Al día siguiente me encontraba un poco mejor; quise tomar aquello como una pesadilla solamente, y no darle importancia alguna. Logan pasó por mí a la hora de siempre; lo necesitaba, necesitaba a mi mejor amigo; pero no quería que me hiciera hablar de la noche anterior.
-¿Y? ¿Quién fue tu cita? ¿Cómo salió todo? ¿Resultó un idiota? ¿Por qué no me llamaste? ¿A qué hora llegaste anoche?-me bombardeó con preguntas tal y como lo había pronosticado.
-¡Hola _____! ¿Cómo estás? Yo bien Logan ¿y tu?-le miré mordáz.
-Lo siento-se disculpó-sólo quería saber que tal te fue.
Inspiré con enfado.
-Contestando a tus preguntas:Kendall fue mi cita, la cual resultó un asco por que él es un idiota. Estaba demasiado ocupada en crear un insulto para Kendall que olvidé llamarte. Mi "cita"-hice las comillas con las manos-se acabó a las diez de la noche y llegué a casa media hora después lo bastante cansada que no tardé más de quince minutos en perder la conciencia.
-¿De verdad resultó tan mal?-preguntó al notar el tono hosco de mi voz.
-¿Tú qué crees?-musité.
Llegamos al instituto, donde las clases se convirtieron en un fastidio soportable comparado con lo que había vivido la noche anterior.
Me descubrí muy distraída-más de lo que siempre he sido-en cada clase; les restaba demasiada importancia a lo que tenía como obligación escuchar y comprender, y más cuando el fin de curso se avecinaba y los exámenes vendrían tomados de la mano a ello. En estos últimos días había notado una expresión ausente en el rostro de Lola; y eso me tenía inquieta, no parecía ser ella misma, se notaba triste, y eso me preocupaba; después de todo, ella era una de las pocas personas con la que compartía un poco de mi vida.
Por la tarde estando en casa, me dirigí a mi habitación; aquellas cuatro paredes que me habían visto crecer por diecinueve años, eran mi refugio. Miré la chaqueta de Kendall sobre mi cama, aun estaba allí. Le lancé una mirada envenenada y furiosa, ¡cómo si aquella prenda pudiera comprenderme! ¡Vaya locura a la que había llegado!
-Estúpido Kendall -refunfuñé en susurro.
Tenía pensado darle la chaqueta a Kendall para que se la devolviera; yo, no lo iba a hacer; y si él la quería, entonces que él viniera por ella.
Había amanecido con un extraño ambiente soleado para ser Noviembre. El renuente desgano propio de mí en cada mañana había enfatizado más en mi cuerpo.
Levanté medio cuerpo de la cama y mi vista se posó en la prenda que descansaba sobre una de las esquinas de mi acolchonado mueble. Genial. Ahora el primer pensamiento del día había sido aquella persona que ahora detestaba. Me levanté a regañadientes y tomé la chaqueta para deshacerla de mi vista, así que la desaparecí entre todo mi desordenado armario. Me preguntaba hasta cuando se dignaría a aparecer reclamando lo que le pertenece. ¿Tanto me odia como para dejar aquel objeto en abandono sólo por haber sido usado por mí? ¡Qué estúpido e inmaduro de su parte!
A las últimas horas tenía clase de Economía; un tema que me parecía aburrido en exceso, pero que me resultaba de lo más sencillo; poniendo claro, la atención debida. Me senté ocupando un lugar de la última fila de lado izquierdo del aula; ni siquiera le tomé importancia a la persona que se sentó a mi lado.
Tomé mi bolígrafo y garabateé sobre mi cuaderno, el tema que el profesor Gómez nos expondría hoy.
Empezé a pensar en Kendall ; alguna razón tenía que haber para que le disgustara tanto, si no era el asunto de estar celoso de Josh por Andrea; entonces, ¿qué era? Mi cerebro no podia producir alguna otra hipótesis lógica, por mucho que me estrujara los sesos en busca de respuestas, éstas se negaban a cooperar. Quizá... ¿no le gustaba mi forma de vestir?... Me burlé ante aquella idea; eso era demasiado ilógico e inmaduro. ¿Cómo podría odiarme por eso? Su razón parecía ser fuerte y no una estúpidez como esa. De acuerdo, ¿odiarme? No, el mismo lo negó; sin embargo, se negaba a ser mi amigo; tal vez... mi forma de ser tan torpe y despistada le desagradaba; no me odiaba por eso, pero era lo suficiente como para que él no quisiera relacionarse con una persona como yo.