Trataba de dormir. Pero la situación con mis mejores amigos; la entrevista de trabajo y el posible casting, no me habían dejado cerrar los ojos en toda la noche. Y a eso habría que sumarle una discusión con Giovani.
Me encontraba verdaderamente exhausta.
La puerta de mi habitación se abrió, él entro con el rostro agachado y el cabello despeinado. -No puedo dormir. ¿Me aceptas en tu cama? -Cuestionó sin rastro de alguna sonrisa.
Sonreí inevitablemente. Asentí. -Ven, entra. -Estiré mis brazos.
Se acomodó en el espacio libre de mi cama y se acurrucó a mi lado. Sus brazos estrujaban fuertemente mis huesos. Mis manos acariciaba su cabello. -Amor... -Nos miramos fijamente. -Lo siento. -Pronunció. -No quise hacerte sentir mal, mucho menos quería enojarme contigo.
Acaricié su mejilla. Mi corazón latía con mucha rapidez. Pedir disculpas siempre era tan necesario, para devolver esperanza sobre todo. Dejé un beso en sus labios. -Intentaremos que no vuelva a suceder. -Susurré.
Asintió y dejó un beso en mi frente. La luz tenue de la luna entraba por la ventana, como despidiéndose de nosotros.
Me acurruqué en su pecho para poder dormir, por fin.
....
Los rayos del sol pegaban en nuestros rostros. Ambos despertamos a causa de la molesta luz.
Giovani se levantó a cerrar la cortina, que siempre se quedaba abierta, pues usualmente despertábamos en la habitación de él.
Regresó a la cama, uno de sus brazos rodeó mi cintura y me apretó contra su cuerpo. Intentamos dormir nuevamente, pero ya no fue posible.
Ambos disfrutábamos del silencio de la habitación y el sonido de nuestras respiraciones. Minutos después acercó sus labios a mi cuello y los apretó delicadamente. -¡Buenos días, preciosa! -Pronunció con su linda voz ronca.
-Buenos días, mi niño. -Respondí con una sonrisa. Tomé por encima el brazo con el que me abrazaba.
Los silencios con él no eran incómodos, incluso, disfrutaba mucho los momentos en que ninguno decía algo y solo éramos nosotros dos disfrutando de nuestra presencia.
Hundió su mano debajo de mi playera provocándome un ligero cosquilleo. Reí bajito y sentí su mano acariciar mi abdomen delicadamente. Delineó mi silueta suavemente.
Mi corazón y todas mis hormonas estaban bailando de emoción. Una sonrisita estúpida apreció en mi rostro.
-Me encanta la curva de tu cintura... -Susurró en mi oído. Pegué mi cuerpo completamente al de él. Soltó una risita.
Tomé su mano y lo guíe hasta la curva de uno de mis senos. Lo escuché suspirar muy cerca de mi oído y sentí mil sensaciones recorrer mi cuerpo.
Su cálida mano comenzó a acariciar mi cuerpo por debajo de mi playera y las cobijas, con sigilo, con mucho cuidado, sintiendo con exactitud cada borde y cada extremo de mi anatomía, como si tuviera miedo de hacerme algún daño.
Eché hacia atrás mi cabeza y cerré los ojos disfrutando de las caricias de Gio. Estaba completamente cómoda ahí, a su lado, tan tranquila y tan pegadita a él.
Sus tetas manos me hacían sentirme entre las nubes, mis costillas entre sus dedos dejaban de ser jaulas. Él sabía perfectamente como hacerme olvidar de todos mis demonios.
Me giré para verlo de frente. Me encontré con su sonrisa. Dejé un beso en la comisura de sus labios.
Hundió su brazo debajo de mi cuerpo y me montó sobre su regazo. Comenzó a acariciar mis piernas, mientras yo sentía el subir y bajar de su respiración.
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ÁNGEL DEL DESTINO | Giovani dos Santos |
Fiksi Penggemar"Voy rompiendo esquemas defendiendo mis ideas, Confiando en el camino que me dicta el corazón. Voy con la certeza que al final valdrá la pena, Ángel del destino, quiero estar contigo".