16: Aliado

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Lyon

No sé cuánto tiempo ha pasado, pero parece una eternidad. En un momento estaba haciendo horas extra en mi trabajo y al otro ya me habían golpeado por detrás. No lo vi venir. Cross se vengó de mí, lo consiguió. No sé en qué lugar alejado de la tierra estoy, pero no es nada salubre. El sol pica, hace calor y levanto cajas que no sé ni lo que contienen. Giro un segundo a observar al hombre que vigila, no solo a mí sino también a las otras personas que están obligando a trabajar. A la izquierda tiene un cuchillo en el cinturón de su pantalón y a la derecha está su revólver. Hay otros dos guardias en frente del camión estacionado, al que trasladamos los objetos. Ha habido gente que ha intentado huir e incluso robarle las armas, pero han muerto. Nunca se encuentra el momento justo para hacerlo. Necesito un aliado.

―Hey, tienen compañía ―grita uno de nuestros captores y golpea a un rubio tirándolo al suelo ―. Es de nuestra calaña, así que cuídenlo bien ―Lo patea.

Cuando el guarda se da la vuelta para proceder a hablar con otros tres más, que se suman a la gente que nos obligan, aprovecho para acercarme al hombre que está herido en el suelo.

―¿Estás bien? ―le pregunto y él se levanta molesto.

―¿Cómo quieres que esté? Me encuentro en un lugar lleno de mugrientos, que deberían ser mis siervos no mis compañeros.

O sea que el guardia tenía razón.

―Eres un mafioso ―afirmo.

―Soy Edwin Rockefelle ―dice con alto ego levantando su cabeza ―. Futuro Señor R, que no se te olvide.

―¿Señor R?

―Ah lo siento, hablo con un desinformado ―Se ríe.

―No hay mucho de lo que informarse cuando levantas cajas que contienen, armas, drogas o quién sabe qué ―Le entrego una ―y si no quieres que te maten, mejor coopera.

Bufa y lo agarra, comenzando a trabajar como los demás. Los días siguen pasando, la gente desfallece frente al fatídico sol, el chico mafioso se queja y recibe unos cuantos golpes, pero puede notarse en su mirada, que algo planea. Es diabólico, puedo sentirlo, su mirada está llena de oscuridad.

Quizás este es el aliado que he estado buscando.

―¿Sabes qué? Lyon, me caes bien, lastima por tu sentido de la moralidad, sino nos llevaríamos perfecto.

―Discúlpame por ser un ser humano racional ―Ruedo los ojos y él se ríe. A veces pienso que no debería confiar en su juicio.

―En la noche te mostrare lo muy poco racional que soy.

―Deberías tener cuidado, si lo intentas de nuevo, te matarán ―Recuerdo cuando atacó al guardia la otra vez, pero sin resultados favorables para su persona.

Ni sé cómo sobrevivió.

―Mis pequeños niños, aguardan en mi casa, no los puedo hacer esperar ¿Dónde queda mi estricta educación si sigo aquí?

―¿Tienes hijos? ―exclamo sorprendido.

No imaginaba que un loco podría tener.

―Dos niñas y un rebelde, pero ya va aprender cuando lo casque, esa pequeña sanguijuela ―Niega con la cabeza.

―¿No aprendes nada con que te hayan golpeado y encima quieres pegarle a tu hijo? ―digo desconcertado.

―Tienes razón, me lo pensare más detenidamente ―Sonríe ―. Ahora, hablemos de cosas importantes.

Me cuenta sobre su plan, pero yo sé que ese va a fallar, es imposible que logre derribar a ese guardia. Cuando es la noche, decido actuar y seguirlo, aunque él no lo sepa, ayudarlo. Es simple, son ellos o nosotros.

Desato la soga de mis manos, tal y cómo lo hizo Edwin, entonces salgo del camión. Veo forcejear a mi aliado con ese hombre de gran armatoste y no me queda otra que intervenir, le robo el revólver y lo pateo. Este cae al suelo, entonces lo apunto con su propia arma.

―¿Dónde están las llaves del camión? ―interrogo.

―En... en mi bolsillo ―responde adolorido y Edwin las agarra, pero acto seguido también toma el cuchillo.

De la rabia comienza acuchillarlo.

―¡No! ―grito y lo quito de encima del guardia ―¡Psicópata!

―¡¡Cállate!! ―Se enfada y se limpia la sangre ―Deja tu moralidad, hay que matarlos a todos, no necesitamos testigo.

En eso tiene razón, pero no es la manera.

Observo al hombre muerto un segundo, mi aliado agarra el arma, luego voy hasta atrás del camión, para liberar a aquella otra gente. Oigo varios tiros y descubro que Edwin sigue asesinando a los guardias.

―¿Cuánto más vas a tardar? ―se queja.

―¿Disculpa? ―le digo cuando me acerco hasta él ―¡Estás loco!

Nunca pensé que tanto.

Él se ríe.

―¿Vienes o qué?

―A mí no me cuentes ―le aclaro ―. Me iré con ese grupo ―Señalo a los demás.

―¿En serio? ¿Te vas con los mugrientos? ―exclama desconcertado ―Con ellos no sobrevivirás ni un poquito, y seguro ni verás a tu chica ―Recuerda lo que le conté estos días mientras trabajábamos juntos.

―Entiendo que hayas pensado que somos amigos y eso, pero bájale un cambio, soy un policía, no un corrupto, y no voy por ahí, ayudando a mafiosos.

―Amigos no sé, pero aliados seguro, y ambos sabemos que no vamos a sobrevivir si no nos ayudamos mutuamente ¿Tenemos un trato? ―Alza la mano y me molesta pero tiene razón.

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Ha vuelto Lyon <3

Y puedo notar el gen psicópata Rockefelle, circulando por las venas de Edwin :v

Los saluda, Vivi.

Perversa Oscuridad: Claridad [#7]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora