❀ I3.

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Era un día frío pero, afortunadamente, mis dedos helados estaban entrelazados con aquellos cálidos suaves. Estábamos en el parque, solo caminando. Mi mirada se elevó desde el piso para encontrar esos hermosos ojos oscuros que tanto adoraba.

Ella me sonrió.

—Hoy es un día frío, ¿eh?

—Realmente lo es —hice un puchero.

No sé si fue su risa lo que me hizo sonreír inconscientemente o el hecho de que ella estaba a mi lado. Lo que sea, me sentí cómoda a su alrededor.

Había pasado una semana desde que Mina y yo nos besamos por primera vez. Lamentablemente, no compartimos ningún otro beso en los próximos días, no porque no quisiéramos, sino porque nunca sentimos que fuera un buen momento.

Sin embargo, tenía muchas ganas de probar esos dulces labios otra vez.

Dejé de caminar, haciendo que Mina me mirara confundida.

—¿Qué pasa?

Ella se acercó, como siempre lo hacía. Pero antes de que ella pudiera hacer algo, estrellé mis labios contra los de ella. Pude sentir su congelación, sorprendida.

¿Debo retroceder?

Me estaba moviendo lentamente cuando ella puso sus manos sobre mi cuello.

No.

Compartimos un breve beso y luego ella me miró con ojos brillantes y una amplia sonrisa.

—¿Para que era eso?

—Yo quería —dije—. Solo quería besarte, lo siento.

—No digas perdón. Me encantó.

Sonreí.

¿Es esto lo que se siente?

Estaba a punto de decir algo cuando alguien nos interrumpió. Reconocí esa voz detrás de mí.

—Bruta.

Me volteé y encontré al alto chico tailandés que odiaba tanto. Él nos estaba mirando con disgusto. Miré su mano y él estaba sosteniendo un teléfono. Él lo notó y sonrió.

—Dije que eras lesbiana, pero no sabía que era verdad —se rió.

—Para —dijo Mina.

—Sabes, Mina. Eres asquerosa también. En realidad, te quería, es una pena que tu boca esté sucia ahora —suspiró—. Supongo que también tendrás que pagar.

—Déjala en paz —le dije.

—¿O que? ¿Me pegarás? Inténtalo.

Esperó a que lo golpeara, pero tan pronto como vio que no lo hacía, nos mostró la pantalla de su teléfono. Mis ojos se abrieron de par en par y mis piernas comenzaron a temblar. Miré a Mina y su expresión era la misma.

No.

Debes estar bromeando.

Estábamos aterrorizados.

Él tomó una foto de nosotras, besándonos.

—¿Debo imprimir esto y ponerlo en las paredes de la escuela? —amenazó.

No respondimos.

Él sonrió.

—Bueno lo haré.

—¡No!

Traté de tomar su teléfono, pero él fue más rápido y me agarró del cuello. Él comenzó a caminar, tirando de mí. Se detuvo frente a una fuente de agua y no dudó en meterme dentro.

broken : michaeng ❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora