9. Soy su novio

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Un fuerte respiro hace que sus pulmones se limpien y el peso en sus hombros baje.

Está a punto de presentarse al instituto luego de casi mes y medio desaparecido.

Los nervios son evidentes, pues debe dar una explicación, una que si bien no es real, debe ser real.

Esta en el estacionamiento, viendo a todos pasar, con las mochilas colgadas al hombro y las caras de felicidad que suelen estar hasta que se entra al aula.

Sabe que es momento de bajar de la camioneta y enfrentar su destino. Pero aún cuando días antes estaba entusiasmado con la idea, ahora mismo le aterra.

No es tan sencillo.

No es solo por la mentira, en realidad ese es el menor de sus problemas. Es por el gran lobo que espera a salir ante cualquier cambio en la situación.

—¿Estarás bien?

Magnus no ha dejado de mirarle ni un solo momento.

— Lo estaré.

— Estaré aquí mismo a la hora de salida, pero si necesitas que venga antes solo llámame o envíame un texto ¿de acuerdo?

— Gracias.

Con esto dicho, baja del auto y corre hasta la entrada de la preparatoria para evitar todo contacto con el frío. A pesar de llevar tres sudaderas y una chamarra de piel de borrega que promete ser caliente para cualquier persona, el gorro de lana cubriendo su cabello azabache y la pijama debajo del pantalón, puede sentír como el frío trata de hacerse pasó.

Entra al aula de biología sin decir palabra y se sienta en el lugar que le corresponde.

Sabe que tiene las miradas de todos sobre él y eso comienza a ponerle tenso, respira en repetidas veces para controlar ese sentimiento.

—Señor Lightwood, me alegra ver que regreso.

Abre los ojos de repente y observa a la joven maestra.

—Si, yo igual.

La clase sigue su curso, no hay más comentarios sobre él, no por el momento al menos.

En cuanto toca el timbre para cambiar de clase, hace tiempo para que todos salgan y el pueda colocarse de nuevo los guantes para hacer calor en sus manos.

Sale del salón de clases y se dispone a correr a la próxima cuando un par de brazos le arrastran hasta el baño y le encierran en el mismo.

—¿Donde demonios estabas?

Antes de cualquier cosa le abrazo, es Jace mi mejor amigo.

—Jace que gusto verte.

—Lo mismo digo.

Me suelta y me toma por los hombros, la alegría de ver un rostro familiar y cálido le hacen sentir finalmente en casa.

— ¿Donde está Thomas? A donde fueron, quiero saberlo todo.

—¿Thomas?... Tom no estaba conmigo, yo... Jace debo preguntarte algo.

—Hermano, comienzas a asustarme.

—Hubo un accidente, yo... yo no estaba en un buen lugar y en realidad sigo sin estar en un buen lugar, no recuerdo qué pasó y necesito que me digas todo lo que sabes.

—Yo...

—Jace.

Está sorprendido, lo sabe por la forma en la que lo mira, por cómo mueve los ojos de un lado al otro.

— Ese día ustedes dos salieron. Algo estaba pasando entre Tom y tu, no me lo dijiste, pero creo que si relación iba más allá de la amistad, no lo sé. Pero ustedes nunca regresaron. Creí que las cosas habían salido bien y se habían ido, pero si Tom no está contigo... ¿donde está?

Por lo que el otro acaba de decirle se da cuenta de que no solo no recuerda el accidente, si no lo qué pasó antes de este.

Empiezo a dar respiración más pesadas y erráticas y caigo en la cuenta de que comienzo a perder el control.

Desliza el celular de su bolsillo y envía un simple mensaje a Magnus, cuando intenta guardar el aparato en su bolsillo se da cuenta del temblor de sus manos.

—Alexander ¿Que demonios está pasando?

— Yo... yo no puedo decirte, lo haré muy pronto, pero no ahora, no puedo.

Le abraza una última vez y sale del baño, en menos de lo que espera ya está fuera del instituto, en el estacionamiento, cambia de peso mientras espera a Magnus.

Cuando ve la camioneta, no pensó sentirse tan aliviado de verle llegar por el.

Abre la puerta y sube de inmediato.

—¿Estas bien? ¿Como fue?

—No muy bien.

Sigue temblando y Magnus le pone una mano sobre las suyas y por increíble que parezca ese gesto le calma.

—Háblame de lo qué pasó.

Estoy por hablar cuando un molesta chica de cabello azabache y pinta labios rojos, golpea la ventanilla.

Es Isabelle.

Mierda.

Bajo la ventanilla de apoco, con miedo a su reacción.

— Iz...

Pero ella abre la puerta y me toma del brazo, hasta estar por fin pisando nuevamente el piso del estacionamiento.

A sus espaldas escucha como Magnus baja de inmediato junto a él.

—¿Que te crees? Te pareces luego de mes y medio y ni siquiera un hola te merezco. ¡Eres un bastardo cretino! — Con sus pequeños puños le golpea en pechos y los brazos. — ¡Soy tu maldita hermana!

— Lo siento.

— ¿Es lo único que puedes decir? Joder que imbecil eres.

—No puedo decírtelo ahora Iz, no aún. Tengo una explicación pero primero debo controlarlo y entenderlo yo.

Isabelle le mira acusadoramente y entonces dirige sus feroces ojos a Magnus, quien espera pacientemente tras él.

— ¿Y quien es este?

— Él... Magnus es mi...

—Su novio. Soy su novio, un gusto soy Magnus Bane.

Iz levanta la ceja para luego darle la mano a Magnus.

— Isabelle Lightwood, hermana de este tonto.

Magnus le rodea la cintura con el brazo y entonces sabe que la cosa del novio iba enserio.

Pero al menos tenía una mentira bien formada, algo que tranquilizara a sus hermanos y amigos, mientras averiguara que sucedía.

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