#7 - Independence Day

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Ya estaba dentro, y no pensaba irme de esa casa hasta que Luke escuchara todo lo que tenía para decir. Respiré hondo, intentando alejar el miedo de mí. Subí las escaleras, identificando la puerta con pósters de bandas como la suya. Puse mi mano en el picaporte, pero antes de abrir un golpe me retuvo.

—¡Basta, maldita sea!

Me quedé de piedra y sólo se me ocurrió dar tres golpecitos.

—¡Vete a la mierda Jack, estoy hablando por teléfono!

Bufé y quise entrar, pero estaba cerrada con llave. No contaba con ese detalle.

—Escúchame, Lacey.

Levanté mi mirada. Luke realmente estaba ocupado: discutiendo con Lacey. 

—Estoy harto de que me manipules, de que me hagas sentir culpable de cosas que no soy, de que me busques sólo cuando me necesitas. —Luke suspiraba entre cada frase, seguramente mientras ella daba su descargo de qué sucedía realmente. Me la imaginaba diciendo estupideces como "¿Yo, Lukey? ¡Pero si sabes que sólo te pido que cargues mis bolsas cuando voy de compras porque puedo arruinarme el manicure! ¡Ay, Lukey, sólo quiero que me compres ropa cara y joyas despampanantes para lucir con mis atuendos, porque es fundamental que mis accesorios combinen!". Ugh, sólo pensar en que ella le decía Lukey con esa voz que denotaba falsedad me daba arcadas. Yo era la única que podía llamarlo así, eso me dijo él... Luke siguió discutiendo. —Sí que lo haces. Ahora sólo juegas a ser la víctima y mañana volverás a montar una escena. Siempre es lo mismo contigo.

Me agaché para mirar por el picaporte. Luke estaba sin remera, con pantalones holgados y su pelo despeinado, como si apenas se despertara de dormir. Se había sentado en su cama y se tapaba la cara con su mano libre, ya que con la otra sostenía el teléfono.

—Estoy cansado, de esto, de ti. ¡Sí, lo estoy!

Tragó saliva fuertemente y yo me mordí el labio al sentirme incapaz (como de costumbre) de ayudarlo.

—¿Sabes qué? Ya no importa lo que hagas o lo que digas. —Él soltó una ligera risita, con tono de ironía, que me desconcertó. —No, cariño, no eres lo que yo necesito. No voy a seguir desperdiciando mi vida. Se terminó.

Abrí mis ojos de par en par y reprimí una risa triunfal.

—Haz lo que quieras, lléname de rumores, lo que sea. No te soporto más de todos modos.

Me incorporé y me recosté en la puerta, tapándome la boca. No podía creer el show que acababa de montar Luke.

—Ya no somos nada, Lacey. Vete con Ashton, con Kevin, con quien sea.

Sus dichos me sobresaltaron una vez más. Ashton... ¿El Ashton que yo conozco?

—Sí, ya sé que anda coqueteando con mi vecina, pero creo que ella se dará cuenta tarde o temprano. Así como me di cuenta yo. Además, ¿qué carajos te importa ella y su vida sentimental?

Había llegado buscando respuestas: en ése momento necesitaba aún más que antes. Tanto que casi paso por alto que acababa de mencionarme... ¿defendiéndome?

—La diferencia es que ella no sabe en qué terreno se está metiendo. Y en nuestra historia, la que armó el embrollo has sido tú, no Ashton. —Woah, ¿qué? Pausa. ¿Ashton siendo amigo de Luke aceptó que lo engañara? Diablos, ansiaba saber más. —Sí, Lacey, eres una cualquiera.

Me reí ante su tan directo comentario, ya que todo el mundo parecía saberlo excepto Luke.

—Lo que sea, Lacey. Adiós.

Mixtape #1, lado A {lrh} // EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora