Un mensaje de un hijo a un padre - parte 37

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"Las palabras que no se logran decir...       y los pequeños que no las saben callar"


Cinco días después y los dos hermanos estuvieron cada uno por su lado, se estaba haciendo una semana pesada porque ninguno se hablaba. Richard después del segundo días le trato de hablar a su hermano como si nada pasara, tal vez exagero un poco al molestarse y dejarlo botado en casa de sus abuelos solo porque este le criticara por como manejaba, total no era el primero ni seria el único, pero Arman con su carácter ni siquiera lo volteaba a verle, a Richard le dolía que lo ignorara de esa manera a pesar de ver sido él el que empezó, aun así dolía  porque era algo que antes hacía con su padre, aun así no insistió en hablarle.

Arman: Fátima me prestas tu calculadora.

Fátima: aquí está, toma. ¿Quieres que te ayude?

Arman: no.

Arman se retiró y se puso hacer la tarde ya enfadado porque no lograba contestar unos problemas.

Arman: papá puedo salir un rato.

Santiago: terminaste la tarea.

Arman: no.

Santiago: entonces no puedes salir, termina

Arman: va hacer un rato te lo prometo, por favor.

Santiago vio el reloj: te quiero aquí en una hora no más de ese tiempo y tu abuela viene así que ni te tardes, y quita esa mueca que ya solo te queda  la de esta noche.

Arman: pero ya me duele el trasero.

Santiago: ándale sal un rato, una hora ¿entendido?

Arman: sí.

Arman tomo unas cosas y salió, llegando media hora después de lo que prometiera, asomándose por la puerta.

Santiago: ¿a qué hora te dije?

Arman: que en una hora estuviera en casa.

Santiago: si, te dije una hora. ¿Y esas libretas?-dijo curioso al ver las libretas, no le vio salir con ellas, tal vez porque no lo vio irse pero...-

Arman: son mías.

Santiago: ¿y para que te las llevaste?

Arman: fui con mi novia, ella me ayudo un poco con los problemas.

Santiago: y porque si tenías problemas para contestar la tarea no le dijiste a alguien para que te ayudara, oki, si no le quieres pedir ayuda a Richard estaba Fátima.

Arman: Esta ocupa, tiene que terminar un trabajo para mañana.

Santiago: ¿porque no me preguntaste a mí?

Arman: porque tú te la pasas regañándome.-dijo en vos bajita-

Santiago: cuando no me haces caso sí, anda tu abuelita ya está esperando.

Arman: aaaggg.

Santiago: anda hijo.

Arman: pero es que yo no quiero.

Santiago se llevó a jalones al chico logrando detenerle para que le pudieran poner el medicamento, su chico no era pequeño pero no le gustaba las inyecciones no lo regañaba por eso, sabía que les tenía miedo.

Santiago: anda hijo no pasa nada.

Pero Arman no le contesto, ya sabía Santiago que no le contestaría siempre que le inyectaban era lo mismo era porque le daba vergüenza que le vieran llorar, así que igual no presiono mucho y lo dejo.

Lego la noche y Michel les llamo para que cenaran.

Richard: si querías la leche la podías pedir.

Santiago: hijo contesta ¿porque no pides las cosas?

Arman: yo me puedo parar por ella.

Santiago: hijo ya está bien de todo esto, hasta cuando se les va a pasar la rabieta.

Richard: yo no estoy haciendo rabietas, es él.

Santiago: pues los dos estaban igual –le aclaro, pues los primeros días él fue el que empezó a ignorar a su hermano- ya está bien de sus tonterías Arman, no te puedes enojar por algo tan tonto como eso hijo -sabía que Richard se había burlado de él y que fue quien le inmovilizo cuando le pusieron la primera medicación, pensando que era uno de los principales motivos- y tú tampoco puedes hacer una rabieta porque te dicen tus verdades –le dijo a Richard quien hizo un gesto- no se pueden dejar de hablar solo por eso y no quiero que sigan así ¿entendido?

Richard: yo tengo días hablándole y me manda al carajo

Santiago: eso es para los dos, entendiste Arman, Armando entendiste si o no, hijo contéstame cuando te hablo.

Arman: QUE.

Santiago: no me grites, ya está bueno, si sigues así lo único que vas a conseguir es que te castigues que ya lo pides a gritos.

Michel: Santiago déjelo ya.

Santiago: no Michel, él también tiene que poner de su parte, y no te levantes si no has terminado.

Arman: no tengo hambre.

Santiago: siéntate y termina, Arman que te sientes, si me paro no va hacer en vano.

Arman se quedó parado en su lugar enojado porque le estaban regañando frente a todos, ya no tenía hambre y no quería sentarse, Santiago al verle parado y no hacer caso se levantó de su lugar le dio un jalón de orejas y tres manotazos en el trasero.

PASSS -aiii- PASSSS -ya- PASSSS

Santiago: te dije que te sentaras, termina de cenar. –Le dijo haciéndole sentar con brusquedad-

Fue una cena incomoda, todos fueron terminado y retirándose de su lugar, Fátima solo le vio con ternura no le gustaba que los castigaran pero con Arman siempre sintió más pena claro también con Tomas y Richard cuando se llevaban una buena.  

Un mensaje de un hijo a un padreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora