CAPÍTULO XX

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El aire que corría por la habitación era tenso y doloroso. Penélope estaba acostada en el suelo, rodeada de varias cosas de un botiquín que se encontraba en la sala. Mía había tomado el mando de la situación ya que había realizado 2 años en la carrera de medicina y era lo más cercano a un cirujano que teníamos en ese momento. Se notaba que estaba nerviosa, pero no se podía dar tales lujos e intentaba mostrarse lo más calmada posible.

La rubia cerraba los ojos con fuerza y dejaba salir varios gritos cada vez que le limpiaban la lastimadura. Me daba muchísima impresión el tamaño y la profundidad de la herida, no hacía falta ser ningún profesional para darse cuenta de que era grave.

- Perdón, pero esto te va a doler un poco. – dijo Mía agarrando una aguja y un hilo del kit.

La chica cerró los ojos con aún más presión y asintió levemente mientras le agarraba la mano a Miranda con fuerza.

No podía ver ni una gota de sangre porque me bajaba la presión, menos me iba poder quedar viendo cómo la cosían. Ya se que suena re egoísta irme de allí, pero a mí no me gustaría ver a alguien a punto de vomitar y desmayarse si estuviera en una situación tan límite como lo estaba ella.

Me aleje de ellos y me dirigí al extremo del pasillo. Ya había comenzado a ver todo borroso por los mareos. Me senté en una esquina y metí mi cabeza entre mis piernas.

Cada tanto en ciertas situaciones me gusta estar sola, para pensar, razonar y no tener que fingir constantemente estar feliz. Pero este no era el caso, necesitaba a alguien que me abrace y que me diga que todo iba a salir bien. Claramente no le reclamaba a nadie que venga a mi lado, porque ya todos estaban haciendo su respectivo trabajo con Penélope.

Una vez que recupere la compostura y mis entrañas ya no querían salir por mí boca de la impresión y el asco de la sangre, decidí pararme e ir a ayudar en todo lo que podía.

La rubia estaba acostada en el piso con un par de ropa abultonada bajo su cuello en forma de almohada, estaba pálida como la nieve y sus ojeras relucían fuertemente en su rostro. Pol le pasaba por su frente varios paños mojados con agua fría.

Esa chica definitivamente mostró ser muy fuerte, no cualquiera se atreve a soportar una limpieza y costura de tal magnitud sin anestesia.

Me dirigí hacia el resto del grupo que estaban en medio del pasillo sentados contra la pared con una mirada que mostraba sumo cansancio.

- ¿Cómo se lastimó así? – pregunté.

- En la prueba anterior tuvimos una especie de batalla, y le clavaron una lanza en el estomago. Como acto reflejo ella se la saco, pero sólo logró empeorar más la situación ya que empezó a desangrarse. Fue sumamente frustrante intentar pasar lo más rápido posible el desafío sabiendo que si tardabamos Penélope iba a morir. – contestó Leo con los ojos perdidos.

Cada palabra que iba relatando solo lograba que mi odio hacia Épsilon y sus creadores aumentará. Ya habían demostrado en diversas situaciones que no tenían ni una pizca de compasión y yo tampoco la tendría cuando logré salir de este estúpido prototipo de realidad virtual.

- ¡Dios, los odio! No puede hacer lo que de se les da la gana y mandarnos a un videojuego de mierda en donde no funciona ni la cosa más simple de todas. – añadió Miranda sacándome las palabras de la boca, era obvio que todos pensábamos y sentíamos lo mismo por la realidad que teníamos ahora.

- Ya sé que es una mierda, pero por lo menos la operación salió dentro de todo bien. – contestó Mia mientras limpiaba el resto de sangre que manchaban sus delicadas manos.

Era extremadamente sorprendente ver cómo mediante unos simples cables podían "transportarte" dentro de un videojuego y que todos tus sentimientos se sientan tan reales.

Pasaron horas y el silencio reinaba la habitación, me sentía completamente agotada, pero mi cuerpo estaba descansado, me sentía agotada del alma, de la mente de las situaciones extremas que me iban superando constantemente. Me debía mantener fuerte para no caer ante el juego, pero de a poco las cosas se me iban acumulando y cada tanto necesitaba desahogarme. Supongo que siempre fui como una bañadera, llenándome indefinidamente hasta que el líquido rebalse por todas partes e inunde la sala, dejando como única salida sacar el tapón. Así de simple parecía la cosa, sacar el tapón, sacar todo, pero para algunas personas eso era equivalente a la Odisea de Homero. Últimamente me llenaba con más repidez de lo normal, creo que se debe a que el agua estaba cada vez más espesa y pesada o yo me volvía más propensa a explotar.

Como no soy buena para mentir mi cuerpo muestra mediante acciones lo que siento, y supongo que Luca me habrá visto porque se acercó con cara de preocupación hacia mi.

- ¿Te sentís bien?- preguntó muy cerca de mí.

- Si, un poco cansada nada más.

- Verónica, estás templando como un despertador y tu piel está más pálida de lo normal. No tenés que hablar del tema si no querés pero sabe que yo estoy si necesitas un hombro para apoyar tu cabezota y tu baba. – dijo acercándome lentamente con una sonrisa doblada en su rostro.

Me acerque más a él y lo abracé fuertemente, seguía con la barba de unos días crecida y su olor tan embriagador.

Estar con él era básicamente la única razón por la que en el fondo no me quería ir a casa, me podían pasar mil cosas catastróficas pero al final del día su calor me hacía ver la salida a todo eso.

- Chicos, creo que deberíamos seguir con las pruebas, cada vez que pasa el tiempo el juego se va llenando de mas fallas y no quiero ni darme una idea de lo que pasará si tardamos tanto. – hablo Leo con la voz poderosa- Yo me quedo con Mía acá para ver cómo progresa Penélope.

La tímida chica se tornó roja carmín en un segundo ante la propuesta del chico.

- Me perece perfecto, mientras antes terminemos esto más rápido vamos a poder llevar a Penélope a un hospital real. – añadió Pol

- Entraremos los cuatro juntos a la próxima sala para que sea más seguro. - habló Luca.

Todos asentimos, definitivamente no estábamos para nada completos como para continuar y sumarle más agua a nuestra bañadera, pero era nuestra responsabilidad y debíamos cumplirla.

Y así luego de prepararnos un poco mentalmente, cruzamos la gran puerta blanca con una tenue luz encima.

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Feliz vida chicxs! 💜

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⏰ Última actualización: Nov 13, 2020 ⏰

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