32. ¿Será este el fin...?

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Ver al horizonte, mientras estamos a un día de la obra. Es algo idiota pero no puedo creer que Mateo se vaya mañana. ¿Qué va a pasar? ¿Cuánto tiempo se va a ir?

—Señorita Russó.— habló el profesor.— ¿Quiere seguir con el guión?

Pegué un saltito al escucharlo.

—Si, lo siento.— acomodé mi cabello detrás de la oreja, mientras pequeñas mini escenas de Mateo y yo juntos pasaba por mi mente.

—¿Estas bien?.— susurró Mateo mientras me tomaba la mano.

Mis ojos se empaparon de lágrimas enseguida. Pegue un sorbido por la nariz y asentí, sin creermelo ni yo misma. Era inevitablemente estúpido que las lágrimas no salieran y en cuanto sucedio, tome mi bolso y salí corriendo del escenario. Me dirigí hacia una de las torres del colegio.

—Hey! Paula ¿A dónde vas?.— Mateo estaba gritandome por detrás.

Me di media vuelta y corrí hacia él.

—No te vayas.— solloze.— No me dejes.

Mateo tomo mi cintura con sus dos manos.

—Nunca me iría sin ti.— me abrazó. Lo mire sin entenderle.

—Tenemos cinco boletos a España. ¿Quieres venir conmigo?

Acabo de quedarme estupefacta frente a esta pregunta.

—Si si si, ¡Si quiero!.— grité y empece a reír. Un par de segundos después mi risa paro.— ¿Lo dices en serio? O ¿Todo esto es una broma y pronto saldrán las cámaras a decirme "Te la kreiste we"?

Mateo se echó a reír como un tonto. Y yo opté por pegarle en el hombro.

—Auch!.— siguió riendo.— Claro que es verdad. ¿Cómo se te ocurre que iba a bromear con esto?. Mira.— saco un pasaporte de su mochila.— Mi padre ya hablo con los tuyos, tardaremos en regresar por lo menos tres semanas.— levanto su cabeza para poder verme.— ¿Eres capaz de aguantarme tres semanas?

Siento que tengo esa típica sonrisa de adolescente estúpida enamorada.

—Estoy lista para estar contigo toda mi vida. ¿Aún lo dudas?.— hice un mal intento de guiñar un ojo.

—Te quiero tanto.— me alzo como si tuviera el peso de una pluma.— Vamos a por esta gran aventura juntos.— hizo un raro movimiento con sus cejas.— Pero creo que antes debemos ir a la obra. Sino tendremos malas notas y los profes nos odiarán.

—Vamos.— tome su mano y nos pusimos de camino al teatro. El profesor no era un ogro ni mucho menos. Al contrario él era un pan de Dios y siento que en este tiempo de ensayo me he ganado su corazón.

En cuanto entramos vi a una chica vestida de Julieta en el escenario.

—Pero que...— era la estúpida de Sheyla. Yo no se que tiene esa tipa en la cabeza.

—¿Qué hace Sheyla con tu vestido?.

—Es lo que voy averiguar.— solte la mano de Mateo y me dirigi hacia el escenario.— ¿Qué sucede aquí?— intente guardar la calma pero era imposible. Verla me irrita demasiado.

—Probaba a la nueva Julieta. Paula es lo que sucede cuando la actriz principal abandona su papel un día antes de la obra.— el profesor volvió a tomar su lápiz lo seguia mordiendo por la punta mientras se cruzaba de piernas.

tendrás su corazón pero de nosotras tiene el culo. Maldito profesor.

—Pero si no esta Paula tampoco estaré yo.— soltó Mateo detrás de mi y Sheyla levanto la cabeza. Claro esa zorra quiere ocupar mi puesto para besarlo. ¡Perra!.

—¿Acaso aún no se enteran que yo soy el profesor?. Él único que da las ordenes aquí soy yo. Paula ya no actua más y tú Mateo ve a ponerte tu traje. ¡He dicho!

—Pues me largo.— Mateo tomo mi mano y salimos del teatro.

—¡Mateo!.—gritó el profesor pero ya era demasiado tarde. Ya estabamos fuera.

—Oye pero eso afectará en tus notas. ¡Debemos regresar!.

—Estas loca si piensas que voy a besarme con Sheyla. Además únicamente acepte ese papel porque creí volver en dos meses y estuve muchisimo antes de ese tiempo. Mis notas estan bien, todo esta perfectamente y si seguí ahí únicamente fue para estar contigo. ¿De que sirve seguir ahí si tu ya no estas?.

—Pero...

—Pero nada. Las cosas se quedan asi y punto. Vamos hacer las maletas que tenemos mucho por llevar.

Asentí y seguimos caminando. Nunca había visto a Mateo tan indignado, se lo ve tan rudo con esa actitud. ¡Dios es que me vuelve loca!

Estábamos caminando por la plaza y nos metimos a una heladería. Pedimos dos copas de helado y fruta picada con crema. Estar gordos era lo nuestro, estar juntos engordando aún más.

—¿Te parece si luego de esto vamos por una pizza?. Tengo muchas ganas de una.

—Me parece, me parece.— metí una cucharada de helado en mi boca y mostre mis dientes.

***

—Paula, ¿Segura quieres ir?.— preguntó mi madre.

—Claro que si mamá. Tú sabes las ganas que tengo de conocer Europa y si empiezo por España pues ¡Esta de puta madre tío!.— reí.

—Bueno.— se puso cabizbaja.— ¿Si te has puesto la inyección de este mes y llevas la del siguiente por si las moscas?.— levante mi cabeza y fulmine a mi madre con la mirada.

—Tranquila que aún no pienso tener hijos. Aunque preferiría pastillas pero las inyecciones no estan mal.

—Yo prefiero tú abstinencia. Cuidate mucho. Mañana ire a la obra con tu padre y de paso llevaremos tus maletas.

¡Mieeerdaaa!

—Mami.— la mire sonriente, ¿qué carajos le digo ahora?.— Pues verás tuve un bajon en el colegio y me puse a llorar en el ensayo y me sali corriendo. Cuando regrese el profesor estaba muy enojado y me saco de la obra.— mi madre abrió la boca y estoy segura que esperaba que le diga que era broma pero no.

—¿Es broma verdad?.

—No. Mateo se salió por mi y mañana no estaremos nosotros.

—Bueno. Lo único que me queda de esa obra es un vídeo que me paso la madre de Mateo por whatsApp.

—¿Qué, qué?. ¿Un vídeo?.— acabo de recordar las palabras de Elena de nuestro primer beso. Mi madre vio ese vídeo.

—Olvidalo.— se levantó de la cama.— Hare la cena. Apresurate que pronto llegara tu padre y yo aún no le he dicho nada de que te vas.

Vaya mierda...

Mi madre salio de la habitación y yo seguía escogiendo los mejores outfits para España. Según se aun estan en primavera asi que llevare ropa para toda ocasión.

*Vibró mi celular*

—¿Si?

—Maldita, juro que vas a morir. Mateo y tú van a morir, malditos bastardos. Los tenemos en la mira.

Colgaron

Se me acaba de helar la piel por completo. A que loca del manicomio se le ocurre llamar para decirme ese tipo de estupideces.

—Paula— entró Mateo a mi habitación. —Debemos irnos ¡Ya!. A mi padre lo estan persiguiendo. Al parecer en el instituto tengo a alguien que sigue mis pasos. Esta noche mismo viajamos.

¿Qué esta pasando?.

MI PEOR ERRORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora