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"Hannah.."

Lentamente abrí mis ojos y divise a Sherlock de pie frente a mí con una postura no tan intimidante a la de siempre.

- Te quedaste dormida - se aclara la voz - Sobre mi libro - añade señalando al sillón donde me encontraba.

- Oh, lo siento - respondí tomando asiento y entregando el libro a Sherlock, esta vez evitando tocar su piel en aquel intercambio. Note que me encontraba cubierta con no lo que yo pensé era una manta, sino su mismísimo saco. Sentí mi estómago revolotear, luego añadí - Qué hora es?

Sherlock me miro y bajó la vista a su reloj - 16:20 pm - Respondió retirándose a la cocina.

Algo avergonzada por la situación, y al ver que Sherlock no estaba interesado en hablar, me dirigí a mi habitación para recostarme nuevamente. El estrés de la mudanza había disminuido, pero aún necesitaba descansar. O quizás era una excusa para evitar a mi compañero, me ponía nerviosa.

Al pasar un rato, mi estómago comenzó a hacer ruido debido a que me había saltado el almuerzo. Algo adormecida fui hacia la cocina pensando qué podía tomar rápidamente, quizás saldría por un cafe.

Una vez allí, note que en la mesa había bolsas de comida rápida lo cual me pareció algo extraño, Sherlock no parecía ser ese tipo de persona. Al notar que no se encontraba en ningun lado, sentí un poco de frustración recorrer mi cuerpo. Una pequeña parte de mi deseaba conocerlo más, al menos tener pequeñas charlas como las de hoy, poder crear alguna especie de vínculo; aunque sé que solo era el primer dia.

Mis pensamientos fueron interrumpidos al verlo aparecer en el umbral de la cocina.

- La señora Hudson trajo comida - explicó mientras tomaba unas tazas y las llevaba a la mesa. Mi estómago cosquilleo al notar que tomó dos tazas, al parecer íbamos a tomar el té juntos.

- Oh.. Gracias, no tenía que hacerlo - Respondí.

- Es tu primer día - explicó y luego señalo las bolsas diciendo - Es la mejor pastelería en el vecindario.

- Me siento afortunada - sonreí, sintiendo que hacíamos progreso.

Luego de unos minutos ambos nos encontrábamos sentados en los sillones de la sala, Sherlock me sirvió una taza de té y luego para el. Lo mire por unos segundos mientras él bebía tranquilamente, me parecía un espectáculo.

Quise entablar una conversación pero no se me ocurría nada, mi mente iba muy rápido tratando de buscar un motivo con el que romper el silencio que a él parecía no molestarle.

- A qué te dedicas? - pregunté genuinamente.

- Detective consultor - Respondió tomando el azúcar. Fruncí el ceño intentando entender sus palabras, Sherlock alzó la vista y al ver mi expresión añadió: - Significa que cuando la policía se queda sin ideas, lo cual es siempre, me consultan a mi. Soy el único en el mundo con este trabajo, yo lo invente.

- Debes ser bastante bueno entonces.

Sherlock me observó unos segundos y luego sonrió. Me sentía tonta bajo sus ojos, no lograba coordinar mis movimientos correctamente, mientras él parecía tenerlos todos calculados.

- Tienes muchos casos? - Añadí bajando los ojos hacia mi taza.

- Últimamente demasiados, pero solo elijo los más interesantes. Asesinos en serie, desapariciones, mafia, muertes conspirativas..

Lo mire unos segundos, nuevamente hipnotizada, mientras él tomaba un bocado de un croissant.

- Debería preocuparme? - Pregunté formando una pequeña sonrisa, Sherlock me miró nuevamente.

- Probablemente no, aunque nunca sabes cuando puede visitar un viejo enemigo.

- Tienes enemigos? - Añadí intrigada.

- Sé de ciertas personas que no encuentran mi existencia exactamente agradable, pero nada de que preocuparse por el momento.

Sonreí levemente, un poco preocupada a pesar de su intento de tranquilizarme. Sin embargo parecía estar acostumbrado, así que le reste importancia y continúe bebiendo mi té.

- Y tú a qué te dedicas? - Preguntó inesperadamente.

Lo mire a los ojos, los cuales estás vez me atendían intrigados.

- Soy escritora. En mi ciudad trabajaba en una revista importante y creaba los artículos, me iba muy bien.

- Has tenido que renunciar o te echaron y decidiste volar a Londres? - Preguntó Sherlock, por primera vez.. bromeando? Sonreí.

- Renuncié, ya estaba decidida en venir aquí.

- Por placer?

- Se podría decir, sí. Necesitaba cambiar mi vida, personas, amigos, lugares..

Sherlock me miró unos momentos, luego bajó su vista a tu taza.

- Has tenido relaciones complicadas y decidiste.. huir.

- Perdona?

Sherlock levantó su vista nuevamente.

- No es cierto? - respondió con aire de sabelotodo.

- Tu no sabes las razones por las que me mude - Me defendí.

- Pero no le he dado cerca?

La indignación en mi rostro le dio la respuesta. Sherlock elevo sus comisuras y posicionando uno de brazos sobre el respaldo del sillón fijo sus ojos en los míos como si fuera una presa, añadiendo:

- Bien, empecemos. Londres es una ciudad cara, por lo tanto debes venir de una buena familia; probablemente hija única ya que has llamado a tus padres en varias ocasiones del dia demostrando un fuerte vínculo, sin tener en cuenta el anillo con tus iniciales que llevas puesto; demasiado personal para que no sea de ellos. Arriesgaría a decir que fue una ex pareja pero se ve bastante caro para una relación no muy avanzada. Y claro esta la opcion que fuera una relación avanzada pero en ese caso probablemente no te hubieras mudado, ni dicho que necesitabas nuevas relaciones en tu vida, ademas si fuese de una relación importante la cual tratas de olvidar no usarias el anillo por lo tanto, tus padres.

Ahora, teniendo en cuenta que trabajabas en una exitosa revista no hay demasiadas razones huir de tu ciudad y toda tu vida por solo conocer "nuevas personas, amigos y lugares." Lo más lógico es que te hayas cansado de quienes te rodeaban y hayas necesitado huir - Soltó Sherlock aún observandome. Comenzaba a odiar su ego.

- Como supiste todo esto?

- No lo sabía, observe.

El silencio predominó por unos momentos.

- Así que esta es la razón por la que todos me dicen que eres una persona difícil de tratar? - Pregunté.

- Eso dicen? - Sherlock me miró con una pequeña sonrisa en su rostro - Quizás.

Observe una última vez su rostro y luego de unos segundos, dejando mi taza en la mesa, me puse de pie.

- Bien, saldré a caminar. Volveré más tarde - añadí y Sherlock alzó su mano despidiéndome mientras sorbía su té.

Me retire triunfante, por fin había podido entablar una conversación con Sherlock y conocerlo mejor. La verdad que no me parecía tan malo como me habían dicho que podía ser. Es decir, es un poco incómodo que a partir de un detalle pueda saber toda tu vida, pero supongo que es algo a lo que te acostumbras, probablemente deba darle tiempo pues no llevamos ni un día juntos.

(...)

Bajé las escaleras y salí a la calle, el frío atacó mi cuerpo y cerré mi campera.

Comencé a caminar y a observar el vecindario, aún pensando en Sherlock, con quien de ahora en más compartiría mis días.

















Baker Street (Sherlock Holmes) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora