XVI

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Tal vez haberlo besado mientras dormía no fue una muy buena idea...

Ni siquiera estaba segura de que si en realidad lo había hecho o sólo se trataba de lo que ella sospechaba: un sueño. Pero... Aún siendo de algún modo u otro, se sentía débil; cobarde; impotente y dudosa de que él no la quisiera como ella pensaba, o mejor dicho, esperaba.

La invadía una tristeza tan grande al recordar que se encontraba en el lugar donde lo perdió todo. Donde se quedó sola hasta que descubrió el mundo que se encontraba bajo sus pies. Donde encontró a una madre, una hermana, amigos; básicamente, encontró todo el amor que alguna vez esperó de la vida, y temió que se lo fueran a arrebatar otra vez...

Abrió sus ojos de repente al sentir que sus mejillas eran cubiertas por una sensación cálida.

Se sonrojó al momento de notar las manos de Sans limpiando sus lágrimas con delicadeza.

Ella misma se delató al mirarlo directo a sus orbes blancas. Su habilidad de poder ver con los párpados cerrados se fue por el caño.

- Eres una niña muy traicionera.

Volvió a reaccionar, esta vez de forma violenta separándose de él tras un empujón sutil pero útil para terminar con la cercanía.

- S-Sans, y-yo no...- pensó en una excusa. Un comentario que explicara la situación incomoda que ella misma había causado. Bajó la mirada y susurró- ... Lo siento...

Se había rendido. Ya no podía. Se sentía incapaz de confrontar otro problema. Adiós a su amistad fallida, adiós a su amor platónico, ¡Adiós, Sans!

Pero con un simple toque en su cabeza, acompañado de las palabras con duda del contrario, cambió todo.

- ¿Estás bien?- unos segundos pasaron y la que se acababa de abrazar a sí misma levantó la cabeza para verlo, confusa.

- ¿Eh?

- Si querías un paseo nocturno por el lugar, mínimo avísame,- quitó su mano para meterla a su bolsillo del pantalón- me preocupaste- se volteó sin la intención de recibir respuesta alguna, sabía que no la tendría de todas formas, por lo que empezó a caminar de regreso- vámonos, está haciendo más frío.

Frisk lo siguió. A dos metros detrás de él que poco a poco empezaban a hacer más por la lentitud a la que iba comparada con la del esqueleto. Tanta era de diferencia de espacio que el que iba adelante tenía que detenerse a esperarla. Así fue durante todo el trayecto, sin hablarse, sin mirarse, sin mostrar sentimiento alguno...

- Hoy es el día- dijo Toriel anunciando enfrente de todos los monstruos que ya se encontraban fuera del Monte Ebott- con ayuda de nuestra salvadora, al fin se nos permite la libertad e igualdad con los humanos- se oyeron aplausos de emoción tras la noticia.

Ni cuatro días habían pasado y todo parecía ir de bien a mejor. Todos estaban muy felices al vivir fuera de lo que fue su prisión durante siglos; o, por lo menos eso pasaba con los que de verdad querían salir.

Los tórtolos no se habían visto desde aquel día que la humana se fué de la casa de los esqueletos para ayudar a los demás. Y con eso de que ella ayudaba a Toriel y Asgore a entrar en comunicación con la "fuerza superior humana", pasaba más tiempo con los reyes del subsuelo que con los demás. Así fue como pasaron los siguientes días... Hasta que alguien tocó la puerta de la cabaña.

- ¡Humana!- gritó Papyrus mencionando a la niña que estaba enfrente.

- Hola Papyrus- le sonrió con amabilidad. La bienvenida alegre del esqueleto la había animado. Entró a la casa y vió todo el entorno.

- Perdón por no invitarte hasta ahora- se disculpó con un tono de voz arrepentido que después cambio a uno enojado- no quería que vieras todo el desastre que ¡Sans! no me ayudó a alzar- recalcó el nombre de su hermano con la intención de que lo escuchara aún estando encerrado en su cuarto. Causó una ligera risita de parte de la invitada que le contestó despreocupada.

- Descuida Papyrus, me alegra verte de nuevo.

- ¡Cierto! Te iba a dar algo- subió a su cuarto y en cuestión de segundos bajó de nuevo con lo que parecía ser ropa- esto es para tí- se lo extendió y Frisk agarró las mudas para ver mejor como eran.

La playera era blanca del torso mientras que las mangas eran naranjas, en medio tenía unas palabras pintadas con plumón negro que decían "Frisk". También había un short azul rey. Por suerte, parecía que el esqueleto acertó con su talla.

- Em... Gracias Papyrus, no hacía falta- Levantó la mirada y Papyrus tenía la misma ropa, lo único que cambiaba era la palabra que decía "Cool dude". Hizo una pose heroica y se llenó de determinación.

- Humana, hoy cumpliré mi promesa.

- ¿Qué prome-

- ¡Te ayudaré a encontrar novio!

- ¡¿Qué tú qué?!- interrumpió un Sans confundido alado de ellos.

- ¿S-Sans?- los nervios de la niña no tardaron en aparecer.

- ¡Así es!- continuó el alto, decidido- le prometí a la humana encontrar a la segunda mejor persona digna de ella en nuestra cita.

- ¿Segunda mejor?- le volvió a preguntar el mayor, incrédulo.

- Sí, como yo soy el Gran Papyrus, no hay nadie que esté por encima de mi. Bien, humana, ve a vestirte, que empezaremos con la búsqueda ¡Hoy mismo!

No Lo Esperaba -SansxFrisk- [COMPLETADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora