Capítulo 5: Dos días desaparecida

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7 a.m.

Reuní a todos los policías que habían sido asignados al caso en una de las salas de la comisaría. Me habían puesto al mando de la investigación y quería que todos tuvieran claro cuál era su función.

—Bien, empecemos —dije.

Cuando iba a continuar, la puerta de la sala se abrió.

Mery entró con varias carpetas en una mano, con dos cafés en la otra y una sonrisa en los labios.

—Buenos días —saludó—. Le dejo todo encima de la mesa.

—Gracias, Mery.

Dejó las cosas y se colocó a mi lado sin decir ni una palabra más, pero sin borrar la sonrisa. Si no fuera por ella, no sería capaz de organizar nada en el trabajo.

—El caso que se nos presenta va a ser mucho más que complicado y ya vamos con desventaja. Quiero saber todo de la desaparecida, cualquier detalle de su vida y cuando digo cualquier detalle es que quiero saber hasta el tiempo que estuvo dentro de su madre —hablé mientras caminaba un poco por la sala—. Antes de empezar, quiero saber si alguno de vosotros tiene alguna duda.

—Señor, ¿no existe la posibilidad de que se haya escapado? —preguntó uno de los policías.

—Como bien has dicho es una posibilidad, pero es poco probable por no decir casi imposible.

—Pero ni siquiera sabemos en qué momento desapareció —intervino otra policía.

—Para eso estamos nosotros, ¿no? —miré a Mery y asintió con la cabeza.

—Según las declaraciones de sus padres, Maddie estaba esperando en la parada del autobús a las 7:32 de la mañana, hora a la que llamó su madre. El autobús pasó a las 7:34, pero Maddie no se subió —explicó Mery.

—¿Cómo sabemos que no se subió? —preguntó el policía novato que estaba sentado al final de la sala.

—Ayer llamé al Consorcio de Transporte para que me dejara acceder a su base de datos y comprobar la última vez que Maddie pasó su tarjeta de transporte y eso fue hace cinco días.

El policía asintió con la cabeza y tomó apuntes en su cuaderno.

—¿Alguna otra pregunta? —pregunté mientras les miraba, pero ninguno dijo nada—. Bien, pues Mery ahora os dará instrucciones para que sepáis lo que tenéis que hacer cada uno. Al final de la mañana quiero todos los informes encima de mi mesa.

Salí de la sala y me fui al despacho que me habían asignado en la comisaría. Cuando entré, el teléfono de la mesa empezó a sonar.

—Soy el agente Carter.

—¿Cómo va la investigación? —preguntó su jefe al otro lado del teléfono.

—Acabamos de terminar la reunión, señor.

—¿Y ha ido bien?

—Sí, señor.

—Quiero que me tengas al tanto de toda la investigación, Carter.

—Claro, señor. Al final del día le enviaré un informe detallado.

—Perfecto. Sé que no me va a fallar.

Y colgó.

Me dejé caer en la silla y cerré los ojos por un momento. Había estado toda la noche leyendo las declaraciones y anotaciones que había hecho el equipo que le habían asignado. Lo último que necesitaba ahora era aguantar a su jefe desde primera hora de la mañana. Sabía que llevaba una temporada fuera del FBI, pero eso no era motivo para cuestionar su trabajo antes de empezar.

Salir con vida (EDICIÓN 2022)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora