Capítulo 15: Doce días desaparecida

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Hora desconocida. Madrugada.

Seguí mirando las escenas que iban apareciendo en la televisión sin prestarle ningún tipo de atención.

A pesar de haber salido del sótano, me sentí completamente encerrada. En este salón no había ventanas, solo había un sofá, una televisión y una mesita que ahora estaba ocupada con los restos de la cena.

Se movió y cerré los ojos rápidamente. No quería que supiera que estaba despierta y me pidiera algo más que yo no quería darle.

Solo quería salir de allí.

No quería nada más.



7:30 a.m.

Entré en mi despacho y dejé el maletín encima de la mesa antes de mirar por la ventana.

No había sido capaz de dormir más de dos horas sabiendo que Zac estaba tan cerca pero, una vez más, escapándose de mí.

Golpeé la ventana con fuerza.

¿Cómo podía haber estado tan ciego?

Las notas, los mensajes, su léxico... tendría que haber sabido que era él.

—Buenos días, señor —me saludó Mery entrado con una bolsa y dos cafés en la mano.

—¿Qué llevas ahí?

—Algo para desayunar que luego se queda en los huesos —bromeó—. Vamos que se enfría.

Sacó un par de donuts de la bolsa y se sentó en la otra silla.

—Voy a empezar a pensar que quieres que engorde, Mery.

—Los hombres raquíticos no me gustan. —Enarqué una ceja y vi como sus mejillas empezaban a enrojecer—. Lo que quiero decir es que...

—Es que deberíamos cenar juntos cuando terminemos este caso.

—¿Señor?

—Y espero que en la cita no me hables de usted, Mery.

Cogí uno de los donuts y me di la vuelta. Una pequeña sonrisa apareció en mis labios.

—Siento molestar —dijo Miller apareciendo por la puerta—. Pero una chica pregunta por usted.

Me volví a girar y le miré mientras me sentaba.

—¿Una chica?

—Sí, señor. Creo que le interesará su historia.

—Dile que pase, por favor.

Miller apareció unos minutos después con una chica vestida con un uniforme de camarera.

—Buenos días —saludó cortada—. Mi nombre es Jane y trabajo en el restaurante Pizziano.

—Adelante, Jane —le habló Mery ofreciéndole su asiento.

—¿En qué podemos ayudarte, Jane? —le pregunté.

—Me han dicho que ustedes llevan el caso de la desaparición de la joven de diecisiete años. —Miré a Mery extrañado—. Les puede parecer una locura, pero yo la conozco.

—No entiendo muy bien —dije confuso.

—Esa joven suele venir una vez al mes a nuestro restaurante. Le sonará raro ya que viene mucha gente al restaurante todos los días, pero es que siempre se pide un plato muy extraño.

—¿Cómo? —intervino esta vez Mery igual de desconcertada que yo.

—Fetuchini con crema de champiñones, piña y nueces. ¿Quién haría esa mezcla? Es de locos. Y luego pide siempre un volcán de chocolate con helado de pistacho.

Salir con vida (EDICIÓN 2022)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora