A tiempo

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Cómo le escuecen las palabras a mi papel fino

cuando hablo de las decisiones que he tomado, 

todo para mantenerme alejado del camino

de aquellos a los que no quise haber dañado. 

Quizás fuese cosa del destino, 

quizás todo aquello fue en vano; 

me arrepiento. 

Siento no haberlo visto. 

Y escribo en apresurados movimientos

todo aquello que te tuve que haber dicho, 

pero esta vez, llegará a tiempo. 


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Retiro lo dicho cuando lo he callado, 

porque sin querer lo dejo caer

y sólo con eso hago mucho daño; 

pero no quiero enmudecer. 


Ahora escribo sobre mi mismo

porque la indiferencia me mata, me asfixia, me ahoga, 

porque no hay hora de vida en mi gris cuadro, 

porque no hay nada hermoso en mi mente disonante, 

porque todo aquello que escribo yo ahora

fue un sufrimiento callado antes

y estoy atrapado, tengo que soltarlo, 

dejarlo caer al abismo. 


Sé que todo ha cambiado;

para bien o mal, eso no es mi asunto. 

Nada pudo haberlo evitado. 


Cuando escuche el mundo

verá mi papel fino y mojado, 

tristemente, difunto. 


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Sube, querida, la escalera

que conduce a un lugar mejor

mientras yo apago la hoguera 

del fuego que nos quemó; 

mientras quedo helado y en silencio, 

a merced de quien me quiera, 

subastado al mejor postor. 

Todo fuego que presencio

es fatuo pasado calor

fantasmagórico espanto

el frío en mi interior, 

de tantos que fueron, tantos

los fuegos de mi corazón. 

Se apagaron con mis llantos, 

y por cada uno,

una escalera se alzó. 

Miro hacia arriba intentando alcanzar alguno, 

pero no; simplemente...no...


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Ninguno llegó a tiempo

ninguno de mis múltiples yos. 

Algunos murieron de agotamiento, 

otros presenciaron lo peor,

cómo se pudren los sentimientos, 

cómo uno a uno, muero, y ¡Dios!

Me horroriza el pensamiento

de no encontrarle solución

a este infinito sufrimiento

que se repite en mi interior; 

que por hermosa que sea la estela

que todo fuego fatuo dejó

arden por dentro las candelas

que cada uno inconsciente consumió; 

sellando de esta forma con cera

mis gritos de desesperación. 

Callados se oyen desde la escalera, 

de ellas nadie bajó. 

Solo, frío y sin quien me quiera, 

así es como vivo yo. 


Ensayos y Errores 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora