Mixtape #1, lado A {lrh} // EN EDICIÓN

#5 - Amnesia

Su risa rondaba por mi cabeza constantemente. Estaba segura que no había sido una alucinación, maldita sea. ¡Me estaba espiando!

Y yo le estaba cantando. Por supuesto, haciendo el ridículo; no es que tuviera la voz para cantarle como me cantaba él, al igual que me cantó esta noche nuevamente, continuando con la composición de días atrás.

A veces me preguntaba si él sabría que yo era su espectadora cada noche.

Me pasé el resto del día imaginando cómo acercarme a Luke sin que huya. Pensé en colgar una nota en su ventana, y me dí cuenta de que la misma acabaría en su tacho de basura como si nunca hubiera existido. Se me ocurrió ir llorando a su casa, de modo tal que busque consolarme, pero sabía que me evitaría y acabaría secándome las lágrimas sola y quizá tomando un café en su cocina mientras hablo con sus hermanos sobre lo bien que la pasábamos de chicos. Claro que eso sucedería si ellos estaban en la casa, porque al ser mayores no suelen hacerlo. Si de Luke dependía, quizá ni entraría a su hogar.

Por más que intentara descifrar por qué escapaba de mí, nunca llegaba a la verdad: él solía ser mi mejor amigo, no una persona tan distante.

Cada promesa, cada sueño que habíamos construido se deterioraba día a día con el muro que él mismo había puesto entre nosotros. Queríamos ir a recorrer juntos el mundo. "¡Salgamos de Sídney, seamos uno solo!", me había pedido en una notita cuando me regaló una guía de lugares imperdibles si quieres emprender una gira mundial. Pensé si él aún se acordaría de eso, para tenerlo en cuenta cuando su fama le implorara salir de Australia. Eran innumerables los planes que teníamos, pero ahora solo estaban en mi memoria. Ambos teníamos diecisiete años, estábamos a punto de terminar la preparatoria y cambiar nuestras vidas. El momento estaba llegando, por fin seríamos libres y podríamos ir por el mundo juntos, conociendo, recorriendo, creando recuerdos y fortaleciendo nuestra relación... pero Luke ya no estaba a mi lado. Ni él ni sus chistes malos, su sonrisa espléndida, sus canciones o su perfecta forma de ser. 

Nada me quedaba de él más que su recuerdo.

¿Cómo podía él no recordarlas también? ¿Habían sido simples mentiras para hacerme feliz y luego desaparecer?

Los días pasaban y yo seguía siendo insignificante para Luke Hemmings. No había otra salida más que tratar de olvidarlo y seguir con mi vida, pero no quería.

No quería porque me acordaba de todo. De absolutamente todo.

Deseaba despertar con amnesia y olvidar cada pequeña cosa que me recordara a él.

...

Al llegar al instituto al día siguiente, mis amigas se notaban contentas porque habían emprendido largas horas de conversación con Mike y Calum, respectivamente. Yo me reservé el detalle con Luke, intentando empezar a desligarme de algo que, sabía, era imposible zafarse.

Quería actuar indiferente, fingir que no existía, mas cuando él llegó, mirando al suelo, sin Lacey a su lado, no pude evitar querer gritar su nombre. Quería ayudarlo, tenía que hacerlo, pero, ¿era posible? ¿Cómo hacerlo? ¿Por dónde empezar? ¿Realmente lo lograría? ¿O debería quedarme en mi sitio y dejar todo como está, esperando olvidarme de él un día, para siempre? ¡Diablos, la confusión me estaba matando!

El rubio se detuvo al lado de la entrada y se recostó en la pared, aguardando a sus amigos. Tomó su celular, miró la pantalla y, luciendo exhausto, lo volvió a guardar. Como si hubiese recibido una mala noticia, como si le llegaran mensajes no deseados, como si no quisiera tener el teléfono en su mano ni un segundo más.

Algo no iba bien, y eso era evidente a leguas.

Me mordí el labio reprimiendo las ganas de ir a hablar con él, pero desistí al instante. ¿Qué iba a decirle? ¿"Hola, soy la mejor amiga que dejaste atrás, no estoy muy segura del por qué, en fin, quisiera saber cómo te encuentras"? Claro, Hailey, por supuesto que eso sería un plan perfecto. Ugh, por favor. Como si fuera a pedido, sus ojos azules me encontraron y me examinaron por completo, sin remordimientos ni límites. Me sonrojé mientras él bloqueaba su mirada, desviando su vista al percatarse de que yo estaba al tanto de lo que él hacía.