Pregunta: ¿De dónde me lees, criatura?
Cuando el ascensor se abre, creo que hasta ando ciega de la rabia.
Empiezo a aporrear la puerta, pero me acuerdo de que tengo las llaves y tras el tercer intento, por fin se desbloquea la cerradura. Entro y justamente, sale el tatuado con una sábana anudándole la cintura.
Mis mejillas se sonrojan, pero sigo hirviendo por dentro.
-¿Se puede saber qué mierda te pasa?- pregunta al verme pasar por su lado como un tornado.
Abro la puerta fuertemente y el picaporte golpea tan fuerte la pared que deja marca. La rubia que descansa encima de la cama, pega un grito al verme y se cubre rápidamente con las sábanas blancas.
Las mismas sábanas sobre las que estuve sentada esta mañana.
Pero fue demasiado tarde. Me dio tiempo a ver sus tetas falsas. ¿Esto es lo que le satisfacía a él? Todo falso. No sé porqué no me sorprende.
La cojo tras coger su vestidito y sus tacones del suelo y ella, mientras grita e intenta cubrirse como puede con la sabana, me suelta de todo.
Paso por delante de Dante, que tiene la boca abierta a más no poder y cuando abro la puerta y la empujo fuera del apartamento, estoy que enfrento hasta al mismísimo diablo.
-Como vuelvas, esas extensiones tan caras dejarán de ser parte de tu cabello- rujo antes de dar un portazo.
Tengo que apoyarme un rato contra la puerta para serenarme.
Cuando por fin dejo de temblar, es cuando soy capaz de girarme a encarar al tatuado, que me mira con una rabia indescriptible en los ojos.
-¿Se te ha ido la olla?- suelto en un susurro, porque soy capaz de que hasta los vecinos llames a la policía por mis gritos- ¿Así te diviertes, gilipollas?- me acerco hasta que nuestras caras están a centímetros- ¿Te has divertido jodiéndome la cita, eh?
Se encoge de hombros y me resulta increíble la serenidad con la que se está tomando esto.
-Debo confesarte que sí- su mirada póquer se posa en la mía y frunzo el ceño- Has echado a mi chica- ruje. Y yo no sé que és lo que me ha jodido más, si el caso de que se refiera a esa cualquiera como mi chica, o el caso de que esté enfadado por algo tan ridículo.- ¿Ahora quién baja esto?
No le entiendo hasta que deja caer la sábana.
Doy gracias a que mantuve la mirada fija en su cara. No fui capaz de bajar la mirada, pero él me retó con la suya. Y esa mirada retándome me causó algo extraño en el estómago, como cuando se te avecina una diarrea.
-¿Por eso estás cabreado, eh?- me acerco más e ignoro su miembro apuntándome- ¿Por que te he arruinado un orgasmo?
Sonríe.
-¿Y tú estás cabreada porque te he arruinado la cita con el que supuestamente podría ser el hombre de tu vida?- dice con socarronería.
Abro la boca para justificarme pero su mirada fulminante me calló la boca como si me hubiesen dado un azote en la espalda con un cinturón.
-¿Qué?- susurró en mi cara- ¿Qué me vas a decir, eh?- me mira con ironía- No me mientas y me digas que lo vuestro es de verdad. No me cuentes que lo vuestro es real, no a mí. No aquí.- se acerca y cuando siento algo rozarme el estómago, doy un respingo y empiezo a avanzar hacia atrás.
Él avanza conmigo y cuando mi espalda choca contra la puerta, mi respiración se acelera sin explicación alguna.
Nunca me había sentido así en mi vida. Solo se escuchaba mi respiración agitada. Todo estaba en completo silencio.
-T-tú no lo...
-No me sueltes ese rollo de que os queréis como nadie se ha querido en la vida. No me digas eso de tú no lo entiendes. No, no lo entiendo. No me jodas y lárgate.- me mira fijamente y yo le aguanto la mirada, aunque cuando una humedad inexplicable empieza a recorrer mi ropa interior, me asusto- Puede que no sepa una mierda de relaciones, de ir un paso más allá, del compromiso y todo ese sentimentalismo barato- ruge sobre mis labios.- No me mal interpretes, tampoco he dicho que quiera- medio sonríe y yo no puedo evitar posar mi mirada sobre sus labios- Simplemente he estado en un lado completamente aparte de todo eso. Simplemente he estado al otro lado, en otro mundo- pone sus manos sobre mis caderas y las atrae hacia las suyas. Expiro de golpe el aire sin apartar mi mirada de él- No me hables de él. Al menos... No ahora.
Y cuando voy a separarme para meterle la bofetada más grande que haya sentido en su vida, hace lo que menos me hubiera esperado en ese momento.
Me besa.
Aplasta sus labios bruscamente sobre los míos. Lo hace tan fuerte que mi cabeza golpea con fuerza la puerta detrás mía. Sonó un gemido. No supe decir si era mio o suyo. Lo que sí supe decir es que cuando intentó introducir su lengua en mi boca, no le dejé.
Siguió mordiendo mis labios con violencia pero yo no cedí. Pero cuando una de las manos que estaban en mi cadera viajó hacia mi seno izquierdo para apretarlo con fuerza, abrí la boca al completo, ahogando un grito.
Aprovechó entonces para meterme la lengua hasta el fondo y yo no supe la dirección en la que este maldito momento iba. Y solo supe pone mi mano sobre su nuca y atraerlo violentamente hacia él para besarle.
Aunque no tenía idea de cómo.
Supongo que lo estaba haciendo bien, porque él gruñó en mis labios. Se sintió tan bien que casi dejo salir el segundo gemido. Descargué en sus labios la rabia que sentí en el momento que me llamó. Descargué en sus labios la rabia de no entenderle.
Descargué en sus labios la rabia que sentía al haberle visto con aquella rubia en la cama. Descargué en sus labios la rabia de no saber qué mierda estaba pasando dentro de mí. Cuando pensé todo eso, le separé de mí poco a poco, hasta tener su barbilla sobre mi frente, mientras yo intentaba recobrar la respiración.
Con los ojos cerrados, me apoyo contra la puerta y cuando los abro, él ya está delante de mí con unos pantalones de chándal. Pero hay una expresión burlona en su rostro. Frunzo el ceño cuando le veo coger la libreta de Hannah de la mesilla del vestíbulo.
-Siguiente misión, cumplida- frunzo el ceño y doy un paso hacia delante, sin entender nada- Hannah siempre quiso tener un beso con lengua.
Entonces me quedo pálida.
Me sentí utilizada, sentí tanto asco hacia mí misma que solo me quedó sonreír para disimular el escozor de mis ojos. Asiento y abro la puerta. Ahora el confundido era él. Pero estoy segura de que mis palabras antes de cerrar de un portazo, se le quedaron grabadas.
-Enhorabuena, hijo de puta- le miro con asco- Acabas de robar mi primer beso.
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LA LISTA DE HANNAH✓
Misterio / SuspensoA veces, los muertos dejan en su sitio una huella, que aún muertos, no se les deja de mencionar. Queda prohibido, sin autorización escrita del autor, bajo las denuncias establecidas por las leyes, la reproducción total, adaptación, distribución y pl...