14vo contacto ¨¿Quien es el egoísta?

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A las 6 p.m. lo llevaron hasta el parque donde trabajan y le dejaron detrás de un arbusto. Michael observaba todo desde un árbol no muy lejos de ahí. Por sorprendente que pudiera parecer, vestía otro tipo de ropa. Portaba unos pantalones rojos de mezclilla en tubo, una camisa azul pastel abotonada hasta el cuello y un suéter de algodón rojo; muy diferente a la chamarra deportiva y los jean de corte recto que siempre usaba. Mikhael gritaba por ayuda, dentro del saco, Morgan que pasaba por ahí con audífonos puestos de pronto escucho los gritos del muchacho.

—¿Hola? —pregunto la joven con curiosidad.
—¡Por favor, ayúdame!
—Eh... —miro el saco y sonrió divertida, mirando la etiqueta que contenía el saco—. ¿Es para mí?... ¿Eres tu Mikhael?
—Si. ¿Quién demonios eres tú? —empezó a salir cuando esta quito el nudo.
—Uff, que rudo... esto es muy divertido. ¿Por qué estas dentro de un saco?

Mikhael se puso de pie y empezó a gritar furico al cielo.

—¡Michael, bastardo! ¡Voy a matarte!
—Él dijo que tendría una cita.
—¿Cita? —le miro de pronto—. ¿Cuál cita?
—...

Ambos se miraron, el estupefacto, ella avergonzada, mordiendo su labio. Ya había oscurecido cuando se encontraban sentados en una banca cerca. Mikhael no hablaba por el coraje y ella no sabía qué hacer ni que decir.

—Quizá podemos llamarlo.
—Él no tiene teléfono.

Michael seguía vigilando desde el árbol, escondido. El chef —conductor de autobús—, llego corriendo mientras abotonaba su saco.

—Llegas tarde —susurro Michael.
—Lo sé, pero el amor lleva tiempo.
—No es cierto. Apúrate.
—Si.

Se apresuró hacia la pareja.

—Bueno, no creo que él vaya a venir —comentó Morgan entrecerrando los ojos, apenada.
—Adelante, yo lo esperare.

De pronto, Peter pasó a su lado tocando el violín. Sacando de onda a Mikhel y una sonrisa a Morgan.

—¿Qué demonios? —miro Mik a la chica.
—¿Qué fue eso?
—¿Morgan? —se acercó ahora Barry, sonriendo—. Flores de parte de Mikhael.

Ella las tomo sonriente, oliéndolas después.

—¿Qué yo que?
—Que lindas —leyó la tarjeta con dedicatoria—. ¨Me enamoraste con tu hola, con amor. Mikhael.¨
—Tienen que acompañarme —apareció el chef—. Por allá, por favor. La cena está servida.

Les indico un camino con velas que llegaba hasta una mesa, con adornos alrededor; Morgan se levantó sorprendida dirigiéndose hacia allá.

—Que adorable.

Mikhael en cambio miro al chef con confusión y molestia. Este le insistió. Cuando ya estuvieron sentados a la mesa, abrió el gran platón y mostro los bocadillos de entrada. Ante una fascinada Morgan.

—Esto es grandioso —comenzó a tomar algunos, sonriente. Mikhael se limitó a suspirar, no muy contento.

Acepto de mala gana el champagne y la miro. Ella comió un panecillo con mantequilla y agradeció. Luego miro a Mikhael y extendió su copa.

—Salud.

A él no le quedo de otra que corresponder, tomo de un solo trago todo el contenido de la copa y la miro, dubitativo.

—Muy bien, fue suficiente. ¿Qué quieres?
—¿De qué?
—Ya entiendo todo, estuviste detrás de esto desde el principio.
—No, de hecho no —comento ella mientras comía una zanahoria.
—¿Qué quieres de nosotros?
—Estoy aquí por Michael. El me gusta, es genial. Dijo que si el me gustaba, a ti te amaría.
—No hay similitudes entre nosotros. Y realmente a nadie le agrada Michael.

Ella arrugo la frente incomprendida, mientras masticaba.

—¿Cómo puedes decir eso?
—Por supuesto a mí me agrada. Pero el solo se preocupa por sí mismo. Es un egoísta.
—Eso no es verdad.
—Quiere que nos gustemos tu y yo, y dice que soy mil veces mejor que él.
—93.7 —se llevó una papa frita a la boca.
—¿Qué?
—El piensa que tú eres 93.7 mejor que él.
—¿A quién le importa?
—¡A mí!
—El está haciendo esto por él, ¿no lo entiendes?
—Solo mira todo lo que hizo —le indico la mesa y alrededor—; consiguió bocadillos, una cena. Luces, música en vivo, champagne, rosas. Es la más reciente y mejor comedia romántica.
—...
—¿No te das cuenta de lo que significas para él?

Mikhael suspiro hondamente y la música volvió a tocar, ahora con el chef afanándose en el acordeón, haciéndole compañía a Peter en el violín.

—Diablos, ¿Cómo es que no lo ves?
—Sí, pero... yo no sé...
—¿Qué no sabes? —dijo en forma de reproche, mientras se hacía un mechón de cabello de lado.
—Ya lo conozco.
—¿Y él hace este tipo de cosas todo el tiempo?
—No. Pero yo...

Morgan le miro de forma reprobatoria. Este le miro a ella, apesadumbrado; la chica sintió su pesar y prefirió cambiar de tema.

—Dime. ¿Si pudieras tener cualquier cosa que quisieras... que sería? —pregunto con interés, mientras apoyaba su codo contra la mesa y el rostro contra la mano.

Logro con eso sacar una sonrisa de Mikhael.

—¿Una mascota, quizá? —ella continuo.
—¿Una mascota?
—Sip.
—Algo inusual, quizá un mono.
—Pff —el soltó una risita más relajada—. Así que si tuviera algo que deseara, ¿sería un mono?
—Solo estoy divagando.

Ambos rieron, mirándose fijamente. Luego ella volvió a tomar su copa y la levanto.

—Salud.

Mikhael levanto la suya, rellena de nuevo, pero ahora con más ánimos.

—Salud.

Michael les miro satisfecho, luego, se recostó en la banca y miro al firmamento oscuro, las estrellas, la Luna... mientras comenzaba a quedarse dormido.

Fin del catorceavo contacto

Selfish #Michael Jackson FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora