O c h o

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« Me llamo Park Jimin. ¿Y tú? »

Se levantó con un grito ahogado, cubriendo su boca con sus manos y saliendo de la cama de un salto. Jungkook nunca lo admitiría, pero había tenido una pesadilla... y un ataque, de nuevo. Hacía años que no los tenía y no quería que su hermano se enterara de eso, lo haría ver débil.

No quería ser débil frente a su héroe.

— ¿Dónde estoy?

La habitación donde se encontraba apenas era iluminada por los pequeños rayos de luz que se filtraban por huecos en las paredes y ventana reforzada por tablas de madera. Su cama era mullida, sin los característicos resortes salidos ni la base vieja y ruidosa; eso sí, las paredes eran un asco, con el techo cubierto por telarañas y demás bichitos pequeños.

Nunca a sido quisquilloso con los lugares donde dormía o siquiera habitaba, pero era obvio que era un chiquero.

Pero no mí chiquero.

Buscó sus cosas y las encontró en el viejo tocador frente a la cama, sin espejo en donde mirarse y con cajones faltantes. Dudoso las tomó, verificando que no faltara ni una sola bala, sonriendo satisfecho al ver que todo estaba en orden.

Tan concentrado estaba mirando su cinturón que apenas logró oír la puerta abrirse con un leve chirrido, sino hasta que alguien habló a sus espaldas fue como salió de su propio mundo.

— Despertaste...

Con su pistola de bolsillo cargada, apuntó hacia la persona que habló y suspiró de alivio al ver que se trataba solo de un niño. Bajó el arma lentamente, inspeccionando con la vista la cara neutra del menor.

Su cabello estaba revuelto, como si acabara de levantarse, de un color castaño casi rubio y abundante, sus mejillas regordetas teñidas de rojo, sus ojitos almendrados y de complexión un poco delgada. Era bajito, fácil podría llegarle al ombligo y no aparentaba ser tan menor. Sus ropas eran de buena calidad, estaba bien abrigado y no veía manchas de suciedad por ningún lado.

Dudaba mucho de que ese niño le hubiera salvado, tal vez un mayor estaba con él.

— Hola... —decidió ser amable, acercándose a pasos cortos y sonriendo un poco forzado. El niño en cambio seguía igual que al inicio, mirando hacia arriba para no perder contacto con sus ojos. — Soy Jungkook, ¿Y tú?

— Mamá dice que no hable con extraños.

— ¿Tu mami es quien me trajo aquí? —el pequeño asintió, balanceando su peso de un lado a otro sin dejar de mirarle fijamente. — ¿Dónde está ahora? ¿Puedo hablar con ella?

— Salió por comida... Dijo que buscaría tus cosas.

— ¿Mis cosas? —asintió vagamente, ladeando su cabecita de un lado a otro conforme su cuerpo lo hacía.

No quería ser supersticioso pero el niño le daba mala espina, aunque bueno, él también era raro cuando era pequeño y hasta un poco escalofriante, pero él en específico le hacía temer por su vida.

Deseaba estar equivocado, porque era muy lindo el infante.

— ¿Tardará mucho tu mami?

— Quizás...

Definitivamente era escalofriante. Ellos dos eran muy parecidos.

Estuvieron varios minutos más en silencio, solo observándose y cada quien perdido en su mundo, atentos a lo que hacía la otra persona. El castaño se veía reflejado en aquel niño, era una coincidencia demasiado grande. Se preguntaba una y otra vez si su hermano habrá pensado lo mismo cuando lo acogió, el que le haya tenido miedo con sus intentos de asesinato, su juego favorito.

Quería preguntarle muchas cosas, quería saber si él no pasaba hambre, si su mami no tenía problemas en mantenerlo, si no necesitaban ninguna ayuda. Quería regresar el favor lo mejor posible.

Nadie en su sano juicio se arriesgaría en salvar a un desconocido, menos si este portaba armas o tenía su cuerpo manchado de sangre. Debía ser una persona muy especial, quería poder conocerla.

— ¡Mami!

O tal vez no.

— Blanca nieves...

🌹♥️🌹

Sunset (JJK) #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora