El plazo de dos semanas había terminado; la hora de regresar a casa había llegado. Una nueva familia me esperaba allí. Partimos de las cabañas dejando gratos recuerdos. Josh y Andrea formalizaron su relación y Kendall y yo, descubrimos el amor que nos teníamos, en realidad, que yo le tenía. Incluso también a Logan y a Lola benefició el viaje. Aunque aun no pasa de una amistad, sin duda Logan se ganó el tiempo de Lola y ahora a ella le gusta estar con él. Por el momento, Logan se conforma con eso.
Llegamos pasadas de las dos horas regulares de camino, Kendall no dejó de abrazarme en todo el camino y yo, por supuesto no me quería alejar de las alas de mi ángel. {aaaw’s :’33 }
El reloj blanco de mano que llevaba Lola marcaba las cuatro con dos minutos de la tarde cuando pisamos nuestra calle.Logan, Josh y Kendall se ocuparon en bajar las maletas, mientras que Andrea, Lola y yo observábamos desde un metro de distancia.
Después Logan llevó la maleta de Lola a su auto, que había dejado en mi calle antes de viajar, anticipando llevar a Lola a casa, por supuesto. Mientras que Josh se ofreció llevar a su novia a su casa, por obvio. A los pocos minutos quedamos Kendall y yo solos y su mirada se posó con dulzura sobre mí.
-Te ayudo a llevar tu maleta a tu casa y luego, ¿vienes a la mía?-más que pregunta, aquello parecía un plan hecho en su mente.
Dudé un poco, ¿se supone que me tenía que poner nerviosa estar en su casa? Sólo asentí con la cabeza, vacilando aun.
Hizo como dijo que haría, y después me tomó de la mano para encaminarme a su casa. Mis pies parecían más cansados de lo normal, como si algo los pegara al cemento de la acera. Era como si mi subconsciente me advirtiera de algo.
-¿Qué pasa?-inquirió Kendall al ver mi nerviosismo.
-¿Para qué me llevas a tu casa?-quise saber, tímida.
Él sonrió y su sonrisa alivió en gran manera el abatimiento interno.
-Tenemos algo que comunicar, ¿no?
De pronto el estómago se me encogió de nuevo, asustado.
-¿Ahora?-pregunté espantada-Pero acabamos de llegar.
-Sí, y quiero ganarle a Josh. Anda, ven-me jaló delicadamente de la mano y me hizo caminar arrastrando los pies-No tengas miedo-me susurró a unos pasos de la puerta-A mamá le agradas, y es una buena oportunidad para que por fin conozcas a papá-dijo abriendo la puerta.
Casi a la fuerza me metió. Mi cuerpo estaba paralizado y sin querer responder. Era una situación que por mi cabeza jamás había pasado, ¿conocer a los padres de tu novio? ¿Qué se supone que tenía que decir o hacer? En ningún lugar había encajado los últimos tres años, era tan poco sociable que hablar fue una acción que se me olvidó de pronto. La mano que Kendall apretaba empezó a desprender un poco de sudor, igual que la otra.
Miré el interior de la bella casa de los SCHMIDT, había cuadros de margen dorado colgados en la pared de cuando Kendall y Josh eran pequeños, y de la boda de la señora schmidt con su marido.
-¿Mamá? ¿Papá?-llamóKendall .
Cathy salió de la cocina limpiándose las manos con una pequeña toalla azul, mientras que un señor robusto, de unos cuarenta años se asomó por la puerta que daba a la sala, en donde se oía el tenue sonido del televisor.
-¡Llegamos! Pero antes que nada, tengo algo que decirles, ¿podemos pasar todos a la sala?-anunció.
Cathy me miró y me dedico una perlada sonrisa acogedora, mientras que la mirada del señor Kendall era curiosa. Miré por último a Kendall a mi lado, y el nerviosismo se evaporó increíblemente rápido, sus ojos marrones me reflejaban y me daban esa tranquilidad que justamente necesitaba. Me apretó la mano para decirme que me encaminara a la sala junto con sus padres, y pude hacerlo, llena de orgullo, satisfacción y tranquilidad. Tenía a mi lado al héroe que me había salvado repetidas veces, y ahora, no temía a lo que sea que me esperaba enfrentar; todo iba a salir perfecto teniéndolo a él a mi lado.