-¡GRACE!
Ambos dimos un respingo, separándonos de golpe, para girar la cabeza al mismo tiempo.
Observamos asobrados a un Nick en pijama, correr hacia nosotros. Se paró a mi lado, jadeando.
-¿Estás bien?- asiento y entonces cayó en la cuenta de quién estaba a mi lado.
Me tiró bruscamente del brazo, para atraerme hacia sí, separándome de Dante.
Le miré con el ceño fruncido cuando se acercó a tí.
-¿Acaso eres tan hijo de puta como todos dice, acaso no tienes ni una pizca de corazón?- bramó en su cara- La verdad, es que ni siquiera eres digno de llamarte hombre si dejas a una señorita en la calle solo por una rabieta tuya.
Dante frunció el ceño, sin entender nada.
Me miró y yo le hice un gesto de que lo dejara pasar, y me sentí muy orgullosa cuando aparetó la mandíbula, devolviendo su dura mirada a la irritada de Nick.
Lo estaba intentano al menos, pero éste último se estaba pasando.
Entonces se metió la mano en el bolsillo al ver la botella de alcohol rota en el suelo.
-Llamaré a la policía para que vengan a encargarse de...
-Déjalo, Nick- me sorprendí a mí misma con una dura voz- Él sabe cuidarse solito.
Le miré duramente y observé el lento movimiento que hizo de devolver su móvil a su bolsillo.
Asintió brevemente y le miró, para luego mirarme a mí, con unos ojos de desesperación únicos.
-Al contrario, él es la clase de chico del que deberías cuidarte, Grace- murmuró en alto a propósito para que el otro lo escuchase.
Ser una persona insegura te destroza la cabeza.
Tragué saliva, poniéndome entre ellos para evitar una pelea. Aunque sea en respeto por los muertos, por el amor de Dios.
-Él necesita mi ayuda, Nick y...
-¡No, no la necesita!- gruñó- Puede salir fácilmente de los problemas que tiene y...
Apreté los dientes, hasta ahí había lleado.
-¡No todos tenemos la misma capacidad para superar algo o a alguien!- grité en mitad del cementerio- La verdadera muerte siempre empieza por dentro,y si yo muedo evitar que él muera por dentro, entonces no dudaré en hacerlo, y nadie, ni nada, me lo impedirá.
Recalqué el nadie mirándole, y al ver su mirada dura, supe que cualquier rastro de bondad que hubiese sentido por Nick, se esfumó en ese momento.
En todo ese tiempo Dante no emitió sonido ni palabra alguna. Y era lo mejor.
Miré a ambos hombres y me rasqué la cabeza, nerviosa al encontrarme entre estos dos, sin saber muy bien cómo llevar la situación.
¿Qué carajo estoy haciendo con mi vida?
-¡Estoy flipando porque le estás defendiendo!- brama entonces y yo doy un respingo- ¿Acaso le prefieres a él, un problemático de mierda, al que solo le importa el sexo? Sé que te importa lo que los digan, Grace, sé que tienes en mente todo lo que es- le miró con asco- Te conozco, y sé que lo que necesitas en éste momento es una taza de té y una manta junto a un cómodo sofá. Vamos, te llevaré a casa, Grace.
Me cogió del brazo y yo suspiré, mirando a Dante y a Nick. Apreté los labios y asentí lentamente, de acuerdo con mis pensamientos.
-Vete, Dante.
Solo hubo silencio durante los siguientes minutos, ningún movimiento, hasta que alguien perdió la calma.
-¿Acaso te has vuelto sordo? ¡Largo!- bramó un furioso Nick.
No le miré a la cara, porque sabía con lo que me iba a encontrar, así que bajé la cabeza, hasta que echó a andar.
Cuando se alejó lo bastante, me mantuve rígida y en silencio, hasta que se escuchó el furioso rugido de un motor. Entonces, los brazos de Nick se arrojaron a mi alrededor y yo inspiré hondo.
-Sabía que eres inteligentes- susurró contra mi pelo.
Entonces me empecé a alejar lentamente.
Supo que algo iba mal al ver mi mirada, y cuando cayó en la cuenta de lo que pasaba, negó con la cabeza. Dió un paso hacia atrás y yo le miré con arrepentimiento.
-Me intento alejar de él, de verdad que lo intento- digo con un hilo de voz.- Pero siempre vuelvo a él. Porque él es el único lugar donde soy yo misma.
Palideció.
-No te entiendo...- susurró alejándose de mí.
Inspiré hondo y apreté los labios.
-Te pondré un ejemplo- me crucé de brazos- Yo odio mi cumpleaños porque me recuerda que las mismas personas que me dieron la vida, fueron las que me abandonaron- intenté ahogar el dolor que surgió del centro de mi pecho- Digamos que el día de mi cumpleaños, su hubiese estado con Dante, y él me hubiese preparado una tarta, le dejaría bien claro mis pensamientos antes de comérmela. En cuanto a ti, solamente te sonreiría, agradecida.
Apretó la mandíbula y bajó la mirada.
Me dolía de todo corazón hacerle esto. Sé que lo nuestro habría sido bonito, pero no pensaba salir con alguien ni hacerle sentir falsas esperanzas si yo no sentía nada.
Así de leal era.
-No me mires- susurró de repente, sorprendiéndome- Porque siempre hay pensamientos que se pegan a las promesas de las miradas.
Y con eso, y sin dejarme explicar nada más, se largó a paso rápido, ignorando mis llamadas.
Suspiré y me senté en una lápida junto a mí. Observé de reojo el nombre, antes de volver a suspirar y mirar el suelo, dándole un suave golpe a la lápida.
-Bueno, Jussepe, creo que nos hemos quedado tirados por segunda vez en ésta noche.
Llamé a su puerta, pero me sorprendí al ver que ni siquiera estaba cerrada.
La atravesé y observé cómo todo estaba a oscuras. Cerré la puerta detrás de mí y me quité los zapatos y la chaqueta. Caminé hasta el salón, desierto.
De repente me fijé en que el agua de la ducha sonaba. Entonces caminé hacia el baño y al entrar, intenté no desesperarme al ver la cantidad de vapor que lo inundaba todo, haciéndome dificil hasta ver el váter a mi lado.
Me desnudé lentamente, observando su espalda esnuda y su pelo mojada, mientras el agua caliente seguía cayendo sobre su cuerpo.
-¿Qué haces aquí?- susurró con voz ronca- ¿No deberías estar junto a tu novio?
Me deslicé dentro de la ducha, ahogando un jadeo al notar el agua ardiendo empaparme.
Ignoré su hermosa desnudez para transmitirle todo mi amor con la mirada cuando se giró, encarándome. Su voz era como una droga.
Y yo era la adicta que quería su dosis diaria.
-Suelo tomar malas decisiones, pero creo que ésta vez, no he fallado.
Y mi mirada conjuntó a la perfección con tu hermosa media sonrisa.
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LA LISTA DE HANNAH✓
Tajemnica / ThrillerA veces, los muertos dejan en su sitio una huella, que aún muertos, no se les deja de mencionar. Queda prohibido, sin autorización escrita del autor, bajo las denuncias establecidas por las leyes, la reproducción total, adaptación, distribución y pl...