12. Busqueda

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A pesar de ir con las ventanillas cerradas y varios abrigos encima, puede sentir el frío de la noche sobre él.

La carretera es solitaria y tardamos un buen rato en llegar el lugar. El bosque es un lugar fácil para perderse, incluso yo que le amaba, andaba con cuidado, pues no es sencillo.

—Bien, cambiemos.

Ambos cambian rápidamente, yo en cambio retiro las prendas de a poco y solo cuando estoy sin nada encima es cuando lo siento.

El típico dolor esta, el sonido de los huesos al romperse, todo es igual, hasta que deja de ser humano.

En el cuerpo de un lobo el frío no es tan intenso y el bosque no resulta tan aterrador, solo un lugar más para perderse.

Su lobo observa a los otros dos, el lobo gris les envía la imagen del recuerdo, por medio del vínculo, cambian miradas y entonces se ponen a andar.

La nieve se siente fresca bajo sus patas, el viento golpea su pelaje, haciendo que el viaje sea mejor de lo que parece.

El lobo de ojos verde dorados le observa mientras corren a la par, siguiendo su instinto y confiando uno en otro, mientras Ragnor les sigue de cerca.

"Estamos cerca"

"Yo también lo huelo"

No sabe como, pero de alguna forma Magnus fue capaz de escucharlo y entender ese ligero gruñido que salió de su hocico.

Se detienen en la oscuridad, para observar a diferentes lobos, de sustos colores y tamaños, cerrarse en un círculo contra uno de color marrón, con las orejas gachas y manchas de sangre.

Por alguna razón le resulta conocido, tal vez sea en la forma de sus movimientos, en como su mirada temerosa se cruza con la de él.

Entonces salen, entran en el círculo, mientras Ragnor espera con los demás.

Ambos le rodean, mientras muestran los caninos, demostrando así, su posición de alfas.

El otro se comienza a agazaparse en un rincón y entonces amabas miradas se cruzan y vuelven a intentar lo de hace unos minutos.

"¿Está por cambiar?"

"Si, cuando lo haga, nosotros también debemos hacerlo"

"No creo que pueda hacerlo, el frío es demasiado"

"Entonces lo haré yo"

"Bien"

Nadie más sabe lo que sucede, solo el y yo podemos hacer eso que se supone es imposible, hablar en nuestra forma lobuna.

Todos cambian, ahora es una masa de formas humanas, todos y cada uno de ellos, rodeando a una sola persona y un solo lobo que los observa con sus ojos azules.

— ¿Quien eres? ¿A que manada perteneces?

Magnus suele tener esa voz capaz de hacerte temblar y temer.

— Contesta.

Al ver que chico no lo hace, resoplo y muestro los colmillos, en señal de advertencia.

— No tengo manada, estoy solo y busco a alguien.

Cambio cautelosamente hasta estar cerca de Magnus, pero no bajo la guardia.

— ¿Cual es tu nombre?

Cuando gira su cara y queda frente a nosotros, todo se detiene.

Aún siendo un lobo, siento las emociones embargarme, siento como retrocedo y agacho las orejas al instante en señal de sumisión.

Magnus es consciente de lo que está pasando, pues se coloca frente a mi en forma de protección, como si yo no fuera más que un simple omega.

— Hola Alexander. ¿Me extrañaste?

El hombre frente a nosotros es Thomas.

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