Dímelo

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Mientas le están haciendo la bronca del siglo a mi hermano de un año mayor que yo, me cierro en la habitación esperando a que me llamen a cenar.

Me siento en la silla del escritorio y abro el ordenador. Echo una ojeada por las redes sociales cuando me sale que tengo un nuevo mensaje justo antes de cerrar todas las ventanas. Y este mensaje no podría ser de otro que de él.

Entro en su conversación y de golpe me sale que me están llamando para hacer una vídeollamada, así que me arreglo un poco y acepto.

-¡Hola!- me saluda.

-Hola- respondo simplemente.

-¿Cuánto tiempo, no?- nos echamos a reír.

-Ui, sí, demasiado- niega con la cabeza sonriendo.

-Es que me estaba aburriendo y he visto que estabas conectada- sí claro, ¿alguna mentira más?

-Pues sí, aún no he ido a cenar y como no sabía que hacer pues mira- sonríe.

-Yo aún tengo que hacer los deberes, ¿me ayudas?

Le ayudo en algunas cosas y finalmente, bajo a cenar. No tardo mucho así que en poco tiempo estoy tumbada en mi cama con la luz apagada y las sábanas y mantas cubriendo mi cuerpo. Escucho música durante un buen rato y cuando veo que me estoy quedando dormida, la apago y al girarme me quedo dormida no sin antes pensar una última vez en él.


Bajo por las escaleras medio corriendo como de costumbre. Me arreglo un poco el pelo antes de salir en el espejo de la entrada y me despido de mis padres y mi hermano a gritos.

Solo abrir la puerta me lo encuentro con la mirada fija en la calle de en frente.

-Buenos días- le saludo.

-Buenos días, Noelia.

Nos echamos a andar uno al lado del otro y hasta mitad de la calle no empezamos a hablar.

-He estado pensando- sonrío.

-Ve con cuidado, no fuera caso que te entrara dolor de cabeza- hace un intento de fulminarme con la mirada pero la sonrisa que se le escapa de sus labios le ilumina la cara.

-Como iba diciendo...- prosigue- estaba pensando en que tendría que ponerme en forma- me echo a reír.

-Ni que no lo estuvieras ya- sonríe negando con la cabeza.

-¿Algún día me dejaras terminar?- me encojo de hombros.

-Perdón.

-Total- dice aún sonriendo- como quiero ponerme más en forma de lo que ya estoy, he pensado que cada tarde, podríamos ir a correr juntos.

-¿Y por qué conmigo?- frunzo el ceño mientras clavo mi mirada en él.

-No lo sé- se encoge de hombros- sé que eres muy buena corriendo.

-Hacia atletismo- digo sin ningún anhelo.

-¿Por qué lo dejaste?- me encojo de hombros.

-Porque no me gustaba lo suficiente.

-¿No te gustaba correr?

-Sí, pero como yo quería, no sé si me explico...- asiente con la cabeza.

-¿Dime, podré contar contigo?

-Lo dices como si no tuvieras más gente con quien ir.

-¿Te soy completamente sincero?

-Sí.

-Pues siendo honesto, no quiero ir sin ti- me quedo paralizada, ni siquiera noto que mis piernas han dejado de andar como hacia segundos lo hacían.

Se vuelve hacia mí y sonríe tímidamente. Niego con la cabeza intentando volver a la realidad lo más rápido posible y me obligo a poner un pie delante del otro para no olvidar de cómo se andaba.

-¿Sabes?- niego con la cabeza.

-Si no me lo dices, ¿cómo quieres que lo sepa.

-Razón no te falta.

-Lo sé.

-¿Quieres que te lo diga?

-Sí.

-¿Seguro?

-No te demores anda, que ya sé que te encanta.

-Me encanta como reaccionas cuando te digo que me estoy enamorando de ti.

Necesidad de ti. *Reescrito*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora