Llegamos a casa, un poco menos agobiados, pero igual de cansados. Por primera vez, le había ganado una batalla a la ansiedad, pues no había tenido taquicardia, mucho menos vomito.
Giovani se aventó a mitad de su cama, Coquito saltó encima de él a llenarlo de besos y su colita se movía velozmente. Su dueño lo tomó entre sus manos y comenzó a juguetear con él.
Comencé a reír parada en el umbral de la puerta.
Giovani me miró. -¿Que haces ahí, amor? -Estiró su mano.
Camine para enlazarla con la mía y me dejé caer en su cómoda cama.
Bajó al pequeño peludo, que salió tranquilamente de la habitación. Se acomodó suavemente sobre mí. -Creo que alguien me debe un festejo. -Se sostuvo en sus rodillas y llevó sus manos a su cintura.
Reí. Me reincorporé. - Y a mi no me gusta deberte nada. -Respondí viéndolo a los ojos.
Sus mejillas se tornaron rojizas. Se agachó y tomó mi cara entre sus manos y dejó un beso en mis labios.
Volví a tocar sus delicadas cobijas mientras nuestras lenguas chocaban.
Sus manos se acomodaron a la altura de mi cabeza e hizo todo lo posible por no lastimarme. Mis manos se hundieron debajo de su ropa y pude sentir su cálida piel.
Sus labios bajaron a mi cuello, su lengua acarició delicadamente el borde de mi clavícula y una de sus manos entró debajo de mi blusa, su mano recorrió delicadamente mi abdomen y jugueteó con el borde de mi bra.
Mis manos comenzaron a bajar el cierre de su sudadera y se alejó un poco de mi para que pudiera deshacerme de ella, y luego de su jersey.
Acaricié su abdomen hasta llegar a su pecho y él regresó a mi cuello. Mi móvil timbró en modo de llamada. -No respondas... -Susurró mientras deslizaba su mano por mi entrepierna.
Acaricié su espalda jugueteé con mis dientes en su oreja. Comencé a repartir pequeños besitos en su cuello. El móvil volvió a insistir. Por un momento me preocupé, pero las caricias de Gio me hicieron perderme de nuevo.
Hundí mis manos debajo de su pants, él comenzó a subir mi blusa mientras dejaba un camino de besos por mi abdomen, me levanté para que pudiera deshacerse de ella.
Una sonrisa se le dibujó al ver mi lencería. Mis mejillas enrojecieron. -Te va increíble, cariño. -Acarició mi silueta y volví a recargar mi cuerpo en el colchón.
Mi celular insistió por tercera vez. Ambos bufamos, se detuvo y me permitió contestar, pero dejó de timbrar antes de que lo encontrará.
Reímos. -Está bien, no importa. -Dije un poco acelerada. Regresé a sus labios y volvió a acomodarse encima de mi.
Sus dientes comenzaron a jugar con los tirantes de mi bra y sus manos se hundieron debajo de mis jeans. Mi piel estaba completamente erizada.
Nuestras respiraciones comenzaron a acelerarse. Comencé a jugar con el elástico de su boxer, mientras él besaba las cicatrices de mis brazos.
Se deshizo de mi bra y se apoderó de mis senos. Mis manos desenredaban su cabello mientras mis labios comenzaban a soltar pequeños jadeos.
Mi móvil insistió, pero esta vez en tono de mensaje, una, dos, y tres veces más. Mi cabeza lo registró, pero mi cuerpo no pretendía moverse.
Mis uñas acariciaban delicadamente el cuello y espalda de Gio, luego de tocar y besar mis pechos hasta el cansancio bajó poco a poco por mi abdomen. Mis ojos estaban apretados y mi zona comenzaba a mojarse cada vez más.
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ÁNGEL DEL DESTINO | Giovani dos Santos |
Fiksi Penggemar"Voy rompiendo esquemas defendiendo mis ideas, Confiando en el camino que me dicta el corazón. Voy con la certeza que al final valdrá la pena, Ángel del destino, quiero estar contigo".