ÉPSILON: Dentro Del Videojuego.

CAPÍTULO XI

Habíamos vuelto a la "extraordinaria" habitación blanca con nuestros "extraordinarios" vestidos griegos.

Mi cuerpo había dejado de doler parcialmente, mi herida profunda se había desvanecido casi por completo y mi miedo quedo en el olvido, pero había algo caótico y tranquilizador (valga la dualidad) que seguía ahí en todo momento, y ese algo me abrazo fuertemente.

-Como me hiciste sufrir pelirroja. - dijo sonriendo mientras tocaba el lugar de mi cara en donde antes se encontraba la lastimadura.
-Bueno cabezas de chorlitos, todo bien con la escenita, pero acá tenemos problemas serios. - interrumpió una chica rubia que parecía la reencarnación humana de barbie.
-¿Qué paso? - pregunte.
-De los 5 equipos que entraron a la prueba solo salimos 3, y uno de los grupos volvió con una persona. No tengo ni idea de por que están tardando tanto en hacer una estúpida prueba, pero algo me dice que paso algo mas que un simple retraso.

Ella estaba en lo cierto. Ni me había dado cuenta de que en la sala éramos 5 personas. Leo y Miranda no estaban por ninguna parte.

-¿Miranda salió? - pregunto Luca asustado.
-Todavía no- respondió la barbie.

No se que tipo de mambo tenia ese chico con mi archienemiga, pero no me gustaba para nada.

-Si los equipos tuvieron suerte, todavía deberían de estar haciendo el desafío. No quiero ni pensar en lo que les podría haber pasado si accidentalmente quedan atrapados sin poder apretar el botón o hayan muerto en el juego...- añadió Luca.
-Y mas ahora que se encuentran varias fallas en Épsilon. El dispenser de alimentos que estaba en el fondo del pasillo dejo de funcionar, el botón de pánico nunca anduvo y las lastimaduras ya no se regeneran como antes. - contesto un pibe moreno y alto, con unos ojos marrones demasiado profundos.

Tenía razón en todo lo que había dicho aquel chico. El juego había comenzado a tener fallas graves. Si las heridas no se curaban tan rápidamente, como me había pasado a mí, las provisiones se habían acabado casi por completo y el botón no funcionaba, solo quedaba una salida.

-Supongo que todos tenemos unas ganas inmensas de irnos bien a la mierda de este juego. Quedan solamente un par de puertas sin pasar, y todas en las que están nuestros compañeros tratando de sobrevivir. Así que sugiero que nos separemos en grupos y nos encarguemos de encontrarlos.

La gente presente asintió y se agruparon aún más.

-El reloj dice que llevamos 156 horas y 26 minutos en el juego. Descansaremos acá hasta las 160 horas y recién ahí saldremos a la misión. - dijo Luca alzando la voz entre la pequeña multitud que nos rodeaba.

Todos comenzaron a sentarse juntos en el piso. Yo preferí alejarme de ellos lo más posible, yéndome al final del gran pasillo. No es que sea una malhumorada, pero necesitaba descansar bien mi mente antes de volver a pasar por algo tan estresante.

Cerré levemente los ojos, y antes de siquiera pensar en la idea de dormir se acerco Luca.

-Bueno pelirroja, ya se que sos una antisocial de mierda, pero creo que te vendría bien un poco de compañía y alguien en la que apoyar esa cabezota fea que tenés. No queremos que mañana te despiertes con el cuello duro por mantenerlo sobre la pared. - dijo sarcásticamente.
-No tenía ni idea que te gustaran las pibas feas con cabezotas enormes... Pobre de vos...- conteste con compasión y una sonrisa pícara.
-Si ya se, tuve que ir a varios psicólogos y oculistas por mis grandes problemas amorosos.

Ambos soltamos una gran carcajada, se sentó en el piso junto a mí y le pegue chistosamente un codazo en el estómago.

Ya sé que estábamos bromeando, pero el nunca me contradijo si le gustaba o no. Y eso en el momento fue mas que suficiente para mí.

-Bueno esta bien, te hago el honor de ser mi almohada esta noche, solo te tengo que advertir que babeo bastante cuando duermo.
-Tranquila, estoy acostumbrado a que babees siempre que me ves- me guiño el ojo y sonrió.

Puse los ojos en blanco y apoyé mi cabeza en su hombro.

No me di cuenta de lo cansaba que estaba hasta que mis pupilas se cerraron por completo y caí dormida pensando en las atrocidades que nos tenia pensadas la vida para dentro de 5 horas.

***
Abrí mis ojos y en el reloj se marcaban las 159 horas con 48 minutos. Todavía tenia un poco de tiempo antes de tener que salir nuevamente a las pruebas. Separe mi cabeza del hombro de Luca y efectivamente lo había llenado de baba.

Avergonzada intente limpiarlo suavemente para que no se despierte. Tuve suerte (cosa que no ocurre nunca) de que el durmiera mas fuerte que un tronco y que ni se inmutara de mi "sutil extracción de sustancias babosas de su chaqueta blanca".

Me quede unos minutos apoyada junto a el sintiendo su leve respiración. Cuando el gran reloj marco las 160 todo el mundo comenzó a despertar a los compañeros que aún seguían dormidos. Y yo hice exactamente lo mismo.

Luca abrió los ojos y me sonrió levemente.

-Pelirroja supongo que queda mas que claro que somos equipo ¿No?
-Lamentablemente...- dije golpeándole el estómago.

Nos reunimos con el resto de los chicos.

-Bueno, nosotros dos iremos por una de las puertas en la cual entro anteriormente un grupo que no logro salir. Ustedes tres vayan por otra. - hablo Luca fuerte y claro.

Era impresionante como su personalidad y manera de actuar pudieran cambiar tan repentinamente, asumiendo su responsabilidad innata de liderazgo en los momentos necesarios, y siendo un completo idiota el resto del tiempo. Supongo que era una de las cosas que mas me gustaban de él.

No tardamos prácticamente nada en escoger una de las puertas con una luz naranja, que indicaban la presencia de un jugador dentro de la prueba.

Y sin pensarlo dos veces cruzamos hacia el otro lado.

L U C A

Feliz vida chics! 💜