broken : michaeng ❞

❀ O9.

Era hora de recoger a Jeonghun de la escuela, por lo que Mina y yo nos estábamos preparando. Se puso una chaqueta y ambas empezamos a salir del apartamento. Luego, fuimos a la estación de tren.

No hablamos en absoluto, pero no fue un silencio incómodo. Todo estaba bien, ella estaba bien. Y lo más importante, estaba bien. Por una vez, podría decir que me sentía bien.

Subimos al tren y nos sentamos juntas. No había mucha gente y todos estaban callados, así que no pudimos hablar mucho. Nos mirábamos la una a la otra cuando alguien se paró frente a nosotras. Levanté la vista y encontré a ese tipo molesto que sonreía a Mina e ignoraba mi existencia.

—Oye, Mina. ¿Por qué no estás en la escuela?

—Ella podría preguntar lo mismo —dije.

Él me miró y luego miró a la niña japonesa. Él me señaló.

—¿Qué estás haciendo con ella?

Estaba a punto de hablar cuando la interrumpió.

—¿Por qué no vienes conmigo?

—No, yo...

De repente, la agarró por el brazo y comenzó a jalarla. Mina intentó liberarse de sus manos, pero él era fuerte. Me levanté y le di una palmada en el brazo, obligándolo a soltarla. Entonces él me miró.

—¿Qué estás haciendo?

—Ella no quiere ir contigo, Bambam —le dije, calmada.

—Ah, ¿y crees que le gustaría estar contigo? —se rió—. Mírate a ti misma, ¿a quién le gustaría estar contigo?

¿A quién le gustaría estar contigo?

Pude escuchar una mezcla entre su voz y la de mi padre en mi cabeza.

Nadie, en realidad.

No dije nada, pero él no se rindió y siguió atacándome.

—¿Te gusta ella? —él me empujó—. ¿Eres lesbiana? Asquerosa —me golpeó en los hombros otra vez, haciéndome caminar hacia atrás.

—Detente —Mina se levantó, interponiéndose entre nosotros. Ella miró a Bambam, que estaba frunciendo el ceño—. Para.

Bambam vio cómo sostenía mi mano y miraba a Mina.

—¿Vendrás conmigo? —preguntó enojado.

—No —dijo ella—. Y deja a Chaeyoung sola.

—Bien —él resopló—. Diviértete con esa niña estúpida.

Niña estúpida.

Estaba caminando hacia la próxima carreta cuando Mina lo detuvo.

—Y, Bambam...

—¿Qué? —se dio la vuelta.

—Ella no es estúpida.

Él nos mostró su dedo medio y se fue. Todos los que vieron la escena miraron hacia otro lado tan pronto como desapareció. Algunas mujeres incluso gruñían disgustadas por las acciones de Bambam.

Mina me miró y me dio una dulce y cómoda sonrisa. Nos sentamos de nuevo.

Ella no liberó mi mano.

—Lo siento por eso —dijo ella.

Esta vez, su voz no era tan dulce y suave como siempre. Estaba realmente decepcionada por lo que sucedió y pude decir que se culpaba a sí misma.