ÁNGEL DEL DESTINO | Giovani dos Santos |

ESPAÑA

| Voy con la certeza que al final valdrá la pena. |

Mensaje para: Estefania.

Cambio de planes. Voy rumbo a Madrid.

¿Qué? ¿Por qué? ¿Qué harás allá?

No lo sé. Estando allá hablamos.

Por favor cuídate. Cualquier cosa me avisas. Te quiero.

Los nervios se hicieron presentes después de bloquear el móvil. Y la ansiedad me abrazaba en forma de taquicardia y dolor en los músculos de la espalda. Bebí el último sorbo de mi café y segundos después anunciaron mi vuelo.

Tomé mis papeles y me dirigí a abordar. No sabía si esto era tan malo como lo imaginaba, pero, siguiente reto: ¡Bienvenido!

...

Estaba verdaderamente agotada. La maldita escala había sido de seis horas, sin mucho quehacer, sola, aburrida y con una ansiedad que me tenia vomitando y temblando.

Por fin habían llegado por mí. Una chica bastante apática, incluso más que yo.

Fuimos al hotel, ahí me esperaba Pedro, el querido productor que no me aceptó en un noticiero.

-¡Qué gusto verte de nuevo! -Me abrazo. Ni siquiera hice el esfuerzo de mover un hueso. -Te hemos requerido a ti. Sé que eres perfecta para este proyecto.

Lo miré mal, si hubiera sabido que sería con él el proyecto, me hubiera negado completamente. -Yo estaba muy bien en Estados Unidos. -Respondí.

-Vamos, querida, el proyecto no está nada mal.

Lo miré mal. Me invito a tomar asiento y me explicaron todo lo que haría.

Llamaron a una audición en donde estarían artistas mexicanos, para reclutar a jóvenes para una nueva banda. Yo me iba encargar del reportaje y las entrevistas en backstage para las páginas digitales.

Después de eso, decidí subir a mi habitación a tratar de descansar si mi mente me lo permitía.

El celular interrumpió mi intento de cerrar los ojos. Un mensaje de un número desconocido me había llegado.

¿Laia?

Hola.
¿Quién es?

Reyes. ✌🏼

Hola, flaquito.
¿Qué tal?

¿Llegaste bien? ¿Cómo va todo?
¿Cómo te sientes?

Sí, todo está bien. Acabo de entrar a la cama. Mañana mi día comienza muy temprano.

Descansa. Solo quería asegurarme que estabas más tranquila.

Gracias, Diegui.
Espero que también todo vaya muy bien allá.

Recuerda que te espero para la final.

Haré lo posible por estar ahí.

Por primera vez mi cuerpo pedía a gritos dormir. Así que bloqueé el móvil y decidí hacerle caso. Mañana todo estaría mejor.

...

Había sido un día largo, cansado y cargado de estrés.

Las 8 de la noche y llevaba dos días sin dormir.

Si Diego estuviera cerca le diría un gran "tenías razón". Había sido una gran experiencia, había sido un gran trabajo de producción.
Al final, aprendí que no importa si traes el mejor vestido y los tacones más altos, o si eres la mejor preparada, si hay un problema técnico, puedes convertirte en una experta en jalar cables.

La experiencia había terminado, pero a pesar de estar a tiempo para terminar el torneo, ya no fui requerida. Aún así decidí ir a la final.

Me detuve frente a una cafetería en el aeropuerto y debatía entre comprar un café o no... Mi mente comenzó a elaborar cuentas matemáticas, a separar ingredientes, tratar de recordar lo que había comido en esos días, para decidir un: NO. En los últimas semanas había consumido más calorías de las que me permitía.

Después de la documentación me tocaba esperar cerca de dos horas. Tomé mi móvil, abrí el chat con Diego y le envié la foto del boleto de avión:

Adivina a quien voy a ver convertirse en campeón...

Diego se había convertido en una gran compañía en los últimos tres días, estuvo al pendiente de cómo me sentía y aunque él también tuvo mucho trabajo, siempre se tomó el tiempo para contarme su día.
Ahora mismo sabía que no iba a responderme, pero seguro le haría ilusión saber que iba de regreso.

Saqué mi ordenador y aunque la señal me agarraba pésimo, intentaba ver el partido de semifinal de la Copa Oro, México vs Panamá. El partido más difícil que la Selección enfrentaba durante todo el torneo. Y también Giovani.

Me partía el corazón verle con su rostro cargado de preocupación, él con su lesión nada podía hacer para ayudar al equipo.

Panamá estaba siendo un rival muy fuerte, y sobre todo muy agresivo, un movimiento en falso logró que el árbitro marcara un penal contra la marea roja.

Toda la plantilla de Panamá reclamaba que era injusto, incluso, amenazaron con abandonar el juego, los comentaristas comenzaron a criticar y contradecir la decisión de Guardado de cobrar ese penal.

Mis manos sudaban demasiado y mi corazón latía con mucha fuerza. Las cosas estaban bastante tensas.

Mi celular comenzó a sonar.
Tomé la llamada por inercia, pero ni siquiera había prestado atención a la acción.

-¿Estas sufriendo, no es así? -Cuestionó Estefania alegremente.

Y de pronto, un grito estrepitoso de "Gol" se escapó de mi pecho, Guardado abrazaba a Giovani, felices de marcar ese penal.

Las risas de Estefania me conectaron a la realidad y me di cuenta que todos a mi al rededor me miraban como si fuera algo raro. Sentí mis mejillas arder.

-Salgo en dos horas a Los Ángeles.

-¡¿QUÉ?! -Su confesión me sacó del trance.

-Tengo días libres y pensé que pasar la final con mi mejor amiga era una gran idea.

-¡FUE LA MEJOR IDEA! Voy saliendo para allá. -Respondí con una sonrisa.

-Nos vemos en casi nada.

-En casi nada. -Afirme y escuche el anuncio de mi vuelo. -Nos vemos allá. -Colgué, guardé rápido todo y me dirigí al avión.

Con el corazón a todo lo que daba, deseaba que México se llevará ese partido...