería y para algún asunto que sólo podía arreglarse mediante diálogo.

—¿A qué te refieres?

—Dice que esta mañana ha estado ayudando a Emma a colocar las últimas cajas y que han abierto la librería. Que esta tarde tengo que ir.

—Pues sí, es cierto.

—No voy a ir.

Lisa sonrió y volvió a agarrar su libro.

—Sí lo harás.

—¿Va a ir… él?

Su madre asintió con la cabeza mientras pasaba la página y cuando Kim abrió la boca para volver a negarse, su madre la miró con renovada ansia. Estaba claro que acabaría yendo quisiera ella o no quisiera.

—Es muy precipitado, deberías haberme avisado con algo más de tiempo y, y…

Lisa cerró el libro con fuerza y lo dejó sobre la mesa al tiempo que se ponía en pie y encaraba a su hija, que aunque siempre llevaba plataforma en sus zapatos, era considerablemente más baja que ella.

—Kim, considera que podría ser hora de que dejes de comportarte como si tuvieras siete años. Llevas una semana con esa actitud y la verdad es que es muy exasperante.

Por un segundo Kim tuvo ganas de gritarle una cosa horrible, de chillar que ella no había estado allí cuando tenía siete años y que, por consiguiente, no tenía ningún derecho a reclamarle nada… pero eso era muy cruel y además, ni siquiera lo pensaba de verdad. Era gastar saliva y crear problemas a lo tonto.

Asintió con la cabeza, aceptando lo que su madre decía. ¡Se estaba comportando como una tonta!
No podía hacer que Marc le cayera ni un poquito bien, pero eso no tenía por qué significar que odiara a su madre y criticara cualquiera de sus decisiones. Esa actitud era inmadura y eso no era lo que Toby le había enseñado.

Chasqueó la lengua al comprenderlo y suavizó el rostro.

—Lo siento, Lisa —se acercó a ella, conciliadoramente—. Tienes toda la razón, parezco una estúpida y lo he sido durante toda la semana. Sé que bastante has tenido con todo lo que ha ocurrido.

Noche de Fuego. (DISPONIBLE EN PAPEL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora