#11 - Don't Stop

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Desperté el lunes por la mañana, más temprano que de costumbre. Me costaba mucho pensar en el fin de semana que acababa de vivir, ya que no podía creer todo lo que había sucedido.

Intenté hacer un análisis de la situación. Luke Hemmings me había confesado cuánto me amaba, me deseaba, había logrado expresarse gracias al alcohol y estaba segura que él pensaba haber cometido una locura. Todos los muros que había construido durante años, los había destruído en cuestión de segundos. No parecía haber vuelta atrás.

No parecía haberla porque él no quería volver atrás.

Una vez consciente, afirmó que no soportaba más lo que estaba ocurriendo. ¡Menos mal! Yo iba a desfallecer en cualquier momento como las cosas siguieran así. No iba a olvidarme de sus labios, por más que lo intentara.

Mi teléfono no dejaba de sonar ni por designio divino. Las solicitudes de amistad llovían, hasta había perdido la cuenta de cuántas llegaron en menos de dos horas. Ni hablar del domingo. Tal magnitud de solicitudes me hizo dejar el teléfono en silencio por el resto de la jornada del domingo, y el lunes parecía ir por el mismo camino.

En fin, ¿en qué estaba? Ah, sí. Entonces, justo después de decidir reintentarlo, Luke me agradeció por la hospitalidad y se regresó a su hogar. Yo me dediqué a dormir por un rato más, hasta que mi hermano llegó a casa haciendo un escándalo, suponiendo que yo no estaba allí y me había ido con Ashton. Su cara de asombro reveló que tenía un concepto equívoco mío, y tuvo que enfrentar mi enojo por el resto del día.

En cuanto a Ashton, me había mensajeado para consultarme cómo se encontraba Luke, y cómo me encontraba yo. Soltó una risa en cuanto supo que Luke estaba apenado y había prometido cambiar. "Evidentemente, eres la solución a su vida, Hails. Te admiro", concluyó, recibiendo una carita sonrojada como contestación de mi parte. Mis amigas en cambio, sólo me preguntaron cómo estaba y si estaba bien, ante haber desparecido. Yo quise comentarles todo, pero decidí que era mucho más preferible hacerlo en persona. Simplemente, no iba a lograr (ni quería) responder pregunta y contrapregunta en una conversación grupal mediante alguna red social.

Aquí viene lo importante: durante la noche, Luke salió a tocar una canción nueva. Estaba feliz, se le notaba en cada gesto, en su voz. Tuvo conflictos consigo mismo para hacer rimar "perfección" con el resto de la estrofa. "Si me quieres llevar allí, dime dónde y cuándo", agregó. Hacía silbidos mientras marcaba el ritmo de la canción. De momentos, soltaba una risita sólo porque sentía que estaba logrando su cometido. Recuerdo vagamente una frase como "se está volviendo tarde, tengo que decirte (¿o era, hacerte saber?) que todos quieren llevarte a casa ésta noche, pero encontraré la forma de..." ¿amarte? ¿llevarte primero? No, iba a ser imposible recordar. Había caído dormida en ése preciso instante.

El reloj de la cocina indicó que debía irme hacia el instituto. Tomé el teléfono antes de salir, para chequear noticias mientras caminaba: mis redes eran insaciables. Me llegaban solicitudes por doquier, me habían logrado hartar. Salí de la sesión y me coloqué los auriculares, camino a la preparatoria.

Las cosas no tardaron en complicarse apenas puse un pie en el campus.

—¡Hailey! —Corrió Anna a mi lado, logrando asustarme.

—¿Qué pasa? —Me quité mis audífonos al mismo tiempo que ellas se ponían más tensas.

—¿Puedes explicar detalladamente qué sucedió el sábado? —Me sorprendió Sasha.

—No tengo idea de qué están hablando.

Anna suspiró. —Hemos visto a Luke. —Me miró a los ojos directamente, sugiriendo algo pícaro con sus ojos, logrando ruborizarme. —Está diferente. Luce genial.

Mixtape #1, lado A {lrh} // EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora