— ¿Hansol? ¿Dónde estás?
La risa del niño lo delató detrás de él, girando con rapidez para poder atraparlo pero viendo el pasillo desolado, confundiendo al humano.
— ¡No se vale cegarme! —gritó entre berrinchudo y orgulloso, y es que desde hace unos días el pequeño había comenzado a desarrollar sus habilidades sobrenaturales y como su niñero había estado lidiando con cada una de ellas.
Aunque Alaska se lo haya advertido y hecho una lista de las que tuvo su padre y de las que podía presentar no había servido de mucho. Aun recuerda cuando pensó que el niño era hijo suyo y no de su hermana. Había sido una conversación muy incómoda y divertida.
— ¡Hansol!
Cuánto deseaba que ese día no fuera a ser igual de agotador como cuando comenzó a flotar y casi se sale por el hoyo tapizado en el techo.
— ¡Por aquí!
Sentir que el niño le jalaba las manos y lo hacía girar y girar había dejado de ser cool y divertido a asustarlo. No era que el niño se hiciera invisible, simplemente le hacía ver lo que él quería. Y en ese momento era que no le viera.
Al menos la casa seguía intacta, no como cuando estornudó y las llamas de la estufa que él estaba usando aumentaron de tamaño considerablemente en un segundo, quemando con facilidad las viejas tablas de la pared roída. Había despertado la piroquinesis como su padre, lo único que le agradaba de aquello era que él no podía crearlo por sí solo.
Sería de un desastre de ser así.
— Estoy... agotado...
Ilusamente había pensado que si ayudaba al niño con toda la energía física que acumulaba por no poder salir de casa sin Alaska sería buena idea, después de todo él era alguien muy juguetón y que no se cansaba fácilmente. Ahora se arrepentía, ese niño se lo estaba comiendo vivo.
— No kookie... yo quiero seguir jugando...
Intentó no verlo a los ojos, el infante era un tramposo y usaría o sus pucheros o su encanto de vampiro contra él, aquella técnica similar al hipnosis que lo hacía cumplir todos sus caprichos.
Ya había caído una vez en ello, y el niño le había obligo a besar a Alaska cuando ésta dormía en el sofá de la sala. ¿Le había gustado? Mierda que sí, pero el terror a que despertara y lo castigara era más grande que la tentación. Y ese niño con cara de ángel era el demonio en persona.
— Por favor~
— No.
— ¡Le diré a mamá que la besaste!
— ¡Y yo le diré que fue tu culpa!
— ¡Mami me cree más a mí que a ti!
— ¡Eso no es... mierda, es cierto.
Se rindió al instante, comenzando a quejarse de manera infantil y moviendo sus pies de un lado a otro, golpeándose sin querer en la rodilla con la mesa, deteniendo todo movimiento.
Hansol era el consentido de Alaska. Ese diablillo lo sabía bien, y él tenía todas las de perder.
— ...¿A qué quieres jugar?
— ¡A los policías y ladrones!
No tuvo las fuerzas suficientes para decirle que en ese juego eran necesarias muchas personas para poder jugarlo, solo se mantuvo callado y se dejó llevar por la tierna imaginación del niño, entrando en su papel de policía al instante.
Se persiguieron durante horas, comiendo muy poco y riendo demasiado.
Días tan tranquilos como esos le recordaban a su infancia, a esos momentos donde Jimin regresaba cansado y sucio de exterminar vampiros para mantenerlo a salvo, donde jugaba con él y lo hacía reír a pesar de ya no tener fuerzas en su cuerpo. Los papeles se habían invertido a tal grado que le parecía que todo sucedía por una razón.
El que su papá haya sido víctima de la mordedura de un vampiro. Que su madre haya dado su vida para protegerlo. Que Jimin le salvara sin siquiera preverlo. Que aprendiera a sobrevivir y dejar de lado su felicidad. Que conociera a los "Rosary Brother's" y se uniera a ellos. Que su hermano se fuera. Y que él conociera a Alaska.
— ¡Te atrapé!
Que se enamorara de esa familia que no era suya.
— ¡Hizo trampa!
Que decidiera quedarse con ellos.
— ¡El humano aquí soy yo!
Y el que dejara de soñar con Abraxas.
🌹♥️🌹

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Sunset (JJK) #3
Fiksi PenggemarJeon Jungkook, Blue Rose, Blue the perfect. Había tantas maneras de llamarlo... Y solo había una que de verdad le importaba. "Jungkookie". Cualquiera podía llamarlo así para intentar hacerlo sentir bien, pero si no venía de la boca de su hermano...