broken : michaeng ❞

❀ I2.

Ese día me desperté sintiéndome completamente deprimida.

Abrí los ojos y vi al pequeño niño a mi lado, abrazándome el brazo. Logré escabullirme e ir al baño. Me vi en el espejo.

Traté de sonreír, pero todo lo que vi fue falso. Olvidé cómo hacer eso.

¿Qué es la felicidad?

Me di una ducha rápida, pensando en cómo encontrar la felicidad. No pude responder.

Cuando fui a la cocina, a preparar el desayuno para Jeonghun, encontré algo inusual. Mi padre lo estaba haciendo. Me senté y comencé a comer, confundida.

¿Está siendo amable?

—Será mejor que no te metas en problemas otra vez, de lo contrario te golpearé de nuevo. ¿Me oyes? —dijo en voz baja. Lo sabía.

Asentí.

No importa, él ha vuelto.

Se fue, probablemente para despertar a mi hermano, ya que ambos aparecieron unos minutos más tarde. Jeonghun y yo terminamos el desayuno a la velocidad de la luz.

Condujo a Jeonghun a la escuela y yo tomé el tren, como siempre. Me mantuve callado durante todo el camino, también el carro estaba bastante silencioso también. Solo unas pocas personas estaban allí y nadie dijo una palabra.

Ese silencio desapareció tan pronto como abrí esa puerta.

Entré en la escuela, caminando por el pasillo. La misma rutina, todos los días. Pero ese día algo iba a cambiar.

La pesadilla iba a empeorar.

Bambam se me acercó con esa sonrisa fea que tenía, seguido de otros tres muchachos. Dejé de preocuparme por las personas que me miraban, mi prioridad entonces era escapar de él. Traté de evitarlo, pero él me agarró del brazo y me empujó, haciéndome caer al suelo.

—¿Qué pasa, rata? —él sonrió.

Lo miré. Todos los demás desaparecieron, mis ojos solo podían mirar fijamente a ese chico repugnante y alto frente a mí.

—Pensé que sería bueno darte un tatuaje.

—Qué quieres decir...

Antes de que pudiera preguntar, los tres chicos me abrazaron. Estaba atrapada, no podía moverme. Todo lo que vi fue que Bambam se acercaba a mí con un rotulador. Él agarró mi cuello con su mano izquierda, haciéndome más difícil respirar. Luego, usó su mano derecha para escribir en mi frente.

—Eres asquerosa.

Comencé a mover las piernas, gritando. Logré golpear a uno de los muchachos en su pecho mientras Bambam escribía en mis mejillas.

Podía sentir la tinta húmeda en mi piel y esas risas en mi cabeza. Las lágrimas caían por mis mejillas, derritiéndose con ese líquido negro allí.

No estaba llorando porque me estaba humillando frente a toda la escuela, ya no podía caer más bajo. Estaba llorando porque era débil y no podía luchar contra él.

Ese día estaba más débil que nunca y él me estaba destruyendo aún más.

Estaba a punto de quitarme mi sudadera cuando escuché un grito detrás de él. Fue ese ruidosa Park Jihyo, la "policía" de la escuela.

—¡Bam Bam!

Ambos miramos, sorprendidos. Ella estaba siendo seguida por dos maestros, que agarraron a los muchachos por los brazos, con fuerza.