8vo contacto ¨Ven conmigo¨

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Ese mismo día, de camino al trabajo y casi llegando. Espero un poco a que llegara la hora correcta, en la que él y la chica tonta que no veía por donde caminaba, se topaban diariamente. Miro su reloj todo el tiempo hasta que le indico la hora exacta, dio dos pasos al frente y se topó con un hombre gordo y canoso, cayendo con fuerza al pavimento.

—¿Qué demonios estás haciendo? —le espeto el hombre, molesto—. Mira por donde caminas.

Michael se sobo el brazo, mientras continuaba en el piso, sentado. Miro al sujeto mientras se marchaba, sacudiendo su ropa. En ese preciso instante, la chica llego y le miro divertida.

—Vaya, miren a quien tenemos aquí...

Michael volvió el rostro inmediatamente hacia ella, furico. Se levantó con rapidez sin dejar de mirarle.

—Sí, y es tu culpa completamente.
—¿Por qué?
—Se suponía que tenía que correr a ti y toparnos y así podríamos hablar. Pero no llegaste a tiempo.

Ella sonrió.

—No tenemos que toparnos para hablar, ¿o sí?
—Tienes que conocer a mi hermano, ¿te gustaría?
—¿Eh? ¿Conocerlo?
—Si. Son completamente diferentes.
—¿Lo somos?
—Si. Él no es como yo, no tiene Asperger.

Ella rio ante eso y le volvió a mirar.

—Él es 97.3 % mejor que yo. ¿Quieres conocerlo?
—No sé si quiero.
—¿Qué?
—Se escucha un poco raro, ni siquiera te conozco.
—Si ambos se enamoran me vas a conocer. Me verías todo el tiempo.
—Claro... pero la cosa es... que nosotros solo nos hemos topado algunas veces. Ni siquiera se tu nombre.
—Soy Michael.
—Ok.
—Ya sabes mi nombre.
—Hola, Michael —alzo el brazo para saludarle, él se hizo para atrás—. Soy Morgan.
—No me gusta tocar a la gente.
—Oh es cierto —ella se cubrió la boca sonriendo—. Lo olvide, perdón.

Alzo el meñique y le saludo.

—Hi, Hi... Si lo olvide, por completo.

Se estiro e intento sostenerse del muro, ante la mirada confusa del castaño. Ella se percató de eso y pregunto cortésmente:

—¿Qué miras?
—Te vez muy cansada.
—Lo sé, estuve fuera de casa toda la noche.

El reloj de Mike pito y le dio una mirada fugaz, volvió su mirada a ella.

—¿Hay algo más? Tengo que ir al trabajo. ¿Quieres salir con mi hermano o no?
—Esto va muy rápido.
—¿Quieres o no? —pregunto Michael ya exasperado.
—No puedo decidir solo así.
—¡Necesito saber!
—Sigo ebria —se tocó la frente cerrando los ojos—. No me presiones. Tengo que pensarlo.
—Pero tengo que saberlo.

Morgan suspiro, minutos después, se vio caminando a su lado hacia el trabajo. Eran una pareja realmente dispareja. El caminaba recto, mirando solo hacia al frente y con las manos tomando el aza de su mochila; y ella, sonriendo y saltando de vez en vez con emoción. Cuando llegaron y Michael estuvo en la fila junto con sus compañeros recibiendo indicaciones de su jefe, Morgan intentaba acordonarse los tennis, dando saltitos para no caerse.

—¿Quién eres tú? —pregunto el jefe, interrumpiendo sus indicaciones y mirando a Morgan.
—Hola. Em... estoy aquí para echar un vistazo —sonrió, parándose derecha.
—Ah, ya veo. Eres la tutora de Michael.
—Sí, eso exactamente.

Michael negó con la cabeza e hizo una mueca mirando a su jefe.

—Bien... —sin más que decir continúo caminando de un lado a otro—. El resto de ustedes seguirá sus deberes habituales...

Peter comenzó a peinarse el cabello y lanzarle miradas coquetas a Morgan que volvió a dar saltitos para atarse los cordones. Luego se percató de él y le saludo sonriente. Unas horas después, la chica estaba desparramada en una banca del parque, durmiendo. Cuando escucho a Michael acercarse para echar algunas hojas en el saco de basura, abrió los ojos.

—¿Haces esto todos los días? —pregunto ella, aun algo atontada— ¿No te aburres?
—No todos los días. De lunes a viernes, de nueve de la mañana a cinco de la tarde, con una hora de descanso de 12 a 1.
—¡Es verdad! —se sentó de golpe— ¿Ya es la hora de descanso? Estoy hambrienta.

Michael se levantó la manga del uniforme y vio su reloj.

—No. La hora del lunch es en veintidós minutos y trece segundos, doce, once, diez, nueve...
—Dame ese reloj —alzo ella la mano sin mirarlo.
—Ocho, siete...
—¡Que me lo des!
—¿Por qué?
—¡Dámelo!

Michael se despojó de su amado y siempre puesto reloj y lo extendió a ella. Esta sonrió y comenzó a mover los botones del mismo.

—¿Qué estás haciendo?
—¡Vaya, el tiempo vuela! Es hora del lunch.
—Es imposible, estas mintiendo.

Se levantó de la silla sonriente y camino. Ante el pobre y confundido Michael.

—Rico lunch.
—¡Mentirosa!
—Vamos Michael. Comamos algo.

Continúo ella, ignorándolo. A Mike no le quedo de otra que seguirla, jalando la bolsa de basura. Cuando encontraron un buen lugar donde comer, se sentaron, Morgan miraba a su alrededor escuchando música mientras Michael, leía uno de sus tantos libros.

—El numero de un VA es igual al G0, que es de igual número que un R0 y las veces de un 2RP dividido por RA más RP. Cuando G0 es igual a la aceleración gravitacional...
—¿De que estas hablando? —la chica se quitó los audífonos y le miro.
—Espacio y tiempo.
—No seas tan exacto con el tema del tiempo.
—¿Por qué no?
—¡O nada inesperado pasara!
—No me gustan las cosas inesperadas —dio una mordida a su galleta y siguió leyendo en silencio.
—Ok —se puso un audífono y el otro lo extendió a el—; toma, ponte esto. Te va a gustar.

Michael miro el audífono y luego a su libro, volvió a mirar el audífono.

—¿Es el sonido de una batería?
—Noup.
—¿Del espacio?
—No —sonrió ella—, solo escucha.
—¿Es algo sentimental o emocional? No me gustan esas cosas.
—Solo toma el audífono.

Michael lo tomo y limpio con su chamarra unas diez veces, luego soplo para al final colocarlo en su oreja derecha.

—Yo siempre sincronizo lo que pasa a mí alrededor con la música que estoy escuchando en ese momento. Como un video musical en mi mente.
—No entiendo —dijo el mientras comía su galleta y continuaba con la vista en el libro.
—Ya sabes, ese sentimiento cuando sientes que el mundo gira alrededor de ti. Es casi como si el mundo se adaptara a tu música. Simple.
—No conozco ese sentimiento.
—Escucha esto.
—No escucho nada.
—Aguarda.

Morgan tomo su reproductor y dio play a la música. Entonces Michael percibió algo.

—Puedo escucharlo ahora.
—Muy bien.

Mientras una canción alegre se reproducía, Michael captaba las imágenes frente a él. En el parque: gente corría, niños jugaban con globos, un chico había hecho correr a su perro para jugar con el otro y así alejar al joven que acompañaba a una chica en un picnic. Dos hombres jugaban ajedrez y una chica andaba en bicicleta. Michael comía su galleta observando cada detalle, el cielo azul y el césped verde, del que jamás se había percatado de tal manera.

—¿No es adorable?

Rio Morgan, mientras apuntaba a un par de globos que flotaban en el cielo, sin percatarse de que había apoyado su mano en el hombro de Michael, este inmediatamente la empujo con fuerza de la banca.

—¿Qué haces?
—¡Me tocaste! Te dije que no podías tocarme.
—Lo siento —se levantó y volvió a su sitio en la banca—. Lo olvide.

Sonrió ampliamente hacia él y comió otra galleta.

—Tengo que volver a trabajar ahora.
—No, no es cierto.
—Si.
—No.
—Si.
—Yo tengo el reloj, y yo digo que aún es hora de descanso.
—Está bien, pero no me toques.
—Hecho. Te lo prometo.

Levanto una ceja y succiono más jugo de uva del popote. Un rato después, Morgan le ayudaba a Michael a terminar su trabajo para irse más rápido, mientras el sacaba hojas debajo de una mesa de madera, ella se acercó con el saco de basura y le toco el hombro.

—Michael...

Michael reacciono de pronto, pegándose en la cabeza contra la mesa.

—Auch, ¿estás bien?
—... —le miro con ojos asesinos.
—Lo siento.
—¡No me toques!

Ella se dio media vuelta y continua levantando hojas.

—Vamos, Michael... no es como si fueras a morir...

Otro rato, dándose un nuevo descanso —idea de Morgan—, ambos comían una paleta de helado en el puente del lago en el parque. Morgan se percató de un poco de helado que manchaba la nariz de Mike, alzo su mano libre y le limpio la mancha con el dedo. Michael inmediatamente le empujo la mano con fuerza haciendo que el cono de ella saliera volando.

—¡No me toques!
—¡Mírame! —ya también enojada le hizo lo mismo, haciendo que la paleta de Michael volara lejos.

Michael miro su mano vacía, estupefacto; enojado tomo el saco de hojas y luego se dio media vuelta para alejarse a pasos grandes, refunfuñando y haciendo berrinche —como niño pequeño—. Morgan le miro con ternura y corrió hacia él.

—Ay Michael...

Otro rato más tarde, Michael recogía hojas secas de un arbusto, encorvado, el tenni de Morgan se salió un poco y se recargo en la cadera de este para poder meterlo de nuevo, siendo empujada de inmediato por Michael, al estanque de patos.

—¡No me toques!

Volteo y le miro dentro del estanque, mientras ella vociferaba.

—¡Michael! ¿Qué diablos te pasa?

Camino hacia la orilla y Michael tomo el saco, comenzando a correr.

Fin del octavo contacto...  

Selfish #Michael Jackson FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora