En una cabina oscura, con ventanas blindadas y mesas y sillas esparcidas por todo alrededor, había varios hombres sentados a la espera de que diera inicio la junta por la que habían sido llamados.
Tenían al menos media hora a la espera, sin hablarse o mirarse, llenando la habitación de tensión.La mayoría de los hombres ahí presentes eran mayores, rozando los 30 - 40 años, y unos pocos apenas terminaban su adolescencia. Algunos estaban en pequeños grupos de cuatro, el más grande de siete y el más pequeño de dos, contando que este, justo ahora, solo era de una persona.
El más joven de todos los implicados.
Muchos de los miembros lo veían con pena, tal vez hasta burla, pero no se atrevían a acercarse, menos cuando estaba armado hasta la médula. A su lado tenía una funda de guitarra, bastante grande y de color negra con diseño de una cruz rodeada de rosas, junto con varios cuchillos plateados escondidos bajo su gabardina azul. Y él... No hacía el intento de esconder su tristeza y nostalgia, mirando fijamente el asiento vacío a su lado.
¿Dónde diablos te metiste, hermano?
— No volverá aunque le llores un año más. —suspirando, puso toda su atención en uno de los chicos detrás de él, un grupo de cuatro, sonriendo con pena en su dirección. — ¿Red aún no vuelve de su misión en solitario?
— ¿Tú que crees? —el odio que reflejaba en su mirada apenas y era percibido bajo esa tonelada de tristeza. Maldijo por lo bajo y ocultó su mirada, dando gracias a su largo flequillo, sería el hazme reír de toda la división si lo vieran llorando como una nena. — Solo tenía que matar a una maldita banshee... —su voz se quebró, pero pudo disimular su dolor por rabia.
— Blue...
La conversación quedó estancada cuando el líder de toda la división y sub-unidades hacía acto de presencia. Retomaron sus posiciones, prestando excesiva atención a lo que diría el sujeto frente a ellos.
Estaba impotente, con su rostro lleno de cicatrices, grandes municiones por todo su cuerpo, su collar de colmillos caninos y dos mujeres voluminosas a sus lados, con collares especiales en sus cuellos y que al parecer eran sus aliados más confiables. En sus manos llevaba varias carpetas ordenadas específicamente por el peligro que conlleva realizar la misión. Su mente volvió a divagar ha el día donde vio por última vez a su hermano, recibiendo una carpeta amarillenta de alto rango.
Una maldita banshee.
— Tengo que darles malas noticias, y esto conlleva a la separación oficial del Rosary Brother's. —esas frías y crueles palabras fueron una estaca directo a su corazón, haciendo que las ganas de llorar vinieran como nunca en sus dieciocho años de edad. — Nuestro ex-camarada, Park Jimin, antiguamente conocido por el sobrenombre de Red Rose, ha decidido traicionar a la División Trece de Miami. —todas las miradas de pena cayeron sobre él, sabiendo lo que venía a continuación por su acto de traición. — Justo ahora, se encuentra en el puesto #07 de nuestra lista de los más buscados. Cualquiera que lo encuentre debe traerlo a la división, ya sea vivo... o muerto.
El mundo no podía joderlo un poco más, era lo que pensaba, pero se equivocó.
Acababan de dar luz verde para matar a la única persona que se había preocupado por darle una buena vida. Una familia. Él no creería sus palabras, haría oídos sordos a sus explicaciones y el porqué de su traición. Para él la división podía irse a la mierda, si intentaban tocar a su hermano se las verían con él.
Dado que su mente estaba llena de amenazas para todo aquel que quisiera dañar a su familia, poca atención prestó a la charla de su líder, siendo que regresara en sí cuando un caso le fue asignado, nivel B. Sabía lo que era sin que abriera la carpeta.
Debía matar a alguien, y el nunca dejaba escapar a su víctima.
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Sunset (JJK) #3
FanfictionJeon Jungkook, Blue Rose, Blue the perfect. Había tantas maneras de llamarlo... Y solo había una que de verdad le importaba. "Jungkookie". Cualquiera podía llamarlo así para intentar hacerlo sentir bien, pero si no venía de la boca de su hermano...